_
_
_
_
_
España se seca

La escasez de agua acecha el futuro

La crisis climática pone a prueba la capacidad de España para gestionar y cuidar sus reservas hídricas

Un terrón infértil por la desertificación en Las Marismas del Guadalquivir a mediados de julio, donde antes se apreciaban enormes inundaciones por los cultivos de arroz.
Un terrón infértil por la desertificación en Las Marismas del Guadalquivir a mediados de julio, donde antes se apreciaban enormes inundaciones por los cultivos de arroz.EDP

La fotografía actual del agua en España desvela un panorama alarmante. Este abril ha sido el más seco de la historia en el país y julio se ha alzado como el más caluroso a escala mundial. El nivel de los embalses, que está de media a menos de la mitad de su capacidad, contrasta con la sed insaciable de un país que se resiste a reducir el consumo. Los acuíferos se contaminan y se sobreexplotan y el desierto avanza a pasos agigantados. En este escenario, el futuro de la huerta de Europa se vislumbra como el de un territorio árido y seco.

Una tercera parte del territorio sufre una sequía prolongada y el 40% se encuentra en las fases más graves de escasez, según el Ministerio de Transición Ecológica. El Gobierno analiza la posibilidad de imponer restricciones severas en algunas zonas para combatir los efectos de la sequía, un fenómeno que no es nuevo. Lo dramático es que estos episodios son cada vez más intensos. El cambio climático está imponiendo su ley. El camino para plantarle cara es cuidar y repartir mejor un recurso exiguo. Rafael Seiz, coordinador de la Política del Agua de la organización ecologista WWF, afirma que la gestión debe ser preventiva. “Tenemos que dejar de pensar en cuánto podemos gastar para empezar a medir cuánto riesgo podemos asumir”, explica.

Los españoles son conscientes del peligro, pero difieren en las soluciones: 2 de cada 10 reconocen que no hay suficiente agua, pero solo 2 de cada 10 son partidarios de disminuir el consumo, según una encuesta del Observatorio Ciudadano de la Sequía. Los ciudadanos tampoco saben quiénes gastan más, ya que solo un 31% de los encuestados cita la agricultura como el principal consumidor. Pero la realidad es que este sector se lleva un 80% del agua.

Regina Lafuente, investigadora del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y una de las autoras del sondeo, advierte de que ese desconocimiento hace más difícil solucionar el problema. “Va a ser muy complicado explicar a la gente que, para gestionar la escasez, debemos consumir menos”, afirma. Eso demuestra, añade, por qué la mayoría de los encuestados aboga por priorizar lo que queda disponible para la agricultura. “La sociedad piensa en el agua como un producto y no como un recurso natural público que tiene una función ambiental y que hay que proteger”, concluye.

Lo que opina España sobre la situación del agua

El Observatorio Ciudadano de la Sequía preguntó en una encuesta: ¿Cuál de las siguientes afirmaciones define mejor, según tu opinión, la situación del agua en España?

La poca agua que queda se pierde por una deficiente canalización, se sobreexplota o se contamina. El 40% de los acuíferos están en mal estado, de acuerdo con el Ministerio de Transición Ecológica. La mayor amenaza, como denuncian los expertos, son las 30.000 macrogranjas de cerdos que producen purines que se infiltran en la tierra hasta llegar a las reservas subterráneas.

De todo lo que se consume, solo se reutiliza el 10%. La desconfianza de llevar al grifo el agua reciclada y los altos costes para distribuirla son algunas de las barreras que han impedido que se masifique como una opción, de acuerdo con el Instituto Catalán de Investigación de Agua.

Para la agricultura, el mayor consumidor de recursos hídricos, se buscan soluciones. Las nuevas técnicas aplicadas al regadío han logrado reducir el gasto de agua por hectárea, pero el incremento de las tierras dedicadas a este tipo de cultivos va en la dirección contraria. Lo confirma Sergio Vicente, experto en hidrología ambiental e interacciones entre el clima y la actividad humana del CSIC: “El principal problema con este sistema de riego es que consume mucho, porque se ha incrementado de forma muy notable”. Ya no hay recursos suficientes para tanto regadío, como se comprueba en la comarca de la Axarquía (Málaga), la mayor productora de aguacates de Europa, donde ya se han empezado a arrancar ejemplares secos.

El golpe económico no ha tocado solo a los agricultores, sino también al bolsillo de los ciudadanos. La sequía y el cambio climático amenazan con subir aún más el precio de los alimentos, según advirtió el Fondo Monetario Internacional (FMI) a finales de julio.

La guerra del agua

Mientras, el conflicto entre regiones aumenta año tras año. La prevista reducción del trasvase Tajo-Segura por el nuevo Plan Hidrológico 2022-2027 ha originado manifestaciones de los agricultores de Murcia, Almería y Alicante, que recelan de tener menos agua disponible para sus tierras. El Gobierno argumenta que la del Tajo es la única cuenca que no tiene un caudal ecológico, es decir, un nivel mínimo para que haya vida.

Al conflicto interterritorial se suma el administrativo. La gestión del agua se reparte entre los ayuntamientos, que se encargan de la distribución y del alcantarillado; las comunidades autónomas, que manejan el saneamiento y la depuración de las residuales y aprueban la calificación de suelos para uso agrícola; y el Gobierno central, que controla las Confederaciones Hidrográficas y establece los planes especiales para afrontar las sequías.

Agricultores de varias comunidades de España protestaban, a principios de julio, frente al Ministerio de Agricultura en Madrid. Exigían ayudas económicas para enfrentar la sequía en el campo
Agricultores de varias comunidades de España protestaban, a principios de julio, frente al Ministerio de Agricultura en Madrid. Exigían ayudas económicas para enfrentar la sequía en el campoEDP

Esta planificación compartida causa a menudo choques entre Administraciones. Acaba de ocurrir en Andalucía, donde el Parlamento regional y el Ministerio de Transición Ecológica se enfrentan por la posibilidad de legalizar regadíos en las zonas colindantes al parque natural de Doñana. Organizaciones ecologistas como WWF aseguran que el proyecto esconde la intención de legalizar los pozos.

Otros parques naturales como las Tablas de Daimiel (Castilla-La Mancha) o los Arenales (Castilla y León) también están afectados por pozos ilegales, según el informe de WWF. Los últimos datos oficiales, publicados en 2006 por el Gobierno, recogen que en todo el territorio hay más de medio millón de puntos de extracción irregular. La falta de medios para controlar las extracciones ilegales, la complejidad para castigar a los responsables y las bajas sanciones económicas hacen que robar agua salga barato.

El futuro

A lo largo de dos décadas, ni el PP ni el PSOE han sido capaces de acordar cómo se debe gestionar el agua a largo plazo, ni de definir cómo afrontar la sequía sin dar volantazos cada vez que cambia la legislatura y el gobierno. Mientras tanto, la ingeniería y la ciencia buscan soluciones. En Madrid, la Universidad Autónoma investiga cómo tratar los desechos del ganado porcino para convertirlos en biocombustibles y en fertilizantes y para evitar que lleguen a las reservas subterráneas. El CSIC ha patentado un aerosol que permite que las plantas sobrevivan hasta 20 días bajo condiciones de sequía extrema.

El camino, sin embargo, no solo es buscar más agua. Cristina Narbona, exministra de Medio Ambiente (2004-2008) y presidenta del PSOE, recomienda huir del populismo hídrico. “En la campaña del 23-J vi hablar del agua como si fuera un recurso infinito, lo que me parece una extraordinaria irresponsabilidad”, comenta.

Apremia actuar. La urgencia es tal que en rincones como el municipio cordobés de Peñarroya-Pueblonuevo los ciudadanos esperan que la respuesta caiga pronto del cielo. Hace dos meses se secó totalmente el embalse de Sierra-Boyera, que abastecía al pueblo. “Nosotros nos encargamos de gestionar el agua, pero una vez que haya caído”, dice, con risa nerviosa, Pedro Escribano, el coordinador de la Confederación Hidrológica del Guadalquivir. “Lo otro lo hace San Pedro”.

Este trabajo forma parte de un especial sobre la sequía realizado por los alumnos de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Consulta aquí más información sobre el máster.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_