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España se seca

Reutilizar las aguas, la fórmula contra la escasez

La desconfianza, los altos costes y la falta de infraestructura provocan que solo se aproveche el 4% del agua depurada

El químico Miguel Martín recoge a principios de julio agua regenerada de los humedales artificiales junto a la depuradora de la urbanización Los Monasterios, (Puçol, Valencia).
El químico Miguel Martín recoge a principios de julio agua regenerada de los humedales artificiales junto a la depuradora de la urbanización Los Monasterios, (Puçol, Valencia).EDP

La escasez de agua, como el hambre, agudiza el ingenio. Un ejército de investigadores busca soluciones para aprovechar hasta la última gota en un país cada vez más sediento. Anualmente, en España se vierten en ríos y mares 10.300 hectómetros cúbicos de aguas residuales depuradas, que provienen del uso urbano e industrial, lo que equivale a todo el consumo doméstico del país durante tres años, según el Censo Nacional de Vertidos. A pesar de ser el quinto Estado del mundo que más aguas recicla, solo se reutiliza el 4%, sobre todo para la agricultura. El porcentaje podría ser más elevado si no fuera por las barreras logísticas, los altos costes y la desconfianza de los ciudadanos hacia un agua que tiene mala fama.

La población no se fía de que el agua regenerada salga por su grifo. El informe Fomento de la reutilización de las aguas residuales del Ministerio de Transición Ecológica (Miteco), elaborado en 2020, cita la “desconfianza en las aguas regeneradas” como uno de los motivos que limitan su uso. El secretario de la Asociación Española de Reutilización Sostenible del Agua, Juan Manuel Ortega, señala que en ocasiones las aguas que salen de las regeneradoras son “de mejor calidad” que las admitidas para el uso potable, y que la falta de confianza de los ciudadanos se debe a que “no se publicitan los logros que se consiguen”.

Uno de estos éxitos es que en España ya se alimentan ríos con agua regenerada. El caso más evidente es el del Llobregat (Barcelona), a cuyo cauce se inyectan aguas reutilizadas que suponen una quinta parte de su caudal. Esto ha permitido reducir el suministro procedente de los embalses catalanes, que a finales de julio se encontraban al 28% de su capacidad, según la Agencia Catalana del Agua. Además, el agua vertida en el Llobregat cumple una doble función: mantener el caudal ecológico mínimo y asegurar el suministro para la potabilizadora de Sant Joan Despí. Una vez purificada, el agua vuelve al grifo de los hogares barceloneses. Este es un ejemplo de potabilización indirecta, ya que el real decreto de reutilización del agua 2007 prohíbe que pase directamente a las plantas potabilizadoras.

La desconfianza en las aguas regeneradas no es tan acentuada en el sector agrícola, que es su principal receptor, con un 69%. Un porcentaje que aumenta en las comunidades donde la escasez hace estragos. En Murcia, por ejemplo, se reutilizaron en 2022 el 98% de las aguas depuradas, según la Entidad de Saneamiento y Depuración de la Región de Murcia. De los 532 hectómetros cúbicos que se reutilizan al año en España, el 23% va a parar a los campos murcianos.

El agua regenerada es más barata de producir que la de las desaladoras y causa menos impactos y desequilibrios territoriales que los trasvases, según el informe del Ministerio de Transición Ecológica. Su precio de producción es de 0,38 euros el metro cúbico, mientras que el agua desalada tiene un coste de entre 60 céntimos y un euro, según un informe del Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas.

Sin embargo, el investigador del Instituto Catalán de Investigación de Agua Wolfgang Gernjak explica que el precio final del agua regenerada se ve “impactado” por la necesidad de construir sistemas para su distribución. “El agua desalada se puede mezclar directamente con el agua potable y llevarla por las vías convencionales, mientras que para la regenerada son necesarias otras redes de abastecimiento que la hacen más costosa”, cuenta Gernjak.

Otro problema que encarece el agua regenerada es que el consumidor, y no los responsables de la contaminación del agua, está obligado a pagar los costes del proceso. Para revertirlo, el Gobierno propone en un informe seguir el principio de “quien contamina, paga”, una tesis que también aparece en la Directiva de la Unión Europea sobre el tratamiento de aguas urbanas. Esta norma se está actualizando, ya que los nuevos contaminantes de las industrias obligan a las depuradoras a pagar por sistemas de tratamiento más avanzados que encarecen el precio. Gernjak explica que con este posible cambio los usuarios finales solo tendrán que pagar el transporte, una opción “económicamente factible”.

Reutilizar también pasa por mejorar las infraestructuras. De las 3.000 depuradoras que hay en España, el 27% permite la regeneración de aguas. El gran problema es que la mayoría de las plantas que reciben el agua en zonas donde residen menos de 5.000 personas carecen de la financiación suficiente y muchas veces realizan tratamientos que no bastan para retirar todos los contaminantes. Esto se traduce en problemas medioambientales, como admite el Plan Nacional de Depuración, Saneamiento, Eficiencia, Ahorro y Reutilización (Plan DSEAR, 2020).

Miguel Martín coloca las muestras de los humedales artificiales, mientras su compañera Carmen Hernández toma datos en el agua la urbanización Los Monasterios (Puçol Valencia), a principios de julio.
Miguel Martín coloca las muestras de los humedales artificiales, mientras su compañera Carmen Hernández toma datos en el agua la urbanización Los Monasterios (Puçol Valencia), a principios de julio.EDP

ReNaturWat desarrolla en Valencia dos proyectos pilotos financiados por la Unión Europea, uno en la localidad de Carrícola (100 habitantes) y otro en Los Monasterios (1.000 habitantes), con el objetivo de demostrar que son una alternativa factible para dar un tratamiento extra al agua que sale de las depuradoras que reciben menos volumen.

El químico de la Universidad Politécnica de Valencia Miguel Martín explica, junto a un estanque cargado de algas en la urbanización Los Monasterios (Puçol, Valencia), qué ocurre cuando un caudal ecológico recibe aguas en mal estado. “¿Ves ese estanque? Es el mar Menor [Murcia] en 2021″. El exceso de nutrientes como el fósforo o el nitrógeno en las aguas es uno de los problemas que provocó la muerte de miles de peces en las playas murcianas.

Al lado de este mar Menor en miniatura está un estanque de aguas cristalinas pobladas de eneas, juncos y carrizo. La idea consiste en recoger el agua de las depuradoras para pasarlas por humedales artificiales bajo los que se coloca fango de potabilizadora, que se considera un residuo. Las plantas acuáticas y los lodos simulan un humedal natural y son capaces de reducir hasta en un 75% la cantidad de fósforo, según las últimas muestras tomadas a principios de julio.

Entrar en la planta de tratamiento de aguas de Los Monasterios es como acceder a un jardín. El beneficio es doble. “Con los humedales artificiales no solo creas un ecosistema junto a las depuradoras, sino que incluso puedes usar esa agua para regenerar el medio ambiente”, sentencia Martín.

Este trabajo forma parte de un especial sobre la sequía realizado por los alumnos de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Consulta aquí más información sobre el máster.

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