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España se seca

El 2% de españoles gasta el 80% del agua

Las técnicas agrícolas se modernizan en un país cada vez más seco

Un campo de regadío en la localidad andaluza de Rota, el pasado julio.
Un campo de regadío en la localidad andaluza de Rota, el pasado julio.EDP

El agua escasea en España, pero los que la gastan son muy pocos. En un país donde 934.100 personas se dedican al sector primario, según datos oficiales, el 80,4% del agua se usa en la agricultura. Menos del 2% de la población consume 8 de cada 10 litros disponibles, mientras que el uso doméstico representa el 15,6%. Los mayores consumidores son las comunidades que más superficie de regadío tienen: Andalucía, Castilla-La Mancha, Castilla y León y Aragón, según cifras del Ministerio de Agricultura publicadas en 2021. La eficiencia y modernización de los sistemas de riego, explican los expertos, será clave para el futuro de una España más seca cada año.

Al ser un país con clima mediterráneo, es “normal” que un porcentaje tan elevado del agua se use en el regadío, asegura Ignasi Servià, ingeniero especialista en regadío del Colegio de Ingenieros Agrónomos de Cataluña. Cuando las lluvias son escasas, como ocurre en el sur de Europa, regar es la única forma de aportar a las plantas el agua que no llega del cielo. El problema, sostiene Servià, es que existe una superficie importante de España en la que los sistemas de riego no son eficientes, ya que carecen de la modernización y digitalización necesarias en sequía. Por eso, hay una importante pérdida de agua por evaporación, un fenómeno que favorece la desertificación y la extenuación de los ríos, los acuíferos y los humedales.

Un tercio de las tierras de regadío en España se encuentra en Andalucía, que sufre una sequía “muy complicada”, según Erika González, coordinadora del área de Agua de Ecologistas en Acción. No obstante, esa región es una de las comunidades que utiliza sistemas más eficientes para regar. El 42,5% son de aplicación directa del líquido a la planta y tienen una eficiencia del 90%, es decir, que 9 de cada 10 litros los absorben directamente los cultivos.

Aún así, el consumo de agua en Andalucía, sobre todo en la agricultura, es tan elevado que los depósitos y las presas no son suficientes. Los embalses andaluces están “exhaustos” y “es muy probable que se den cortes de agua de abastecimiento a final de verano”, advierte González.

Las empresas de agricultura intensiva y las macrogranjas son las que más agua consumen. González explica que estas dos actividades tienen gran presencia en la Región de Murcia, otra de las zonas más secas en la que los agricultores han modernizado sus sistemas de riego para mejorar la eficiencia. La comunidad se ha convertido en líder en “la agricultura de la precisión”, según Miguel Ángel Cámara, catedrático de química agrícola de la Universidad de Murcia y exalcalde de la capital de la región.

Un tractor rueda por una finca en Lleida (Cataluña), el pasado abril.
Un tractor rueda por una finca en Lleida (Cataluña), el pasado abril. Gianluca Battista

Desde los años ochenta, Murcia ha pasado de usar mayoritariamente regadíos de inundación —los menos eficientes—, a tener uno de los sistemas de riego más avanzados de España, asegura el catedrático. A través de una colaboración público-privada, la comunidad ha logrado digitalizar gran parte de sus parcelas. Cámara lo llama “agricultura inteligente”.

Los regadíos utilizan sensores que miden la humedad del suelo y establecen cuándo hay que regar y cuánta agua necesita una planta para poder producir alimentos en las condiciones secas de Murcia, explica Cámara: “Aquí no se gestiona el agua, sino la escasez de agua”. La tecnología se ha implementado también en otras regiones del sur como Almería y Alicante, afirma el catedrático. Esta técnica limita la pérdida de agua y la contaminación de acuíferos.

El modelo de regadío murciano representa el futuro de la agricultura española, según Cámara. El problema, explica Servià, es que debido al elevado precio de la tecnología, que puede tener un coste de más de 10.000 euros por hectárea, muchas explotaciones no la pueden pagar y, por ello, no tienen acceso a un riego eficiente: “Tal como está evolucionando la economía agraria, cada vez es más difícil para los pequeños agricultores”, añade.

Mientras en Murcia se han encontrado soluciones para cultivar pese a la escasez de agua, en Cataluña, otra región fuertemente afectada por la sequía, la modernización no ha llegado aún. Además de la falta de precipitaciones en la comunidad autónoma, se han reducido las aportaciones de primavera por el deshielo en los últimos años. Más de la mitad de los glaciares de los Pirineos han desaparecido desde 1983, según datos del Observatorio Pirenaico de Cambio Climático.

La falta de agua para los cultivos llegó de repente en Cataluña, afirma Servià: “Hasta el momento había suficiente agua para la agricultura, pero la realidad ha cambiado rápidamente debido al cambio climático”. La comunidad autónoma ya no puede garantizar el suministro y no se ha adaptado todavía a su nueva realidad. El 45,37% de los regadíos de esta región son de inundación, según datos de la Generalitat de Cataluña, y “los agricultores lo sufren”, lamenta el ingeniero.

La FAO, Organización para la Agricultura y la Alimentación de la ONU, prevé que habrá que producir un 50% más de comida en 2050 para poder alimentar a la creciente población global. Ante la amenaza de una España cada vez más seca, los expertos argumentan que la mejor opción consiste en optimizar los sistemas avanzados de riego. “España tiene que pasarse totalmente al regadío digitalizado”, sentencia Cámara. “Este país está a la cabeza de la innovación. Ya exportamos la tecnología. Es hora de que la apliquemos”.

Este trabajo forma parte de un especial sobre la sequía realizado por los alumnos de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Consulta aquí más información sobre el máster.

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