Los 50 mejores discos de 2023
Los críticos de música de EL PAÍS escogen sus álbumes favoritos del año en todos los estilos
POP-ROCK INTERNACIONAL
Y el disco del año... es de 2022
Por Xavi Sancho
Para muchos medios internacionales, el mejor disco de 2023 es uno que salió en diciembre de 2022. Desde que la edición estadounidense de la revista Rolling Stone nombró el London Calling de The Clash como mejor álbum de los ochenta no se veía tamaña trampa al solitario. En aquel caso, la excusa fue que el álbum de los de Joe Strummer se había editado en Reino Unido el 14 de diciembre de 1979, pero en EE UU este no había visto la luz hasta enero de 1980. Y no existía Amazon. En el caso de este año, el SOS de SZA se editó el 9 de diciembre de 2022 en todo el mundo, un mundo en el que hay Spotify y Amazon. Aquella misma mañana de viernes invernal, cualquier ciudadano podía escuchar el disco de la estadounidense, incluso mientras hacía cola en Doña Manolita o en San Ginés. ¿Por qué, pues, tantos medios consideran ese largo como el mejor de 2023? Pues porque todos ya habían publicado entonces sus listas de lo mejor de 2022 y, para desgracia de muchos de ellos, 2023 no trajo nada mejor.
Más allá del debate sobre si es lícito o no adaptar el calendario a las necesidades editoriales, lo cierto es que este ha sido un año bien flojo, tanto que sus mejores discos no solo pertenecen a diciembre de 2022 —cuando también lanzó largo la rapera Little Simz, que también podría encabezar lo mejor de este año—, sino también al arranque de 2023. Muchos creen que el siglo XX acaba en el 11-S. 2022 no acabó hasta febrero de 2023. Durante la primera quincena de ese mes salieron a la venta Desire, I Want to Turn Into You, de Caroline Polachek, y Heavy Heavy de Young Fathers. La exlíder de Chairlift entregaba una obra descomunal de pop contemporáneo con todo lo bueno y nuevo que se le supone al pop cuando alcanza la que debería ser su única ambición: ser contemporáneo. Mientras, los escoceses expandían su ya original sonido, que juega con todo lo que es adyacente al hip hop sin serlo del todo, sumándole elementos new wave y post punk, además de coros infantiles. Como los violines, jamás sobran los coros infantiles.
Lo cierto es que 2023 será recordado como el año en que el mundo se puso a cantar rancheras y demás estilos del regional mexicano. La gran estrella del asunto fue, obviamente Peso Pluma, pero a nivel artístico quienes llevaron el género a terrenos más sorprendentes y hasta la fecha no explorados fueron Carín León en Colmillo de leche y, sobre todo, Natanael Cano con su apabullante Nata Montana. La confirmación triunfal de estos artistas amplió el repertorio de armas a manos de la música en español para seguir su proceso de dominación mundial. Y mientras Tainy repasaba y actualizaba el reguetón —al que ya toca sacudirle los pelos del gato de la camiseta blanca y del tanga—, el puertorriqueño Eduardo Cabra, ex Calle 13, lanzaba Martínez, una obra ambiciosa en la que le daba un repaso —expansivo y extensivo— a la música latina en el mismo estilo que lo llevan haciendo durante años a los sonidos negros Beyoncé o Sudan Archives. [Posdata: este texto se ha escrito el 9 de diciembre de 2023 con la esperanza de que a Frank Ocean o a Rihanna no se les ocurra lanzar su esperadísimo disco en los 22 días que quedan de año].
Caroline Polachek
Perpetual Novice
El mejor disco de 2023 contiene la mejor canción de 2021, porque todo en esta neoyorquina es elástico. Pop cubista, electrónica abstracta, aires de medievales, ritmos marciales y dejes latinos. La nueva Kate Bush entregaba a principios de año una obra ambiciosa en el que abandonaba todo atisbo de timidez para presentarse expansiva y nítida, pero sin renunciar a esa forma de entender el pop tan suya en la que Madonna puede encontrarse con varios ismos del siglo XXI. En la era en que todo lo intelectual suena sospechoso, Polachek se echa unos bailes con Bertold Brecht.
Young Fathers
Ninja Tune
Desde su aparición hace ya una década, estos escoceses han ido encadenando discos brillantes. La ventaja de crear un sonido tan rico y personal es que, si lo sabes manejar con cuidado, te da para expandirte sin quebrarte, incluso para repetirte sin aburrir. En Heavy Heavy sigue intacta su forma tan peculiar de entender el hip hop, estilo que siempre rodean y nunca atacan, pero suman elementos postpunk y new wave para entregar la que tal vez sea su más lograda colección de canciones.
Natanael Cano
La R Records
Con solo 22 años, Natanael Cano es el rey de corrido tumbado, una de las voces más prístinas del nuevo regional mexicano, acaso el estilo que más ha crecido, en lo creativo y en lo comercial, este 2023. En este largo, el de Hermosillo, icono desde la adolescencia, se rodea de nombres clave de este sorprendente y excitante movimiento mexicano que ha llevado hacia el corrido a tipos que eran raperos o que, al menos, tienen aspectos de haberlo sido, como su amigo y gran totem popular del asunto, Peso Pluma. En la portada y en el título, homenaje a Tony Montana, protagonista de Scarface.
Sufjan Stevens
Asthmatic Kitty
La soledad y el final. Dos cosas que son muy malas cuando no se eligen, pero que son tremendamente liberadoras cuando son fruto de una decisión. Alrededor de estos dos conceptos se arma el sonido y el discurso de este apabullante largo del músico estadounidense. Con sus delicados arpegios y las más sólidas melodías que ha escrito en mucho tiempo, Javelin es un susurro y un grito ahogado que discurre superándose canción a canción. Liberado de losas conceptuales y alambicadas propuestas que hacían que algunos de sus largos a veces parecieran un mero juego, este álbum enamora. Por estos temas desfilan desde Harry Nilson hasta Nick Drake.
Nation of Language
PIAS
El tercer largo de este combo de Brooklyn ha sido producido por Nick Millhiser, de LCD Soundystem. Su presencia es clave para expandir el sonido de un grupo que, hasta hoy, era mucho más disfrutable que interesante. Su propuesta alrededor del synth pop ochentero más frío se ve ampliada con capas y capas de sintetizadores analógicos y una mayor presencia también de guitarras y baterías tocadas por personas humanas que otorgan robustez a su hasta hoy gélido minimalismo. Lo suyo ya no es un ejercicio de estilo, sino más bien un estilo propio que ejercen con maestría.
Róisín Murphy
Ninja Tune
Unos comentarios tránsfobos no muy afortunados en su cuenta de Facebook (sí, Facebook, Róisín, icono de la electrónica del cambio de siglo, ha cumplido los 50) provocaron un terremoto en redes y hasta un amago de veto en la BBC. Muchos han optado por ni perdonar ni olvidar, y solo eso explica que este, tal vez el mejor disco de una carrera que apenas tiene fallos, no haya entrado en casi ninguna lista de lo mejor del año. Aquí no somos rencorosos, solo selectivos con quienes merecen una segunda oportunidad. Alejado de sus flirteos con el italodisco y más cerca de la experimentación de Ruby blue, pero añadiendo capas y capas de estilos dispares, este Hit Parade es una apabullante colección de buenas ideas y giros sorprendentes. La labor de Dj Koze a la producción es impecable.
Black Country New Road
Ninja Tune
Pocos días antes de lanzar su segundo disco, el cantante y líder de este joven, numeroso y disfuncional combo británico, abandonó la banda. Aquel Ants From Up There terminó siendo uno de los mejores álbumes de 2022. Un disco zombi que seguía andando mientras sus autores ya habían desaparecido, pensamos muchos. Nada más lejos de la realidad. El grupo se reinventó repartiendo las tareas vocales entre distintos miembros y en primavera de este año, confirmando que aquí nada es normal, se publicaba este disco en directo compuesto solo por nuevos temas escritos tras la marcha del antiguo y amado líder. El resultado no solo esta a la altura, sino que en muchos casos supera lo publicado hasta la fecha por estos genios del pop alambicado, orquestal y dislocado. Entre John Cale, Regina Spektor y Television. Fabuloso.
Wilco
dBpm Records
Otra banda zombi. Wilco, tras una década de cuerpo presente, recuperaron a finales del verano su alma. Y lo hicieron de la mano de su mejor colección de canciones en tres lustros y de la producción de Cate Le Bon. La galesa conocía la banda a través de su padre. Este dato explica casi a la perfección por qué ha salido esta aventura tan bien. Diez temas, concretos, bien escritos y mejor producidos, que recuperan aquella idea de Radiohead del Medio Oeste con la que sedujeron a toda una generación en los años del cambio de siglo.
Cabra
La Casa del Sombrero
El ex Calle 13 presenta un ambicioso proyecto en el cual hace un recorrido por los sonidos latinos de la mano de Rodrigo Cuevas, De La Guetto o Vicente García. Hay rumba, hay baile funk y hay pambiche. Pero también electrónica, hip hop o incluso ambient jazz. Con atención a cada detalle y construido con mimo extremo, este álbum funciona como respuesta latina a todos esos discos que, recogiendo el legado de Prince, repasan y fusionan el legado de los sonidos negros de diferentes épocas y códigos postales. También lo hace como recordatorio de que en el mainstream de la música en español, aunque pequeño, aún hay un espacio para propuestas más arriesgadas y experimentales.
Boygenius
Interscope
El supergrupo formado por Julien Baker, Phoebe Bridgers y Lucy Dacus publicaba a principios de año este largo de debut, en el que las tres compositoras se convertían en un verdadero grupo, y no solo en una asociación musical en la que se iban pasando el micro. Aunque la personalidad de quien más ha contribuido a cada tema queda clara en prácticamente todos los cortes, lo cierto es que The Record es el exitoso fruto de sumar los talentos de tres de las más interesantes voces del folk y el rock independiente americano actual. El disco llega a sitios a los que solo podían llegar juntas, tanto su faceta más folk de susurro como en sus pasajes más musculosos. En la época en la que ya apenas hay grupos, este largo nos recuerda que, en compañía, casi todo sabe mejor.
POP-ROCK NACIONAL
Y a última hora llegó el mejor Robe
Por Carlos Marcos
Llegó a última hora, cuando ya se cerraba el año, el 15 de diciembre; él, como siempre, a su bola. Y triunfó. El cuarto trabajo en solitario de Robe Iniesta, Se nos lleva el aire, es el mejor disco español de rock del año. Un trabajo inaudito en la época donde manda el estímulo breve: 10 canciones con la mitad de ellas sobrepasando los seis minutos. La joya del disco es la más extensa, El poder del arte, que se marcha a los 9:09 minutos y donde cuenta el único asidero posible para el tránsito terrenal: el arte. “Tal vez, si pudiera hablarte de si fuera cierto que el poder del arte bien nos pudiera salvar de una vida inerte, de una vida triste, de una mala muerte”, canta. Iniesta ofrece una de sus mejores producciones de letras y una dureza en las músicas para reivindicar el rock, ese estilo que hoy se ha convertido casi en marginal.
El artista ha conseguido, además, reinventarse y hacer olvidar (al menos un poco) a la banda que fundó, Extremoduro. El extremeño, de 61 años, aparece acompañado en esta lista de los mejores del talento joven. Los dos integrantes de La Plazuela, los granadinos que responden a los apodos de El Indio y El Nitro, tienen 25 años; Travis Birds nació en Madrid hace 32 años; la canaria Valeria Castro cuenta 24 y el andaluz Dellafuente, 31. Artistas brillantes recién llegados (La Plazuela y Valeria Castro), o con un recorrido relativamente corto (Travis Birds y Dellafuente). El pop-rock grabado aquí refulge con propuestas de nuevos creadores y eso no puede ser más saludable. Ocurre también que funcionan desde un concepto mestizo, mirando hacia dentro (la riqueza cultural española) y desde una actitud absolutamente desprejuiciada. Gente joven volando sin ataduras hasta donde la inspiración los lleve.
Robe Iniesta
El Dromedario Records
Qué suerte tener a Robe Iniesta por aquí y en buena forma. Qué gozada comprobar que sigue una trayectoria ajena a absolutamente todo lo que le rodea, grabando discos de una hora, intrincados, densos, apasionantes. En Se nos lleva el aire surge en varias ocasiones el concepto de volar, un anhelo que tiene mucho que ver con desaparecer porque, ya que no se puede arreglar este mundo con metástasis, lo más inteligente es apelar a la levedad: mejor alzar el vuelo que despeñarse. Los densos desarrollos instrumentales se mantienen, con solos (incluso en una misma pieza) de hasta tres instrumentos: guitarra, teclados y violín, un instrumento que ya ha hecho marca de su proyecto en solitario. Pero no son solo letras soberbias, sino cómo las canta Robe, jugando con las entonaciones siempre justas, precisas, en el momento adecuado. Si hay que ponerse cafre, ningún problema; si la canción pide ternura, el de Plasencia también trae un saco repleto. Lo que decimos: qué fortuna que este hombre ande por aquí…
La Plazuela
Universal
“Venga, a la calle, a tomar viento”, espeta una madre a sus hijos, “cuando el viento se va y llega la primavera”. Así empieza este disco portentoso, edificante, jaranero y reivindicable hasta el último de sus 37 minutos. En la calle, en las plazas de Granada, en los bares de El Realejo, es donde estos dos veinteañeros (Manuel Hidalgo El Indio y Luis Abril El Nitro) han encontrado la inspiración. Su primer trabajo ofrece una imparable rave rumbera con letras que expresan el orgullo de ser jóvenes con hambre de nuevas experiencias y que reivindican por encima de todo su ciudad, Granada. Como si Nile Rodgers se pasase por el Albaicín, como si The Prodigy se juntase con Manzanita, como si Los Chichos experimentasen con el autotune. Esa locura maravillosa es Roneo Funk Club, el mejor disco español del año.
Travis Birds
Calaverita Records
No existen fisuras en este Perro deseo: voz personalísima y flexible, letras inteligentes y músicas variadas. Lo que ya apuntó la madrileña en su anterior trabajo, La costa de los mosquitos (2021), se confirma con este álbum dedicado a los deseos, algunos de ellos surgidos de lo más turbio de nuestro ser. Ella se atreve a exponerlos. Se podría citar, para orientar, a Robe Iniesta, Amparanoia o Albert Pla, pero lo mejor es quedarnos con Travis Birds, una artista con un universo intransferible al que da gusto tener acceso.
Dellafuente
Maas
Hagamos caso al propio Dellafuente y digamos que lo suyo es “música folklórica atemporal”. Las costuras del género urbano las ha destrozado hace tiempo y este Lágrimas pa otro día confirma que lo suyo viaja muy por delante. Pellizca su voz andaluza incluso cuando le imprime autotune; sus letras sobre sentimientos encontrados, traiciones y desconfianza en el mundo moderno recuerdan a los mejores escribanos del sur, y sus músicas no conocen fronteras, porque aquí hay bossa, salsa, reggae, corridos, rumbas… Todo sonando excitantemente actual. Solo hay en este disco una mala noticia: que solo dura 20 minutos.
Valeria Castro
Autoeditado
¿Puede una cantante llegar a una plenitud vocal que aúne técnica y emoción con solo 24 años? Valeria Castro lo constata. Lo que venga a partir de ahora solo lo sabe ella. Este es el primer disco largo de la artista canaria, que ejerce de ello en temas de reivindicación terruña como Raíz o Un hogar, esta última surgida tras los destrozos de las lenguas de lava de la erupción del volcán Tajogaite, en La Palma, su tierra. “Como voy a saberlo si no canto lo que siento”, entona en el vibrante Lo que siento, el lema de esta mujer que no se deja nada en cada palabra que sale de su garganta: la pasión interpretativa al servicio de la música tradicional arrimada a los tiempos de hoy.
HIP HOP, ‘R&B’ Y ELECTRÓNICA
Más acordes y armonías, menos géneros y escenas
Por Beatriz G. Aranda
En contra de lo que algunos sugieren, la música actual no está adormecida. Ni mucho menos. De hecho, los mejores discos publicados en 2023 presuponen un grado de sofisticación rítmica apabullante. Hablamos, por ejemplo, de los hi-hats enloquecidos en el EP conjunto que sacaron en primavera los gamberros sonoros Hudson Mohawke y Nikki Hair. O de los paisajes pastoriles totalmente digitalizados en el último gran disco de James Holden. O del maximalismo del hip-hop telúrico de JPEGMafia y Danni Brown, juntos o por separado. Sin olvidar, la mezcolanza de géneros en el espléndido Ugly de Slowthai o los experimentos ambient de Laurel Halo.
Además de aventuras sonoras, queda claro que el streaming ha anulado el tiempo en 2023: los artistas hacen discos con técnicas de grabación de los setenta, cajas de ritmos que se usaban en los ochenta o con el sintetizador que en los noventa definió el acid house, el Roland TB-303. Todos los géneros y sonidos se mezclan unos con otros, haciendo que compositores, intérpretes, productores y oyentes se interesen más en notas, acordes, armonías, instrumentos, que en géneros o escenas. Yves Tumor, Young Nudy, Densel Curry, Burna Boy, Kali Malone, Kelela, Loraine James, Sofia Kourtesis, Amaarae, Kassem Mosse, Sampha… Todos estos artistas han entregado discos sensacionales dentro del hip hop, el R&B o la electrónica que proponen una historia de la música no lineal en géneros que, desde hace algunas décadas, son el caldo de cultivo de las nuevas vanguardias musicales. Y luego está el triunfo de la psicodelia vocal. En la canción Scary The Hoes, del disco conjunto de los raperos JPEGMafia y Danni Brown, encontramos estos versos: “¿Cómo se supone que vamos a ganar dinero con esta mierda?”, protesta JPEGmafia. “¿Dónde está el autotune?”, se queja Brown, haciendo referencia al elemento que más ha marcado la música reciente. Lo confirma Kit Mackintosh en el libro Gritos de Neón (Caja Negra, 2022): la música siempre simula el futuro que nos espera. Una idea que enuncia con el concepto de “futuromanía” y que vincula a la vanguardia vocal que ha traído consigo el uso del vocoder del año 2010 en adelante. Hablamos, claro, de la colisión entre la tecnología digital y el mundo real, que ya es imparable.
Everything But The Girl
Buzzin’ Fly / Virgin
El regreso del dúo británico tras 25 años de silencio no decepciona: sonando contemporáneos, pero manteniendo ese gusto por la melodía y la emoción, el undécimo disco de Ben Watt y Tracey Thorn, con un nuevo registro de voz de notas bajas, es un envidiable ejercicio de electrónica emotiva con elementos de géneros urbanos de los últimos 20 años: de Burial a Bicep, pasando por James Blake o DJ Seinfield. Meses después de publicarse, siguen frescos momentos memorables: el groove pesado de Nothing Left to Lose; el deje de balada clásica en Run A Red Light, la electrónica fantasmal de When You Mess UP y los samples retorcidos en Lost. Tienen 61 años, pero suenan más jóvenes que nunca.
Amaarae
Interscope
El globalismo tiene en la música una de las sus caras más dulces: los artistas de hoy afrontan la creación sin entender de compartimentos estancos, como una única línea de tiempo. Fuera nostalgia; adiós prejuicios. Ama Serwah Genfi creció entre Ghana y Atlanta, y este año, con su segundo disco, se ha consagrado como una de las referencias del R&B. Producciones rítmicas que buscan la sensualidad, mirando de cerca a Timbaland, y estrujando el nihilismo del trap. La voz dulce y juguetona de Amaarae hace el resto. Un fan comentaba que Amaarae es todo lo que Janelle Monáe quiso y no pudo. Ahí queda eso.
Danni Brown y JPEGMafia
AWAL Recordings
Un disco tan radical, frenético y adictivo solo podría salir de dos mentes al límite (y de dos fans del sonido industrial de Throbbing Gristle). Lleno de disonancias, giros, distorsiones, riffs de guitarra deformados, crujidos y samplers (encuentra el estribillo de Milkshake de Kelis, si tienes valor), la unión de estos dos raperos, cada uno con un estilo particular, es un verdadero éxito de rap radical e inconformista. Y, de paso, tiene los mejores versos de arranque de un disco en 2023 (“Primero, vete a la mierda, Elon Musk…”, canta JPEGMafia), además de la trilogía definitiva sobre rap intoxicado: Fentanyl Tester, Burfict y Where Ya Get Ya Coke From.
Sofia Kourtesis
Ninja Tune
El álbum de debut de la productora peruana afincada en Berlín no deja de recibir parabienes en todo el mundo. Se trata de un disco luminoso donde brillan los ritmos de baile y las canciones que mezclan versos en inglés y castellano, como Si te portas bonito, un sugerente tema de estilo house balearic. Aunque el track del disco del que más se habla y que más escuchas acumula en Spotify es Estación Esperanza, donde tras una pista de audio con voces sacadas de una manifestación en Lima contra la homofobia, escuchamos a Manu Chao cantando eso de “¿Qué horas son, mi corazón?”. Una de las colaboraciones del año.
Slowthai
Method Records / Universal
Con Ugly, el británico Tyron Frampton aka Slowthai quiere demostrar un compromiso absoluto con su manera cruda y abierta de entender la música. De hecho, celebró el lanzamiento del disco tatuándose el título en la cara. Tras lograr el número 1 en el Reino Unido en 2021 con su anterior obra, su regreso este año es una noticia excelente. Ritmos deformes y electrónica ruidosa, visten un disco que se aleja del hip hop sencillo para abrazar un estilo más punky y árido. El mejor ejemplo es Feel Good, apenas dos minutos con un ritmo marcial que recuerda a los mágicos Gang of Four.
REEDICIONES
Lo que haya, lo que quepa, lo que se venda
Por Diego A. Manrique
Una paradoja. En tiempos catastróficos para la música en soportes físicos, las compañías establecidas vuelven a mostrar sus habilidades para hacer discos atractivos. Ha encogido la red de tiendas, que no han gozado de una protección especial por parte de la gran industria, tres gigantes que han decidido que quedan muchos nichos rentables. Huecos que antes eran explotados por disqueras especializadas, que todavía siguen activas aunque con un terreno cada vez más restringido.Las pequeñas tienen problemas hasta para abastecerse: las multinacionales, que prescindieron de sus propias fábricas de vinilo, y ahora copan mucha de la producción. Pero mejor olvidar tales disputas para acercarnos a la lógica de las actuales reediciones. Por ejemplo, la debilidad por las fechas redondas: los 25, 40 o 50 años de la publicación de una obra o la defunción del creador. Así que se agradecen los lanzamientos que prescinden de la fatalidad cronológica, como las maquetas de Stax o la colección de no-éxitos de Nancy Sinatra.
Respecto al contenido, las tres reglas: lo que haya, lo que quepa, lo que acepte el mercado. La versión Super Deluxe de Diamonds and Pearls suma 7 discos, gracias a la formidable laboriosidad de Prince, que almacenaba las grabaciones desechadas, los directos y las diferentes variaciones sobre las canciones publicadas (ampliaciones maxi para las pistas, reducciones para la radio). Otra opción es la recopilación comisariada —disculpen el palabro— por el propio artista. Abundan las antologías de The Kinks, pero ahora sale The Journey, dos discos dobles donde Ray Davies ordena su repertorio de los sesenta y primeros setenta según sus peripecias personales, desde la juventud (“hallando una identidad y una chica”) a las crisis (“buscando la inocencia perdida”). Apena que las notas sean tan cicateras: se mencionan los estudios que usaron pero no al productor, el formidable Shel Talmy, todavía vivo.
Neil Young
Reprise
Nunca es tarde para arrepentirse. En 1977, Neil Young preparó esta colección de aire acústico, salpimentada por algunas canciones ceñudas, hechas con Crazy Horse. Predominaba el ambiente sobre el sonido: en el exquisito Will to love surgen unos chasquidos que —audio verité— resultan provenir de unos troncos que ardían en su rancho. Con Powderfinger, Like a hurricane o Pocahontas, el repertorio figura entre lo más afilado de su cancionero de los setenta. Tanto que Young lo fue troceando y distribuyendo en álbumes posteriores, a veces en nuevas versiones. En su forma original, Chrome Dreams tiene el encanto de un concierto confidencial.
VV. AA.
Craft
La estructura industrial de las discográficas clásicas obligaba a que, junto a las figuras que cantaban o tocaban, se juntara a compositores que proporcionaban material. Estajanovistas que funcionaban con maquetas, cintas que circulaban entre los artistas y que terminaban almacenadas en la editorial responsable de su explotación. Esta colección de 146 espléndidos temas oscuros del sello Stax ofrece tanto grabaciones caseras como tomas rápidas en el estudio, generalmente nunca publicadas. El foco está en Mack Rice, Bettye Crutcher, Homer Banks y otros nombres habituales en la letra pequeña. Mención especial para Carla Thomas, siempre dispuesta a cantar ocurrencias ajenas.
REM
Craft
En 1997, REM se quedó sin su baterista, Bill Berry. Su disco siguiente daba primacía a los teclados y los ritmos programados, permitiendo observar a un grupo en el delicado proceso de reinventarse, mientras despejaban parte de la niebla que les rodeaba (por primera vez, incluían las letras de sus canciones). Hay una mayor fragilidad en la voz de Michael Stipe, aunque resulta plenamente reconocible por detalles como su continuada fascinación por Leonard Cohen (que debió quedarse desconcertado al descubrirse como coautor del tema Hope). La presente edición, como es obligado, incluye directos, videos y mezclas para audiófilos.
Nancy Sinatra
Light in the Attic
Según cuenta la Historia Oficial, la creatividad musical en Los Ángeles se desplazó, a partir de los años hippies, a las montañas de Laurel Canyon o Topanga Canyon. Un espejismo, claro: la maquinaria de fabricar pop comercial seguía a pleno funcionamiento en la zona baja de la ciudad, dinamizada por formidables profesionales sin fantasías contraculturales. Lo de la hija-sexy-de-Frank fue un maravilloso invento concebido a medias entre ella y el resbaladizo vividor Lee Hazelwood, que —como revela este cajón de sastre— se intentó alargar con otros productores de colmillos afilados tipo Jimmy Bowen, Snuff Garrett o Mickie Most.
Tina Turner
Parlophone
La crónica de una tenaz metamorfosis, a través de las caras A de 55 discos sencillos publicados de 1975 al presente año. Mientras Tina Turner se alejaba de las garras de Ike Turner, su marido y descubridor, iba refinando su imagen de rockera terremoto, facturando a la vez producciones aptas para las radio-fórmulas. Lo que incluía tanto recreaciones de antiguos éxitos como duetos, desde vocalistas italianos (Eros Ramazzoti, Elisa) a admiradores del rock como Bowie, Clapton o Rod Stewart. Esto también tenía su precio: desaparecieron las canciones firmadas por Tina, como aquellos retratos femeninos que publicaba durante los años setenta.
JAZZ
Huérfanos de referentes
Por Yahvé M. de la Cavada
Cada año, el jazz corre riesgo de definirse mejor a partir de los pilares fundacionales que va perdiendo que de los nuevos mimbres que anuncian un futuro sólido. El género está muy vivo, pero también fragmentado, y quizá no puede ser de otra forma con una música que, para evolucionar, necesita apelar a cierto individualismo y a una negativa rotunda a dejarse encasillar a medida que se aleja de lo revisionista y autorreferencial, tendencias que ocupan gran parte de la actividad discográfica, brindando obras interesantes pero que poco aportan a la historia.
Aunque hay artistas que siguen creando música excitante y abriendo camino, 2023 queda como un año en el que se desmoronó una parte importante de la historia del jazz, con la muerte de varias figuras referenciales, activas hasta el último momento, que servían de enlace entre el pasado dorado y un presente al que seguían aportando mucho. Perder a Wayne Shorter, Ahmad Jamal, Peter Brötzmann, Tony Bennett y Carla Bley en solo 12 meses deja un paisaje huérfano de referentes capitales en muy diferentes estilos y escenas. Aparte de los que encabezan nuestra selección y de importantes rescates discográficos con inéditos de John Coltrane, Bill Evans, Ahmad Jamal o Mulgrew Miller, los álbumes publicados este año por artistas como Anna Webber, Rodrigo Amado, James Brandon Lewis, Tyshawn Sorey, Angelika Niescier, Christian McBride, Ken Vandermark, Aruán Ortiz, Brad Mehldau o veteranos como Henry Threadgill, John Scofield, Henri Texier o Joe Lovano, garantizan que, aunque desde lo minoritario, el jazz siga generando música relevante y memorable. Y no es menos en nuestro país, con la deliciosa relectura de la tradición del portentoso Joan Mar Sauqué, la consolidación del trío de Liba Villavecchia o la imparable ascensión de Xavi Torres, entre muchos otros que han dejado huella en la producción discográfica del año.
Kris Davis
Pyroclastic
Si este es o no el mejor disco del año es, por supuesto, discutible. Lo que es seguro es que pocos álbumes representan de forma tan categórica la actualidad más contemporánea del jazz en 2023. La pianista lleva años siendo buque insignia de lo más avanzado del género, y con este directo en el mítico club neoyorquino, acompañada por un grupo excepcional (el guitarrista Julian Lage, la artista electrónica Val Jeanty, el contrabajista Trevor Dunn y la baterista Terri Lyne Carrington) firma una auténtica obra maestra en la que lleva todo el bagaje musical de su generación (y a Sun Ra, Geri Allen, Messiaen y Stockhausen, entre otros) a la primera línea del jazz del siglo XXI.
Matana Roberts
Constellation
Este podría ser el disco del año, algo que ha ocurrido con cada uno de los volúmenes de esta obra en construcción que la saxofonista y compositora Matana Roberts inició en 2011. Pero, lo que está claro, es que Coin Coin es el proyecto más importante del jazz afroamericano en lo que llevamos de siglo. Aunque repleta de influencias y sonidos muy dispares, la nueva entrega es una de las más jazzísticas de la saga, y su tema central, la historia de una antepasada de Roberts que falleció por un aborto ilegal, aporta cierta crudeza e intimidad al álbum sin renunciar a la enorme expresividad que siempre contiene la música de la saxofonista.
Kenny Barron
Artwork
En su primera grabación a piano solo en más de 40 años, el octogenario pianista vuelve a revelarse como el principal y más legítimo representante actual de la tradición en el instrumento. Barron es a su generación lo que fueron Oscar Peterson, Hank Jones o su adorado Tommy Flanagan a las suyas, y este álbum es extraordinario de principio a fin, sin duda uno de las mejores de su carrera. Barron toca con la vitalidad y la garra de un veinteañero, y con la sapiencia y profundidad del maestro que es. La música suena clásica, pero no manida: todo aquí es elocuencia y excelencia interpretativa.
Sylvie Courvoisier
Intakt
El que podría ser el supergrupo del año surge de este proyecto de la pianista y compositora suiza, en el que reúne a Wadada Leo Smith y Nate Wooley, dos trompetistas extraordinarios provenientes de diferentes generaciones, con luminarias como Christian Fennesz, Drew Gress y Kenny Wollesen. A través de seis largas composiciones, Courvoisier despliega una paleta de fascinantes texturas acústicas, en una obra muy reflexiva en la que el sonido es tan importante como las notas elegidas por cada intérprete. Aunque la presencia de Wadada es dominante y su influencia más que clara, impera la personalidad de la compositora y el álbum marca un hito, tanto en su carrera como en el jazz de 2023.
Fire! Orchestra
Rune Grammofon
La orquesta surgida a partir del colosal trío Fire! liderado por el prodigio saxofonista sueco Mats Gustafsson publica su obra más ambiciosa: una suite de casi dos horas, interpretada por una vasta formación que alcanza la cuarentena de músicos entre quienes figuran algunos de los solistas más brillantes de la escena europea, y mezclada por el ínclito productor Jim O’Rourke. La fiereza de sus primeras grabaciones puede parecer atemperada, pero Echoes enseguida se revela como un artefacto más complejo y redondo, punto culminante de un proyecto que, después de una trayectoria intachable, muestra la madurez de las más importantes formaciones grandes de la historia del jazz europeo.
MÚSICAS DEL MUNDO
Piloña, nueva capital de la galaxia
Por Javier Losilla
¿Cuántas Piloña hay en el mundo? Incontables, si tomamos ese topónimo como paradigma de creación contemporánea partiendo del folclore. Piloña (Asturias) es donde Rodrigo Cuevas crea sus artefactos sonoros, sus manuales de cortejo y romería; esas canciones que conectan lo ancestral con el futuro, las raíces con las puntas. Cuevas es hoy la cabeza más visible, que no la única pensante, de lo que sin prevenciones taxonómicas podemos llamar la world music española del siglo XXI. Se puede disentir de esa afirmación, claro, pero no negar el hecho de las llamadas músicas del mundo son la combinación de lo antiguo y lo moderno. En Piloña y en Kinshasa. Justo aquí, en la capital de la República Democrática del Congo, Love Lokombe, uno de los fundadores de Kokoko, tiene novedades: estrena formación, Ngwaka Son Système, que recupera el espíritu de ruido y furia iniciales de su antigua banda, y está a punto de editar primer disco. África. En el norte del continente, concretamente en Rabat (Marruecos), el festival Visa For Music ha celebrado este año su décimo aniversario. O sea, una década abriendo fronteras musicales hacia Europa. Franco-Marroquí es el dúo Aïta mon Amour, y argelino-marroquí, la pareja Benzine (que reformula el raï), dos formaciones a las que hay que seguirles la pista. Por otra parte, en los Balcanes hemos escuchado al mejor Goran Bregovic de los últimos tiempos. Además, Mon Laferte y Sofía Rei entre otras artistas, y el documental Semilla del son, de Santiago Auserón, nos han conectado con América Latina y el sexto continente (el Caribe). En esa zona del planeta se practica mucho el perreo, término que la RAE ha incluido en el Diccionario este 2023, mientras el bolero, nacido en el mismo rincón del mundo, era declarado por la Unesco patrimonio inmaterial de la humanidad.
Mon Laferte
Universal
“Te quiero como en Buenos aires, metiéndome los dedos en el salón de baile”. Mon Laferte transita del erotismo al feminismo, pasando por los amores inclementes. Lo hace en Autopoiética, adjetivación del término autopoiesis, expresión que describe la capacidad de un sistema molecular para reproducirse y mantenerse por sí mismo. Laferte ha titulado así su nuevo álbum y, de paso, a sí misma. Dice que es un disco de renacimiento, pero ella está en transformación constante. La novedad reside en que estamos ante un trabajo armado con pocos instrumentos y mucha tecnología, pero la clave no está tanto en los medios como en los fines. Y estos revisan desde el trip-hop al reguetón, pasando por la cumbia y el tango electrónicos, el bolero feroz, una rompedora revisión de Casta Diva y un guiño a Björk en la pieza cantada en inglés, Mew Shiny.
Rodrigo Cuevas
Sony
Este perturbador ejemplar de la periferia es la punta de lanza del folclore reformulado. Satisfecha su vena más radical con Manual de cortejo y saciada con sus poderosos e hiperbólicos directos su necesidad de ser la reina de las raves, Rodrigo Cuevas ha optado en Manual de romería por una apuesta de perfil más sobrio, pero no menos brillante, compartiendo la producción con Eduardo Cabra (el Visitante de Calle 13), que también aporta instrumentaciones varias. Es un trabajo en el que, en general, la sutileza prima sobre lo evidente. Pero hay más: aún continuando con la fórmula de crear con letras y músicas tradicionales llevadas a su terreno, ahora este romero de tacón y cuerpo al aire ofrece muestras más abundantes de su desafío como letrista y compositor.
Faizal Mostrixx
Glitterbeat
Músico, bailarín y coreógrafo, el ugandés Faizal Mostrixx oferta en Mutations (Glitterbeat) una muestra agitadora de la nueva electrónica confeccionada en África oriental, todo un cóctel armado con patrones musicales locales y de otros lugares del continente, dub, dowtempo, amapiano (la variedad sudafricana del house) y otros meneos electro. Mostrixx le llama a eso afrofuturismo; o sea, “Una forma de describir el encuentro entre lo electrónico y lo tribal. Se trata de traer el pasado al presente y luego imaginar cómo podría expresarse en el futuro”. Colaboraciones de diverso pelaje (desde Giovanni Kiyingi hasta una señora que trabaja en un restaurante y canta a capella) transitan por esta mutación, perturbador reflejo del tiempo convulsamente presente.
Goran Bregovic
Universal
Goran Bregović es el epítome del lenguaje musical de los Balcanes. Diríase que con The Belly Button of The World busca recuperar su reconocimiento como compositor, algo desmejorado tras años de giras de bodas y funerales y de discos sacados de la máquina del reciclaje. Es un álbum grabado con Orquesta Sinfónica, un sexteto de voces masculinas y la Wedding And Funeral Orchestra, con el que regresa al ecumenismo con tres piezas con la religión como fondo: A Christian Tale, A Jewish Tale y A Muslim Tale. El listado de pistas del disco de completa con la pieza que le da título y A Moment of Melancholy. El conjunto es un compendio de ceremonia y fiesta, contraste entre las voces femeninas y masculinas, ruptura de la línea rítmica, mezcla de pop, aires balcánicos y banda sonora.
Fatoumata Diawara
Montuno / Wagram
En su gozosa búsqueda de un lenguaje musical propio que combine sin lugares comunes tradición subsahariana y ritmos transculturados de la negritud, Fatoumata Diawara (compositora, cantante, instrumentista y actriz) ha logrado en London Ko (de Londres y Bamako) una de sus mejores síntesis. Damon Albarn (Blur y Gorillaz) comparte con ella la autoría y la producción de algunas canciones, y con él participan en el álbum la norteamericana Angie Stone, el pianista cubano Roberto Fonseca, la intérprete nigeriana de afro-pop Yemi Alade, y el rapero ghanés M.anifest. Dakan, con guitarras escuela Amadou y Mariam, y Maya, con sabor góspel, se acercan a la modernidad clásica africana. El grueso del disco es una elocuente apuesta por un código sonoro que rompa patrones sin que Diawara sacrifique su identidad ni su compromiso.
EXPERIMENTAL
Extraordinarias autoras y el regreso de los japoneses goat (jp)
Por Álex Sánchez
El listado de discos en composición contemporánea escritos y/o interpretados por mujeres vuelve a ser un hilo conductor central en la lista de mejores trabajos de 2023: Ellen Arkbro (Sounds While Waiting), Sarah Davachi (Long Gradus), Catherine Lamb (Parallaxis Forma), Catherine Christer Hennix (Solo for Tamburium) o Lea Bertucci (Of Shadows and Substance) sirven como sólido y diverso ejemplo de ello. Hive Mind Records se ha convertido en sello referente en el campo de las músicas del mundo a través de discos como el de Yara Asmar (Synth Waltzes and Accordion Laments) o Vumbi Dekula (Congo Guitar). Y de infalible se podría tildar ya el catálogo de lanzamientos, mezcla de novedades, reediciones y grabaciones de archivo, de los sellos australianos Black Truffle y Room40: cualquiera de sus nuevas ediciones merece una escucha atenta; vanguardia de alcance más allá de géneros.
Matana Roberts (Coin Coin Chapter Five: In the Garden), Irreversible Entanglements (Protect Your Light) y Nate Wooley (Four Experiments) mantienen el pulso del jazz como música arriesgada y libre. Carl Stone (Electronic Music from 1972 – 2022), John Fahey (Proofs and Refutations), Arthur Russell (Picture of Bunny Rabbit) y el recopilatorio de varios artistas The NID Tapes: Electronic Music from India 1969 – 1972 copan un posible podio de las nuevas ediciones de archivo. Moritz Von Oswald (Silencio) y Shackleton, con hasta cinco nuevos y heterogéneos trabajos, marcan el paso de la electrónica más avanzada y desprejuiciada. Mientras, los sellos Urpa i Musell y Hegoa hacen lo propio en la escena nacional: poca producción, pero de extraordinaria factura. La vuelta del sin par combo japonés goat (jp) (Joy in Fear) tras ocho años desde su anterior lanzamiento es en sí misma motivo de celebración, pero han firmado, además, un rotundo e inclasificable disco del año.
goat (jp)
NAKID
El power combo instrumental (guitarra, bajo, batería, saxo, percusiones, flauta) de Osaka construye en Joy in Fear un universo absolutamente único que contiene elementos de jazz espiritual, percusión repetitiva e hipnótica y rock de vanguardia made in Japan. Rítmicos, libres, abstractos, radicales y amables, todo ello al mismo tiempo. Krautrock, motivos melódicos que se construyen y deconstruyen con asombrosa fragilidad, variedad estilística apabullante y aun así compactos, sobrios, destilados. Por inclasificables, directos y extrañamente bellos en sus jams sincopadas se les vota aquí como disco del año.
Lea Bertucci
Cibachrome Editions
Teórica, activista, compositora y saxofonista, Lea Bertucci es una de las personalidades más clarividentes activas en la composición contemporánea de nuestros días. Of Shadow and Substance consta de tres largas composiciones para cuerdas, harpa, percusión y electrónica. Afinados en just intonation (entonación pura) los instrumentos interactúan conformando evocadoras amalgamas en las que las variaciones mínimas de timbres, tonos y texturas viajan de lo abstracto a lo concreto, del silencio al ruido, de lo ancestral a lo radicalmente contemporáneo para completar una escucha que siempre pide más: atención, apertura, nuevas escuchas. ¿Pauline Oliveros, Éliane Radigue, Annea Lockwood? Hay una sólida y extraordinaria sucesora aquí.
Ustad Zia Mohiuddin Dagar
Black Truffle
Miembro de la histórica saga de los Dagar, Ustad Zia Mohiuddin (1929-1990) fue un destacado intérprete de rudra veena en la tradición Dhrupad (música clásica indostánica del norte de la India), de la que es considerado un profundo conocedor, innovador y responsable del resurgimiento del interés y estudio de la misma de los años sesenta del siglo XX hasta nuestros días. Inédita hasta la fecha, la grabación realizada en el Festival Dhrupad Samaroh en 1982 incluye las cuatro secciones del raga Yaman Kalian (raga nocturno) interpretadas con profundo dominio del tiempo, las variaciones microtonales, la improvisación y la melodía por uno de los maestros recientes del instrumento.
Moritz Von Oswald
Tresor
Nobleza obliga. Miembro, padrino e inventor de múltiples encarnaciones del techno y el techno-dub berlinés desde sus inicios a principios de los noventa, Moritz Von Oswald es una figura clave para entender el nacimiento y evolución de la música de baile más sesuda del siglo XX y lo que llevamos del XXI. En Silencio, reflexión sonora sobre el coro en su versión humana vs su versión sintética, conjuga con sorprendentes resultados dark-ambient, música de inspiración minimalista, cambios de volumen y timbre, canto coral y sintetizadores; de Lee Scratch Perry a György Ligeti. Obra mayor en la discografía de un músico que sigue marcando época.
VV. AA.
The State51 Conspiracy
Supervisado en parte por el pianista y compositor norteamericano David Tudor, el estudio de grabación del National Institute of Design de Ahmedabad fue central en el desarrollo de la música electrónica india en los tres años que se mantuvo en activo. Se presentan aquí 19 piezas inéditas de compositores indios desconocidos hasta la fecha. Las grabaciones de I.S. Mathur, Gita Sarabhai, S.C. Sharma, Jinraj Joshipura y Atul Desai incluyen experimentos con cinta magnética, llamadas a la música tradicional india, grabaciones de campo y una innegable e interesantísima influencia de los compositores de la Escuela de Nueva York.
FLAMENCO
De la tradición a la renovación por la palabra
Por Fermín Lobatón
No es un fenómeno nuevo. Junto a la rica tradición oral, que ha sido dominante, la lírica del flamenco se ha nutrido también de las aportaciones de artistas que fueron grandes creadores de letras para el cante. Este arte nunca ha dejado de renovarse y lo sigue haciendo de manera notable. No son pocos los cantaores y cantaoras contemporáneos que componen e interpretan sus propios versos. La relación podría ser larga, así que valga como ejemplo el cantaor Israel Fernández, que lo hace de una manera curiosamente conceptual, con grabaciones que tienen unidad temática. Una legítima forma de renovar y refrescar la tradición y, de paso, ganar nuevos y jóvenes públicos para un cante que, en directo, goza de un gran momento de atención: llena auditorios y está presentes en múltiples festivales, y no solo flamencos. La edición de discos es, nunca mejor dicho, otro cantar. En un panorama donde la autoedición es predominante, sorprende el caso de otro cantaor, Sebastián Cruz, que, con inspiración en la música barroca y poemas de Lope de Vega, ha publicado su último trabajo en una prestigiosa firma alemana.
La guitarra de concierto no deja de dar muestras de creatividad, aunque de una forma casi marginal: ajena a los grandes públicos, pero muy atendida por sus aficionados. Con un grupo afianzado de guitarristas que sigue aportando grabaciones (Niño Josele, Bolita, José Carlos Gómez…), los relevos se suceden de forma imparable: tras la consolidación de los llamados millenials del toque, una nueva generación, que podríamos denominar zeta, reclama la atención con un nutrido grupo de veinteañeros ya muy demandados. Entre ellos, encontramos a Alejandro Hurtado, que el pasado año publicó un primer trabajo de homenaje a los maestros Ramón Montoya y Manolo de Huelva, y que en el presente ha presentado sus propias composiciones en disco.
Israel Fernández
Universal
En su nuevo disco el joven cantaor vuelve a firmar la mayoría de las letras y, con ellas, realiza una poética vindicación de su etnia gitana a través de su propia familia. Bajo esa unidad temática acomete con verdad y honestidad una amplia variedad de cantes que van del martinete a los cantes de Levante, serrana, una rumba de acentos jerezanos, tangos, fandangos y unas bulerías muy comprometidas. Repite sociedad con el tocaor Diego del Morao e introduce arreglos electrónicos de la mano de Pional que, en el caso de la estremecedora soleá, le otorgan intensidad y profundidad.
Alejandro Hurtado
Autoeditado
El título de la obra no es casual: resume la intención de la obra, porque aquí es sinónimo del filtro por el que este guitarrista alicantino, estudioso, tanto de la guitarra clásica española como de la flamenca de concierto, criba todas las enseñanzas de los maestros para volcarlas en un producto propio, con composiciones que recorren el repertorio del género con mayor exigencia de virtuosismo: taranta, farruca, granaína, zapateado… Hurtado las afronta con una asombrosa naturalidad, técnicamente impecable, que huye del efectismo para buscar la profundidad. Una suerte de neoclasicismo, que persigue sonoridades pasadas para mostrarnos una obra del tiempo presente.
Sebastián Cruz
Winter&Winter
La música barroca, de la que el cantaor se enamoró, inspira esta obra que se compone de estilos flamencos, en los que Cruz está más que acreditado. En su interpretación los tiñe de una musicalidad especial, una modulación que les otorga un eco antiguo. En una suerte de viaje al Siglo de Oro, los cantes recurren a versos de Lope de Vega y se rodean de unas atmósferas y texturas idóneas para el propósito, diseñadas por el guitarrista Raúl Cantizano. Sus acompañantes, Juan M. Jiménez, Antonio Moreno y Marco Serrato, resultan imprescindibles en la labor.
José Carlos Gómez
Autoeditado
El Dios del título del disco no es otro que Paco de Lucía, paisano del guitarrista. Con formato de disco-libro, contiene textos y fotos que exponen la relación personal que Gómez mantuvo con él. Las composiciones recorren hitos esenciales de la vida del artista con un tono predominantemente elegíaco. Se puede seguir su biografía por cada uno de los cortes o bien abstraernos de ello y escuchar una obra que sobrevuela su intención conceptual para convertirse en un hermoso disco de guitarra.
Cristian de Moret
Autoeditado
De Moret aborda un proyecto complejo en esta su segunda grabación. El flamenco vuelve a estar en el eje, pero él lo presenta envuelto por una amplia muestra de géneros —rock, funk, blues, psicodelia…— e instrumentaciones: guitarras eléctricas y acústicas o programaciones electrónicas. El resultado es intenso, potente y, evidentemente, rompedor, con su voz flamenquísima como contraste. Él se autoproduce, toca prácticamente todos los instrumentos y conjuga letras propias con otras tradicionales. Los estilos flamencos van desde la soleá, la taranta o las alegrías a la rumba, la guajira o la milonga, siempre tratados de mestiza manera.
CLÁSICA
Zdenka, no Zdenko
Por Luis Gago
Una vez recuperado plenamente el pulso de la vida concertística a los niveles previos a la pandemia, la música clásica parece plácidamente instalada de nuevo en sus rutinas, que quizá no sean las mejores garantes de una saludable supervivencia a largo plazo. Rutinario y aburrido fue como pocas veces el Concierto de Año Nuevo de la Filarmónica de Viena, dirigida esta vez –gris sobre gris– por Franz Welser-Möst. Dentro de unos días cogerá su testigo –y cuesta augurar sorpresa alguna– Christian Thielemann, uno de los grandes nombres de 2023 por haber sido elegido el sucesor de Daniel Barenboim en la Staatsoper de Berlín, una decisión no por esperada menos descorazonadora. Y es la ópera, como casi siempre, la que ha deparado mayores emociones y suscitado más controversias, desde la Tosca de Rafael Villalobos en el Liceo barcelonés hasta el Rigoletto de Miguel del Arco que puede seguir viéndose estos días en el Teatro Real de Madrid, al que parecen haberle salido defensores y detractores casi por igual por haber escorado su trama hacia una de las mayores lacras que sufre casi a diario nuestra sociedad: la violencia indiscriminada contra las mujeres. Siempre es bueno que la ópera –da igual su antigüedad– no se aleje del mundo real, por doloroso que sea sentir el bisturí abriéndonos las carnes. Otro tema candente –la salud mental– salió a relucir en el prodigioso montaje de Wozzeck de Simon McBurney en el Festival de Aix-en-Provence, donde pudo también admirarse la nueva maravilla operística de George Benjamin, Picture a day like this. Pero los mejores momentos de 2023 fueron quizá los minutos previos a que Zdenka, lejos de las miradas de casi todos, revelara su feminidad en la extraordinaria Arabella de Christof Loy en el Teatro Real: sutileza psicológica y talento escénico pueden con todo.
Gosswin
Le Miroir de Musique
Ricercar
No hay discos más deseables que los que nos revelan música completamente desconocida, como la de este Anthonius Gosswin, del que solo los más avezados tendrían noticia. Baptiste Romain, un fidulista excepcional que se mueve habitualmente con extraordinaria desenvoltura y dominio estilístico en repertorios medievales, da el salto ahora a las últimas décadas del siglo XVI y, empuñando un violín renacentista, nos convence sin asomo de duda de que Gosswin, del que sabíamos poco más que su condición de discípulo del gran Orlande de Lassus, es un notabilísimo compositor. Se vale para ello de secciones de misas, de motetes, de madrigales y de piezas instrumentales, un prodigio multilingüe de calidad: muchos nombres señeros de la música renacentista habrían firmado con gusto, por ejemplo, el motete Laetatus sum, el Sanctus de la Missa ferialis o el madrigal Eolo crudel come turbasti l’onde. Romain se ha rodeado de un soberbio grupo de cantantes e instrumentistas, perfectamente elegido, pero es él quien opera el milagro tocando, concertando y decidiendo como saben hacerlo únicamente los más grandes.
Varios
Vox Luminis
Ricercar
Aunque parece que Vox Luminis ya ha dejado de ser el de los mejores tiempos —y así ha quedado (tristemente) de manifiesto en su reciente gira por España—, en su último proyecto discográfico se respiran aún muchas de las esencias que lo han convertido en el grupo de música antigua más interesante de los últimos años. El punto de partida es una pequeña gran ocurrencia: imaginar Ein deutsches Requiem de Brahms como si hubiera sido escrito dos siglos antes, con textos bíblicos idénticos, o muy similares, y con músicas de compositores en su mayor parte apenas conocidos, excepción hecha de Johann Hermann Schein (extraordinario su Wie lieblich sind deine Wohnungen) y Andreas Hammerschmidt, al que ahora valoramos mucho más gracias precisamente al disco monográfico (Ach Jesus stirbt) que le dedicó Vox Luminis en 2020. Ein deutsches Barockrequiem es el complemento perfecto de sus Musikalische Exequien de Schütz (la grabación discográfica que los encumbró), con una visión de la muerte y sus circunstancias muy alejada de la tan familiar para nosotros de la misa de difuntos católica. Un acierto pleno, lleno de hondura, de músicas ignotas y de invitaciones a la reflexión.
Bach
Benjamin Alard
Harmonia Mundi
Maria Barbara, la primera mujer de Johann Sebastian Bach, es el elemento unificador de la octava entrega de la integral discográfica de las obras para teclado del compositor alemán que nos está regalando Benjamin Alard con regularidad y calidad asombrosas. Una vez más, abundan las sorpresas en la construcción del programa, o discurso programático, como varias transcripciones de las sonatas y partitas para violín solo nacidas en los años de Köthen, donde Bach concentró todo su talento en la composición de música instrumental. Las llamadas Suites francesas suenan contextualizadas entre piezas de François Couperin, creando así una fraternidad natural y casi necesaria entre unas y otras. Todo ello tocado en un clavicordio (con pedalero añadido) y en un prodigioso clave original de Couchet/Blanchet conservado en el Museo de Instrumentos de Provins. Arte, sensibilidad e inteligencia en su máxima expresión.
Haydn
Cuarteto Chiaroscuro
BIS
Cuatro instrumentistas aún jóvenes, tres mujeres y un hombre, de cuatro países diferentes (el segundo violín, Pablo Hernán Benedí, español) conforman el que es sin duda el mejor cuarteto de cuerda actual de cuantos tocan con instrumentos de época y criterios interpretativos históricos. Como es natural, la Primera Escuela de Viena constituye el eje de su repertorio y poco a poco han ido dando forma a una discografía de absoluta referencia para quien quiera escuchar las decenas de obras maestras de Haydn, Mozart y Beethoven tocadas con sonoridades, golpes de arco, dinámicas y articulaciones mucho más cercanas a las que debieron de conocer sus autores. Después de concluir la grabación de esa suerte de alfa y omega del Haydn cuartetístico maduro que son su op. 20 y su op. 76, ahora nos regalan una primera entrega de la op. 33, una colección que el propio Haydn consideró escrita de un modo nuevo y especial. Tocadas así estas obras, sin un solo exceso, pero con todo su humor y su frescura de inventiva, es imposible no suscribir sus palabras.
Nadia y Lili Boulanger
Varios intérpretes
Harmonia Mundi
Nadia Boulanger murió con 92 años; su hermana Lili, con 24. Ambas dan nombre ahora a una plaza de París, junto a la casa donde vivieron, y todo lo que se hizo realidad en la larga carrera —sobre todo como pedagoga— de Nadia quedó truncado tras la muerte de Lili, cuando su extraordinario talento no había hecho más que empezar a aflorar. La hermana mayor renegó de sus composiciones juveniles, pero las 38 mélodies que se recogen en esta integral revelan a una compositora hipersensible, a medio camino entre Fauré y Debussy, con solidísimos fundamentos técnicos (llama la atención la frecuencia de los ostinati en sus acompañamientos pianísticos) y una perfecta comprensión de los textos poéticos. Pero el ciclo Clairières dans le ciel de Lili, la hermana pequeña, habita un mundo estilístico más personal, más visionario, más sorprendente, aunque Les Heures claires (compuesto por Nadia junto con el pianista Raoul Pugno) es pródigo también en pequeñas maravillas. Cantantes franceses (Lucile Richardot y Stéphane Degout), como no podía ser de otra manera, y la excelente soprano portuguesa Raquel Camarinha cargan con gran parte del peso interpretativo de tres discos ya inesquivables para sumergirse en la “immense tristesse” del universo Boulanger.
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