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Lo nuevo de Yo La Tengo, Karol G, Young Fathers y otros discos recomendados

Los críticos musicales de ‘Babelia’ seleccionan los álbumes más destacados de las últimas semanas

Ira Kaplan, James McNew y Georgia Hubley, integrantes de Yo la Tengo.
Ira Kaplan, James McNew y Georgia Hubley, integrantes de Yo la Tengo.

Intensidad sin dramas

Por Iñigo López Palacios
Portada de 'This Stupid World ', de Yo la Tengo

Yo La Tengo

This Stupid World 
Matador / Popstock!

En 2012 se publicó Big Day Coming: Yo La Tengo y el auge del indie rock, un libro del periodista Jesse Jarnow que contaba la historia del grupo. No era un volumen especialmente apasionante. De hecho, el autor se centraba en lo que ocurrió alrededor de ellos (clubes, otras bandas, fanzines, sellos, emisoras, tiendas de discos…) porque la trayectoria del grupo de Hoboken (Nueva Jersey) no da precisamente para una película de Netflix. Ni sexo, ni drogas ni dramas. Lo que les ha pasado en 40 años de carrera cabría en un lunes por la mañana cualquiera de Mötley Crüe.

Todo esto no es para nada malo, simplemente es sorprendente en un mundo en el que los traumitas son el combustible creativo más habitual. Más aún porque han conseguido que esa vida rutinaria, como de funcionario, sea el centro de su obra y nos hace tan felices como a ellos saber que todo sigue igual. Pongamos un ejemplo de su último disco, una auténtica maravilla, el mejor que han publicado en una década. La deliciosa ‘Apology Letter’ (carta de disculpa) es exactamente lo que indica el nombre: alguien que se disculpa después de una discusión. Una de esas broncas de pareja que han empezado porque te han pillado y has sido incapaz de reconocerlo a tiempo: “Me equivoqué. / Lo supe de inmediato, pero me hice el despistado. / Ese truco nunca funciona. / Tardé demasiado. / Y entonces me enfadé porque tú te enfadaste. / Otra de mis encantadoras manías”. La canta Ira Kaplan (en el grupo, los tres son vocalistas), así que suponemos, sin pruebas, que fue él quien se equivocó, y que la destinataria es su esposa, Georgia Hubley. Son ya 17 discos en cuatro décadas y los conocemos como si fueran de la familia. Ira, guitarra, y Georgia, batería, fundaron el grupo cuando eran novios, en 1985. Llevaban ya cinco años casados cuando James, bajista, se unió al grupo en 1992 y esa formación ha permanecido inalterable hasta ahora.

La forma más sencilla de explicar This Stupid World es que es un gran disco de Yo la Tengo. Es decir, es un gran disco, así de simple

A los seguidores de Yo La Tengo sus discos nos resultan reconfortantes. “Poner un disco de Yo La Tengo y encender la calefacción cuando toca es la misma cosa. Se está a gustito ahí dentro”, me decía un amigo. Tampoco nos engañemos, no son Céline Dion; cuando quieren meter ruido, meten mucho ruido. Alguien los llamó “la banda ruidosa más silenciosa del mundo y viceversa”. Pero sus seguidores son gente a la que no le importa que un disco empiece con una canción de siete minutos y medio de los que tres son guitarras distorsionadas. Y son más de lo que parece a priori. Se los reconoce desde el primer acorde porque han conseguido ser un estilo en sí mismo, y, sin presumir de su influencia, gran parte de lo que han creado se reconoce en los grupos de la nueva ola pospunk. Lo que es lógico: Yo La Tengo fueron en sus comienzos un grupo de pospunk tardío, luego digirieron ese estilo hasta hacerlo suyo y ahora vuelve gracias a músicos que lo han asimilado de ellos. La forma más sencilla de explicar This Stupid World es que es un gran disco de Yo La Tengo. Es decir, es un gran disco, así de simple.


Serán inevitables mañana

Por Xavi Sancho
Portada de 'Heavy heavy', de  Young Fathers

Young Fathers 

Heavy Heavy
Ninja Tune / PIAS

Se cumple casi una década desde que irrumpieron en el panorama con su disco de debut, Dead, ganaran el Mercury Music Prize y nos convencieran de que la idea de un grupo de hip hop escocés no era tan rara ni tan mala. Ahora, tras cinco años de parón desde su celebrado tercer largo, Cocoa Sugar, el trío vuelve con otro disco que confirma su infalibilidad. Sin que esto parezca que se hace de menos su capacidad para construir temas adhesivos, sorprendentes y, cuando no novedosos, sí originales, lo que confirma este álbum es que tienen la poción del éxito artístico.

Su concepto tal vez no sea el más elástico, pero es tan atractivo y tan seductor que solo necesitan acometer ligeras variaciones sobre él para mantener el interés. La gente guapa se opera para ser bella, la gente bella se opera para seguir viva. Y esto último es un poco lo que hacen aquí los escoceses: chutarle algo de bótox a su hip hop, dubstep, ska, pop y, una vez tonificado el concepto, escribir sobre esa superficie ya no rugosa canciones tan buenas como las de antes. Esto queda más que evidente en cortes como ‘I Saw’, que se abandona a la new wave y a aquel sonido lleno de contaminación atmosférica que definió el norte de Gran Bretaña entre finales de los setenta y principios de los ochenta. En ‘Shoot Me Down’, en cambio, lo que hacen es expandirse a ellos mismos, abrazar sus manierismos y, en vez de combatirlos, bailar con los ojos cerrados sobre ellos.

Young Fathers son festivos e introspectivos, pero como son muy buenos, incluso cuando se ponen circunspectos parece que lo están celebrando. De todos los potajes que han definido la evolución musical del siglo XXI, el suyo es uno de los que mejor y más natural saben. Su cruce de estilos no está creado desde la fricción sino desde la caricia, y para cada elemento disonante, ellos hallan tres consonantes que suavizan la transición. Heavy Heavy son solo 32 minutos, pero vale por mucho más. Ahora y mañana. Porque se les puede ignorar hoy, pero da la sensación de que serán inevitables mañana.


La complejidad de las relaciones

Por Beatriz G. Aranda
Portada de 'Raven', de Kelela

Kelela 

Raven
Warp / Music As Usual

El sello británico Warp siempre ha sabido moverse con inteligencia en este mundo líquido al que la tecnología ha ido dando forma. Un nuevo ejemplo es su apoyo a la estadounidense Kelela, compositora de alma rhythm and blues y querencias electrónicas, nueva encarnación del tradicional papel de la mujer negra en la música dance, que publica su segundo disco, un trabajo sobre la complejidad de las relaciones. De las 15 canciones destacan ‘Missed Call’, con su adictiva melodía sobre ritmos rotos, y ‘Divorce’, balada con sintetizadores atmosféricos y unas voces sensacionales, que además reflejan perfectamente los dos extremos entre los que fluctúa el álbum.


Disparos en todas las direcciones

Por Laura Fernández
Portada de 'Cracker Island', de Gorillaz

Gorillaz

Cracker Island
Parlophone / Warner

El octavo álbum de la banda de Damon Albarn y Jamie Hewlett dispara sonidos en todas direcciones. Lo demuestran sus habituales cameos, empezando por Stevie Nicks (Fleetwood Mac), en un corte, ‘Oli’, que espolvorea con algo de aquello que hizo mítico a su exbanda. El art pop de Gorillaz parece más en forma que nunca, a ratos luminoso y machacón (‘Skinny Ape’), sofisticadamente cool (‘Silent Running’), tristón y noventero (‘Possession Island’) o caribeño: sí, con ‘Tormenta’, y vía Bad Bunny, Gorillaz dan un paso al frente en el mismísimo alt reggaeton. Y, sin embargo, el flow del tema que da título al álbum permanece imbatible. Es el epicentro de un disco que afianza un proyecto tan cambiante y moldeable que no puede no encajar en el presente.


Del último revolcón al fin de la relación

Por Carlos Marcos
Portada de 'Mañana será bonito', de Karol G

Karol G 

Mañana será bonito
Universal Latino

Más allá de su pelotazo con Shakira, el nuevo trabajo de Karol G muestra variadas fortalezas. Seguramente es el disco más compacto de la colombiana, a lo que contribuye que el hilo conductor es la superación de una ruptura sentimental. Las letras tratan las fases que acompañan el fin de una relación: el reproche, el último revolcón, el nuevo amor, la negativa a intentarlo de nuevo. El reguetón que Karol G confecciona es suave, sin estridencias, gracias a una voz clara y personal. Se escuchan ritmos mexicanos, pop, electrónica refinada o cadencias jamaicanas. Es un disco con el que se perrea y que también puede gustar a los que se resisten a este omnipresente estilo. Karol G es distinta, incluso cuando hace lo de todo el mundo.


Flamenco de puertas abiertas

Por Fermín Lobatón
Portada de 'Flamenco Etxea 2', de José  L. Montón y Gorka Hermosa

José L. Montón y Gorka Hermosa 

Flamenco Etxea 2
Cozy Time

Once años después, la casa (etxea) flamenca mantiene sus puertas abiertas y amplía habitaciones para recibir nuevos visitantes, que portan sus instrumentos y cultura. La guitarra flamenca de Montón y el acordeón vasco de Hermosa ejercen con llamativa naturalidad de generosos anfitriones para una diversidad de composiciones, a las que integran en un universo propio. Más que de fusión, estamos ante una pacífica convivencia de músicas. La voz vasca de Jon Maia o las africanas de Piruchi Apo y Mû Mbana, las txalaparta de Oreka TX, el txistu de Garikoitz Mendizabal y la presencia de la Zumarragako Trikitixa son relevantes en sus temas, como lo es la flauta de Aracil y las voces de Sandra Carrasco y Roko en líricas composiciones de Montón.


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