Almeida cesa a su jefa de Patrimonio Mundial en plena oleada de talas de árboles por la línea 11 del metro

Lunes de cambios en el Ayuntamiento de Madrid, otra vez. La Delegada de Cultura, Marta Rivera de la Cruz, ha cesado a Carmen Rojas, la jefa de Patrimonio Mundial y difusión del Patrimonio. La noticia ha sido adelantada por la cadena SER a primera hora y confirmada por este diario de fuentes del área de Cultura. El cese de Rojas se produce en plena oleada de talas de árboles en el Paisaje de Luz, primer sitio de Madrid declarado Patrimonio Mundial por la Unesco. Los operarios contratados por la Comunidad de Madrid para las obras de ampliación de la línea 11 de Metro de Madrid comenzaron el pasado lunes a talar los plátanos de sombra del paseo de la Infanta Isabel, árboles con más de 40 años. Tienen permiso también para arrasar todo el jardín de Jimena Quirós, donde hay cuatro cedros del Himalaya de más de 20 metros, catalogados como árboles singulares por el Ayuntamiento de Madrid, que ha autorizado que los talen.

La jefa de Patrimonio Mundial y figura clave del Ayuntamiento para que la capital lograra ese hito cultural de la Unesco ha reconocido a la SER que su cese no ha sido por iniciativa propia. “Ha sido un cese impuesto que como funcionaria tengo que aceptar. Me apartan del patrimonio, que ha sido mi especialidad”, ha dicho. Rojas no vincula directamente su salida a la ejecución de estos trabajos, pero se muestra disconforme con la manera en la que se está gestionado la protección del Paisaje de la Luz, según la emisora.

Una portavoz del área de Cultura confirma el despido y argumenta que el cambio se produce por una “reestructuración” del equipo técnico. “Una vez transcurridos casi tres años desde la declaración de Patrimonio Mundial”, explica, “se necesita un perfil profesional adaptado a los nuevos requerimientos del puesto de trabajo”. El cargo de Rojas era de funcionario por libre designación. En los próximos días, según cuenta la portavoz de Cultura, saldrá también la nueva convocatoria, una vez se formalice la salida.

En el pleno municipal del mes de enero, celebrado este lunes, la portavoz de Cultura, Rivera de la Cruz, ha justificado la tala por necesaria. “Estamos obligados a plantar seis árboles por cada uno que se tale”, ha dicho. “En cuanto a los cambios [en referencia al cese], me niego a comentar en el pleno los cambios que afectan a los funcionarios”, ha añadido.

La motosierra de Almeida continúa en 2024

El año se ha iniciado como terminó: con el ruido de las motosierras por el centro de Madrid. La noticia, adelantada por eldiario.es en el día de Reyes, indicaba que el Ayuntamiento talará ahora 28 de los 54 árboles de la plaza de Santa Ana, a muy pocos metros de la Puerta del Sol, y en una zona en la que apenas existen islotes verdes. El motivo es la reforma de un parking privado subterráneo.

Durante los últimos cuatro años, se ha instalado entre los madrileños una percepción de arboricidio en la capital, golpeada, sobre todo, por la borrasca Filomena. Desde entonces, numerosos vecinos del centro han colocado pancartas en sus balcones, se han generado debates en tertulias políticas y, sobre todo, titulares en los diarios, también internacionales. Las talas centralizan ―esta semana, sin duda― las comparecencias del alcalde. ¿Cuántas lleva Almeida?, ¿de dónde viene esa percepción? En la plaza del Carmen, otra reforma provocó la tala de 28 árboles en 2023. En el parque de La Cornisa, donde los vecinos están que echan humo, se cortaron de cuajo otros 28, sin previo aviso. En la plaza del Niño Jesús, a pocos metros del Retiro, 32. En la plaza de Comendadoras, otros siete. Ahora están previstos otros 16 en la plaza de Soledad Torres Acosta y 73, también, en los alrededores del Santiago Bernabéu, por la instalación de otro parking subterráneo que cuenta con el rechazo de los vecinos.

Además de estas talas, hay que sumar las numerosas críticas a la operación asfalto de la capital en el pasado mandato, que provocó imágenes surrealistas en algunos puntos de la capital, como la de una calle del distrito de Barajas, donde 37 árboles fueron literalmente asfaltados con alquitrán en octubre de 2022. O en la calle de Ponzano, convertida en un símbolo hostelero durante la pandemia, y reformada con polémica el pasado año porque el Ayuntamiento tomó la decisión de colocar adoquines y cemento sobre los propios alcorques. Es decir, que los árboles ya no podrán crecer de manera natural.

A todas estas talas anteriores, hay que sumar la más numerosa, que se inició en 2023 y continuará en 2024. La obras de la línea 11 del metro ya están en marcha. Depende de la Comunidad de Madrid y cuenta con el beneplácito del Ayuntamiento. Supuso la eliminación de 162 árboles en el parque de Madrid Río y se prevé el tajo de otros 434 en el resto del trazado. De hecho, en estos días se tenían que haber talado ya los 59 que rodean a la estación de Atocha.

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