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Alemania, Francia, Italia y otros 11 países de la UE urgen al BEI a financiar más proyectos industriales de defensa

Una carta firmada por 14 líderes europeos, entre los que no está Sánchez, solicita a Calviño más implicación de la entidad en el rearme

Banco Europeo de Inversiones (BEI)
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, el canciller, Olaf Scholz, y el primer ministro polaco, Donald Tusk.Fabian Bimmer (REUTERS)
Manuel V. Gómez

La suerte está echada: el Banco Europeo de Inversiones (BEI) va a tener que implicarse más en el rearme europeo. Un grupo de 14 países ha enviado una carta a la presidenta del gran brazo financiero de la UE, Nadia Calviño, urgiéndole a implicarse más en la financiación de la industria de defensa. Los líderes europeos solicitan a la exvicepresidenta española ampliar la definición de doble uso (civil y militar), extendiendo así la lista de actividades susceptibles de recibir créditos de esta entidad, que tiene prohibido financiar proyectos exclusivamente militares. La misiva, firmada por jefes de Gobierno y de Estado, cuenta con la firma de líderes como el canciller alemán, Olaf Scholz, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, o la primera ministra italiana, Giorgia Meloni; no así con la del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez.

Ya hace años que el BEI puede financiar proyectos de la industria de defensa si el resultado tiene lo que se conoce como doble uso. Eso le permite tener un programa de 8.000 millones de euros destinado a estos proyectos hasta 2027, de los que hasta ahora se han consumido solo 2.000. Pero la situación actual exige más ambición, vienen a decir los firmantes de la carta. “La agresión rusa contra Ucrania ha aumentado la necesidad de inversiones europeas en el sector de seguridad y defensa. En este contexto, se necesita urgentemente el poder financiador del BEI”, expone el texto, adelantado por el Financial Times y al que ha accedido EL PAÍS.

En la reunión de ministros de Finanzas, el Ecofin, que se celebró el pasado febrero en Gante, ya hubo consenso en reclamarle a Calviño, presente en el encuentro, que elaborara un informe en dos meses sobre “la definición y el ámbito de las tecnologías de doble uso”, según explicó a este diario la propia exvicepresidenta española. Las necesidades de inversión y gasto en Defensa son enormes, como también en la transición ecológica y digital. Precisamente en esa cita, la presidenta del BCE, Christine Lagarde, cifró en 75.000 millones al año adicionales la cantidad que se necesita, de ahí que la mayor parte de capitales, y también la Comisión Europea, miren al BEI como una herramienta imprescindible.

En este contexto llega la carta, en la que la mayoría de Estados miembros —al mismo tiempo accionistas de la entidad, que superan de largo el 50% del capital— tratan de marcar el camino de este encargo. “Necesitamos explicar las posibilidades que tendría el BEI para financiar la inversión en actividades relacionadas con la defensa más allá de los actuales proyectos de doble uso. Esto significaría debatir y reevaluar las actuales definiciones de proyectos de doble uso y la lista de actividades excluidas, así como reconsiderar su política de préstamos a la industria de defensa y otros elementos restrictivos”, señala la carta.

Dar este paso supondría un cambio muy significativo en la política crediticia de la entidad, que hasta hace relativamente poco tiempo tenía restringido incluso dar préstamos a las actividades de doble uso. Ya hace unos años que el BEI lo hace y ahora ha llegado el momento de un nuevo salto. ¿Hasta dónde llegará? Eso todavía está por concretar. Fuentes comunitarias apuntaban hace unas semanas a este diario que veían complicado que el principal brazo financiero de la UE diera créditos a la fabricación directa de munición. Esto puede deducirse de las respuestas que daba Calviño a EL PAÍS precisamente en Gante: “Es crucial saber bien si en cada uno de los mercados, y en cada actividad, hace falta más financiación o son otras palancas las que pueden reforzar la industria europea de la defensa”, contestó, aclarando después que esas “otras palancas” pueden ser, por ejemplo, que los gobiernos firmen contratos de compras de armas y munición que aseguren negocio a los fabricantes y les animen a invertir.

La necesidad de que Europa tenga una industria de seguridad y defensa más potente y se rearme lleva abierta prácticamente desde la invasión a gran escala de Ucrania que Vladímir Putin lanzó el 24 de febrero de 2022. No obstante, en los últimos meses las voces que lo reclaman lo hacen con muchas más insistencia, amparadas en la posible vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca, y en la situación crítica que vive Ucrania en su defensa de la agresión rusa. Esto llevaría a la UE a plantearse la necesidad de invertir en un sector que hasta hace nada podía considerarse estigmatizado ante la opinión pública por un doble motivo: la exigencia de entregar munición y armas a Kiev para que no pierda la guerra y la obligación de los Estados miembros de depender menos de la OTAN (Estados Unidos) para garantizar su seguridad. A esta situación, se suman las continuas llamadas que se escuchan desde los países más próximos a Rusia y desde el espionaje alemán apuntando a que Moscú estaría en disposición de atacar a alguno de los países de la OTAN en dos años.

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Sobre la firma

Manuel V. Gómez
Es corresponsal en Bruselas. Ha desarrollado casi toda su carrera en la sección de Economía de EL PAÍS, donde se ha encargado entre 2008 y 2021 de seguir el mercado laboral español, el sistema de pensiones y el diálogo social. Licenciado en Historia por la Universitat de València, en 2006 cursó el master de periodismo UAM/EL PAÍS.
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