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Cierra la última oficina bancaria de un barrio de Barcelona: “Pasan de nosotros”

Trinitat Nova se queda sin la única entidad física que permanecía abierta y los vecinos temen que cierren también los cajeros

Clara Blanchar
Bancos
Vecinos del barrio de la Trinitat Nova de Barcelona, ante la oficina, en su último día de apertura.Carles Ribas

A la pregunta de ¿y ahora dónde irán a sacar dinero? se encogen de hombros. Sucesivamente. “Si es que a los mayores los venden”, responde Juani, de 51 años. “Somos clientes desde hace 80 años. Guardo una libreta de mis padres que ahora tendrían más de 100. Me siento estafada”, añade Maite, de 75. “Que cierren esto es una putada”, remacha Maria Isabel, de 72.

“Esto” es la última oficina bancaria del barrio de la Trinitat Nova, en el distrito de Nou Barris de Barcelona. Este martes cerró al público. Quedarán abiertos los tres cajeros que tiene: uno exterior, en la fachada. Y dos interiores, en un espacio anexo a la oficina. Los vecinos temen quedarse también, más pronto que tarde, sin los cajeros, que últimamente han sido vandalizados, en una ciudad donde desde 2020 la banca ha cerrado el 40% de estos dispensadores.

Ya no es un pueblo de la España vacía el que se queda sin la única oficina bancaria. En cinco años, la banca ha cerrado una de cada tres sucursales, según datos del Banco de España. Un porcentaje que en Cataluña alcanza el 40% en algunas provincias. Solo en la de Barcelona, un tercio de los municipios no tienen ni oficinas ni cajeros automáticos. En plena capital catalana, Trinitat Nova suma 7.600 habitantes, una de las rentas más bajas bajas de la ciudad y un porcentaje de personas de más de 65 años que viven solas del 31,4%, superior a la media.

Una cuarentena de vecinos, sobre todo mayores, protestaron este martes al mediodía por tercer día consecutivo ante la oficina, de La Caixa, al grito de “¡No se cierra!” y ante dos pancartas firmadas por La Trini: “No al cierre de bancos” y “Ningún barrio sin bancos”. Muchos tienen problemas de movilidad.

La oficina bancaria más próxima será ahora la de la Trinitat Vella, el barrio que hay al otro lado de la Meridiana, el acceso norte a la ciudad. Se llega por el puente de Sarajevo (rampas y escaleras mediante, porque hay pendiente) o bajando hasta la Meridiana y cruzando 14 carriles de circulación. “A los abuelos no les gusta mucho, porque el semáforo es corto y los coches se impacientan”, señalaban los vecinos concentrados. Otra cuestión es que la oficina de Trinitat Vella está en una zona que califican de “conflictiva”. “La gente mayor no quiere ir, les da miedo”, resumían sin entrar en detalles.

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Fuentes de La Caixa enmarcan el cierre en “la reordenación de oficinas· de la entidad y subrayan que los vecinos tienen “otras tres oficinas a entre 500 y 700 metros”: la de Trinitat Vella, otra en Sant Andreu y una tercera en el barrio de La Prosperitat. “Una de ellas es una oficina store, con horario de mañana y tarde, y un modelo de atención en el que hay un gestor senior. Somos conscientes del perjuicio y se intentará derivar a los clientes a la oficina que les sea más cómoda”, apuntan.

Elena, de 62 años, lamentaba el cierre en la concentración: “Vengo un par de veces al mes, para sacar dinero, actualizar la libreta, gestiones. También me apaño con el cajero, pero si vengo a la oficina es porque llevo toda la vida pagando. ¿Mi madre qué va a hacer ahora, con 88 años? Ni llega a Trinitat Vella, ni llega a la otra oficina, que es cuesta arriba”. Ana, de 78 años, estaba enfadadísima y aseguraba que con la oficina cerrada, con internet no se apañará: “¡Si no sé escribir! No he ido a la escuela, leer sí sé”. “Pasan de nosotros, aunque el barrio está creciendo por ahí”, señalaba con la vista hacia la zona norte.

El presidente de la asociación de vecinos del barrio, Ramon Casas, apuntaba que si la protesta hubiera sido por la tarde, a lo mejor habría ido más gente. “Esto será un desastre para los mayores que vienen a pagar recibos o a sacar dinero de la pensión y no pueden desplazarse lejos”, suspiraba.

En la farmacia que hay a dos puertas, Núria, tras el mostrador, lamentaba el cierre de la oficina bancaria “como clienta y como comerciante” de una zona donde asegura que hay “desertización”. Los locales vacíos son muchos y es sabido que el comercio son ojos que hacen barrios más seguros y cohesionados.

Y desde Trinitat Vella, por parte de la entidad Trinitat Uneix, se asomó a la protesta Paco Flórez: “Esto es un cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar. Puede que seamos los próximos en ver nuestra única oficina bancaria cerrada”. Y por teléfono, el presidente de la asociación de vecinos de Ciutat Meridiana, Fili Bravo, informaba que en su barrio “quedan dos, BBVA y La Caixa, aunque funcionan muy mal”. ¿Y en Vallbona, más arriba de Trinitat Vella?: “En Vallbona hay una farmacia y una iglesia; por si te pones enfermo y por si no te curas”, ironizaba Bravo.

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Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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