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Cae en Alicante una banda que ‘clonaba’ los coches que robaba

La Guardia Civil detiene en varios municipios de Alicante a cuatro personas e investiga a una más como miembros de una organización criminal altamente sofisticada

Rafa Burgos

Una banda organizada y formada por apenas cinco integrantes era capaz de robar vehículos, modificar todos sus componentes de identificación y rastreo, rematricularlos con placas falsas y ponerlos en venta. La trama utilizaba herramientas y dispositivos de alta tecnología que les permitían hacer pasar su mercancía por otros automóviles de la misma marca, modelo y color que, o bien llegaban a un desguace tras un accidente, o bien siguen en circulación. Tras un año de investigación, la Guardia Civil de Alicante ha conseguido identificar a los miembros del grupo criminal, desmantelar toda su infraestructura y devolver algunos de los coches sustraídos a sus legítimos propietarios. Cuatro de ellos, incluidos un padre y su hijo, han sido detenidos, y el quinto ha sido declarado como investigado, por los presuntos delitos de robo de vehículo a motor, falsificación documental y pertenencia a organización criminal. Tras pasar a disposición del juzgado de Instrucción 2 de Dénia (Alicante), los arrestados han quedado en libertad con cargos.

La operación Pima-Kradsti comenzó en abril del año pasado, cuando agentes del instituto armado detectaron los primeros indicios de que en el norte de la provincia de Alicante operaba una red altamente sofisticada dedicada al robo de vehículos. Se trataba de un grupo bien estructurado que no necesitaba la intervención de terceros para robar los coches, preferentemente de gama media para que tuvieran salida fácil al mercado, manipular sus componentes de seguridad y rastreo, maquillarlos, como se denomina en argot policial, para hacerlos pasar por otros automóviles idénticos y ofrecerlos en páginas de compraventa de vehículos de segunda mano, según han explicado en rueda de prensa el coronel José Hernández, jefe de la Comandancia de Alicante, el teniente coronel Antonio Darder, jefe de la Jefatura de Policía Judicial de Alicante, y el teniente Rubén Sanz, del grupo de Patrimonio y Tráfico ilícito de Vehículos de la unidad de Policía Judicial Central.

Los coches los robaban en las provincias de Alicante, Madrid y Valencia, e incluso uno de ellos, ya identificado por la Guardia Civil, en Países Bajos, indica Darder. Posteriormente, los aparcaban en algún lugar público, con traslados ocasionales, para asegurarse de que no disponían de un sistema de GPS con el que los propietarios pudieran rastrearlos. Tras ese periodo, los llevaban a los talleres de la organización criminal, ubicados en los municipios alicantinos de Benissa y Xàbia, donde procedían a su manipulación. Para ello, utilizaban maquinaria y herramientas para abrir los vehículos y clonar sus llaves y centralitas, cortadoras láser para la fabricación de placas de matrículas, detectores e inhibidores de frecuencia, microcámaras e incluso papeles timbrados originales, con sus tampones correspondientes, para falsificar la documentación.

Una vez con el vehículo en el taller, la red los disfrazaba por completo para hacerlos pasar por coches legales. Para ello, cuenta Sanz, observaban automóviles similares en el extranjero, en países como Suecia, Dinamarca, Ucrania, Alemania o Polonia, o en España, de los que tomaban nota de sus matrículas. Después, falsificaban la documentación y los elementos identificativos, que las diferentes marcas fabricantes distribuyen por todo el vehículo, para hacerlos pasar por los coches siniestrados que los integrantes de la banda habían identificado y comprado, con todos los papeles reglamentarios incluidos, en desguaces. Los bastidores, situados en el motor, en la guantera, en las puertas o bajo los asientos, los limaban para grabar números nuevos o los cubrían con pegatinas difíciles de descubrir. Fabricaban también las matrículas que pertenecían a otros automóviles idénticos y así los insertaban en el círculo legal del tráfico español. Por último, los vendían.

El operativo de la Guardia Civil, en el que han intervenido agentes del Equipo contra el Crimen Organizado y de la Policía Judicial de varias demarcaciones, con la colaboración de las policías de Bulgaria, Suecia, Polonia y Europol, se alargó casi un año, afirma Hernández. Fuentes de la investigación aseguran que las vigilancias de los sospechosos fueron muy complicadas, ya que los miembros de la banda tomaban muchas medidas de seguridad, siempre trataban de confirmar que nadie les seguía y utilizaban vehículos lanzadera que abrían camino a los vehículos recién robados y en cualquier momento que fueran trasladados.

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El pasado 6 de marzo, los agentes llevaron a cabo los registros de los domicilios de los sospechosos, situados en Dénia, Xàbia, Teulada, Calp y el municipio valenciano de Gandía, y de los talleres mecánicos de la organización. Se han recuperado trece vehículos robados y hay otros cuatro que se están intentando identificar. Los investigadores desconocen el número total de automóviles con los que ha comerciado la banda. Tras la intervención policial, fueron arrestadas cuatro personas, de edades comprendidas entre los 19 y los 50 años, todos ellos de nacionalidad búlgara, y uno más está siendo investigado. Según los investigadores, de todos los grupos criminales especializados en robos de vehículos desmantelados en España, este es el que alcanzó mayores cotas de sofisticación.

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