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Un puñado de votos en lugares clave definirán el mapa político el 28-M

Las urnas deciden los gobiernos de 12 comunidades autónomas y 8.087 ayuntamientos. Hay incertidumbre sobre Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla y la Generalitat Valenciana

Un hombre elige su papeleta en una cabina para votar en un colegio del barrio de Adurtza de Vitoria.Foto: David Aguilar (EFE) | Vídeo: Europa Press
Natalia Junquera

Las urnas decidirán a partir de esta noche los gobiernos de 12 comunidades autónomas y 8.087 ayuntamientos tras una campaña especialmente atípica que, durante varios días, ha podido contarse desde la sección de sucesos. Representantes de distintos partidos han dado mucho trabajo a las fuerzas de seguridad. El presidente de la Diputación de Ourense y del PP provincial, José Manuel Baltar, puso el coche oficial un domingo a 215 kilómetros por hora; el marido de una excandidata del PP en Pulianas (Granada) se entregó a la policía tras atropellar al esposo de otra aspirante del PSOE; tres cargos socialistas han sido señalados por el secuestro de una concejal del mismo partido en Maracena (Granada); una candidata de Vox, Ana González Martínez, edil en el Ayuntamiento de Parla (Madrid), fue obligada a renunciar tras ser detenida en una operación antidroga; un candidato socialista, exmiembro de los Latin Kings, renunció a su puesto en la lista al Ayuntamiento de Valencia tras ser detenido —el partido asegura que fue víctima de una denuncia falsa—; 10 personas, entre ellas dos candidatos socialistas, están siendo investigadas por la presunta compra de votos en Mojácar (Almería); otras 10 fueron detenidas por lo mismo en Melilla, incluyendo a un consejero —ya cesado— de Coalición por Melilla; tres candidatos del PSOE fueron arrestados por sospecha de fraude electoral en Albudeite (Murcia) y los socialistas acusan al PP de manipular y coaccionar el voto en media docena de municipios.

El peso de los indecisos

Son unas elecciones atípicas, según los expertos consultados por EL PAÍS, sobre todo porque están muy reñidas. “Puede parecer que hay poco cambio”, afirma la doctora en Ciencia Política, Sociología y Antropología Social Belén Barreiro, directora de la agencia de investigación 40dB., “pero hay sitios en los que todo está cogido por los pelos, gobiernos que pueden caer de un lado o de otro, como el de la Comunidad Valenciana o la ciudad de Sevilla. Hay más nervios, más tensión que otras veces”. José Pablo Ferrándiz, director de Estudios Políticos de Ipsos España, cree que “la clave diferencial de estos comicios es la gran competitividad”. “No recuerdo una campaña tan reñida, con tantos lugares en el aire. Antes la incertidumbre estaba muy localizada. Ahora hay dudas en el Ayuntamiento de Madrid, el de Barcelona, el de Sevilla, el de Valencia, la Generalitat Valenciana… y no podemos descartar cambios en Castilla-La Mancha, en Aragón…”.

Los indecisos de la recta final de la campaña serán claves. “El caso paradigmático”, añade Ferrándiz, “es Barcelona, donde hay un triple empate [entre Ada Colau (Barcelona en Comú), Jaume Collboni (PSC) y Xavier Trias (Junts)] y unos 200.000 barceloneses que van a decidir su voto en el último momento, mientras que en Madrid son solo el 6% del electorado”. Barreiro coincide: “Los indecisos pueden decantar la balanza de un lado u otro, o no ir a votar y desequilibrar los pronósticos. Habrá que ver cuánto pesan los escándalos de compra de votos en la recta final”.

Relato nacional

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Para Ferrándiz, que cree que en estos comicios concluirá el ciclo de participación al alza que desató el 15-M y el multipartidismo, “la campaña se le ha hecho larga al PSOE porque los temas que la han acaparado no han sido favorables a su agenda [la presencia de condenados por vínculos con el terrorismo en las listas de EH Bildu y los casos de fraude electoral] y porque les está costando movilizar a su gente. Sánchez buscaba en los martes sociales, los anuncios… no tanto influir en el voto como anular la comunicación del rival y el PP ha alargado el tema de ETA no tanto para movilizar a su electorado como para generar dudas en el votante socialista. Y en ese sentido, se percibe el desánimo, hay más indecisión en el electorado de izquierdas que en el de derechas”.

Para el politólogo Lluís Orriols, la clave de la campaña ha sido “el alto grado de nacionalización”. “Siempre lo hay, pero en estas elecciones autonómicas y municipales ha tocado máximos. El PSOE usó el arma del Gobierno, las políticas sociales desde el Consejo de Ministros; el PP, las listas de Bildu. Solo se presentan en una parte del territorio, pero los populares saben que los socios del Gobierno incomodan a muchos votantes socialistas y no han soltado esa baza. Una semana después de que se conocieran las listas de Bildu, el CIS mostró que el PP había neutralizado la capacidad de movilizar del PSOE”.

Barreiro coincide en que la foto de la campaña “ha quedado muy nacionalizada, con debates que tenían más que ver con unas generales y eso condicionará la interpretación de los resultados, que también se hará en una clave muy nacional”. “Unos pocos votos en autonomías y ciudades”, añade Orriols, “pueden cambiar el relato nacional sobre cómo está el país en general, si viene o no un cambio de ciclo. Por eso están tan nerviosos y por eso han nacionalizado tanto la campaña”.

La batalla del relato arrancará la noche de este domingo, cuando es probable que el paso por las urnas no sirva para responder con rotundidad a la pregunta más simple: quién ha ganado. La ruptura del bipartidismo impuso una política de bloques, es decir, de pactos; la marca ganadora ya no es siempre la que logra gobernar. Mientras se negocien los acuerdos, existen otros parámetros para señalar al vencedor, pero Ferrándiz advierte, por ejemplo, que el aforismo de que “quien obtiene más votos en las municipales gana en las generales” es eso: “un aforismo”. “Se tiende a interpretar estas elecciones como si fueran de término medio, a lo americano, pero hay muchos factores. En 2007, el PP ganó las municipales con 155.000 votos más que el PSOE y en 2008, José Luis Rodríguez Zapatero reeditó su Gobierno con un millón de votos de ventaja sobre el PP”.

La muerte de Ciudadanos y la consolidación de Vox

Se da por seguro que el PP mejorará sus resultados a nivel municipal por la desaparición de uno de sus competidores. “Ciudadanos es como las estrellas muertas. Seguimos viendo su reflejo, pero hace tiempo que murió”, apunta Ferrándiz. Barreiro coincide: “En el cómputo global, el PP parte con esa gran ventaja de la recomposición de su espacio. Lo que se repartía entre tres, ahora se reparte en dos”. Vox, apuntan los expertos consultados, resiste el llamado efecto Feijóo. Ferrándiz admite que le ha sorprendido la resistencia del partido liderado por Santiago Abascal. “Pensaba que el fracaso de la moción de censura les pasaría factura, pero hemos detectado cómo recuperaban a una parte de los votantes que estaban yéndose o regresando al PP”. “Un elemento nuevo de este ciclo electoral”, añade Orriols, “es que Vox ha pasado a una fase de consolidación. Ahora quiere tocar poder y va a presionar mucho más para entrar en los gobiernos”.

Arenas movedizas en la izquierda

Otra de las claves de la campaña y ante posibles pactos postelectorales es el complicado ecosistema político a la izquierda del PSOE. Barreiro lo describe como “arenas movedizas”. “Hay tal fragmentación de marcas y siglas que hay gente que no tiene claro quién es quién. En las encuestas hemos tenido que hacer un esfuerzo para aclararlo bien. Por esa división y las barreras electorales creo que ese espacio no va a salir bien parado y tendrán que hacer una reflexión para las generales”. Orriols coincide: “Hemos asumido algo exótico, que Yolanda Díaz haga campaña por unos partidos y por otros, cuando estas elecciones deberían haber sido la oportunidad para cristalizar ese espacio a unos meses de las generales”. Para Ferrándiz, Díaz también se juega mucho este domingo. “Aunque Sumar no se haya presentado, si el clima emocional que se impone es el de derrota de la izquierda, le costará más lanzar su proyecto. Por otro lado, Podemos y Sumar están condenados a entenderse, a tragar sapos en la negociación de cara a las generales, o fracasarán ambos. Y tendrán que disimular, además, un poco mejor que hasta ahora su incomodidad porque es necesario que esa unidad sea creíble y que no se dé en el último momento”.

Durante los mítines de campaña, Podemos ha criticado a algunas de las marcas que ya se han incorporado a Sumar, a las que define como “la izquierda cuqui”. La candidata de Más Madrid a la presidencia de la Comunidad, Mónica García, replicó que ese es “el marco que utiliza Isabel Díaz Ayuso” y pidió que las izquierdas dejaran de “pisarse lo fregado”.

Crispación y “trumpismo”

Para Orriols, la nacionalización de la campaña ha provocado que también haya sido “más crispada, con declaraciones y salidas de tono que seguramente no se habrían producido de haberse abordado como una competición estrictamente autonómica y municipal”. En este sentido, Ferrándiz alerta del “intento de instalar el trumpismo en España generando desconfianza, cuando los casos de compra de votos son una anécdota, no la categoría, y el hecho de que se hayan detectado, la prueba de que los controles y el sistema funcionan, aunque sean mejorables. Lo siguiente, sobre todo si el PP gana las generales, pero no logra gobernar, puede ser poner en duda la legitimidad del Gobierno”. Barreiro lamenta que ese clima de crispación haya desplazado a “las propuestas” en materias clave, como la educación o la sanidad. “Nos deslizamos por una pendiente de mala política y eso”, avisa la socióloga, “provoca hastío en los ciudadanos”. Tras acusar a los candidatos de izquierdas de cometer todos los delitos del Código Penal, Ayuso afirmó el viernes, en su último mitin: “Sánchez se va a ir como llegó, con un intento de pucherazo”.

El lunes empieza la campaña oficiosa para las generales, que pueden ser determinantes para la continuidad tanto de Pedro Sánchez como de Alberto Núñez Feijóo. Si Ayuso logra mayoría absoluta mirará de frente al expresidente gallego y al andaluz, los dos hombres que se repartieron el PP tras derrocar al primer líder del partido elegido en primarias, Pablo Casado. Y si Feijóo no logra gobernar tras las generales, los populares tendrán que decidir si conceden otra bala a su presidente o si, como ocurrió en febrero de 2022, conviene sacrificarlo y apostar por otro caballo: el de la puerta del Sol.

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Sobre la firma

Natalia Junquera
Reportera de la sección de España desde 2006. Además de reportajes, realiza entrevistas y comenta las redes sociales en Anatomía de Twitter. Especialista en memoria histórica, ha escrito los libros 'Valientes' y 'Vidas Robadas', y la novela 'Recuérdame por qué te quiero'. También es coautora del libro 'Chapapote' sobre el hundimiento del Prestige.

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