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Tribuna
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Europa Nostra: Patrimonio cultural y creatividad

La cultura no es un lujo, sino una necesidad prioritaria para una sociedad libre y civilizada

La celebración del Congreso de Europa Nostra en Lisboa constituye un acontecimiento de enorme importancia por la entrega de los premios europeos que se celebra en el Monasterio de los Jerónimos hoy, 1 de junio, en presencia de los Príncipes de Asturias y por los debates que se sucederán sobre la defensa y salvaguarda del patrimonio histórico y la preservación de monumentos y tradiciones en peligro. Europa Nostra, siguiendo las orientaciones de la UNESCO, del Consejo de Europa y de la Unión Europea, detenta, desde 1963 y sin perder el contacto con la creación artística contemporánea, la mayor red de organizaciones no-gubernamentales del viejo continente orientadas a la defensa del patrimonio cultural, material e inmaterial.

Este congreso no sería posible sin el compromiso del Centro Nacional de Cultura de Portugal, fundado en 1945, institución de labor cultural reconocida por su perseverancia en la defensa de la libertad y que forma parte de Europa Nostra desde hace más de dos décadas gracias al empeño de Helena Vaz de Silva (1939-2002) —antigua diputada del Parlamento Europeo, ciudadana de cultura y coordinadora de las Jornadas Europeas del Patrimonio del Consejo de Europa. Y este congreso se celebra en un momento en que la respuesta a la crisis financiera exige que se adopten medidas encaminadas no sólo al desarrollo humano sino también al reconocimiento de la memoria histórica, del patrimonio y de la creación cultural. Más allá de una lectura centrada en lo inmediato o en el exclusivo aumento de la riqueza material, es fundamental cuidar de los valores culturales, de la innovación y de la creatividad. En este sentido, la cultura de la paz, la protección del medio ambiente, el desarrollo sostenible, el diálogo y el pluralismo de las diferentes civilizaciones son elementos que deben de ser intensificados e incentivados.

En vez de establecer una oposición por contraste entre la defensa del patrimonio cultural y la creación artística contemporánea, hay que relacionar estos dos objetivos, colocando factores como la comprensión, el conocimiento y la creatividad en primera línea de las preocupaciones de una sociedad moderna abierta, cosmopolita y pluralista, capaz de asegurar el valor universal de la dignidad humana. La cultura no es un lujo, sino una necesidad prioritaria para una sociedad libre y civilizada. Defender el patrimonio en peligro; salvaguardar los paisajes amenazados; ocuparse de la defensa de los monumentos y de las tradiciones comunitarias; y poner la economía a servicio de la personas, todo eso, constituyen prioridades comunes que consideramos esenciales en el mundo actual. Hablar de patrimonio común es compartir una herencia proyectada con responsabilidad hacia el futuro. Debemos también recordar el compromiso asumido con claridad en el Tratado de Lisboa de la Unión Europea, en el artículo 3.3, que reza así: “La Unión Europea respeta la riqueza de su diversidad cultural y lingüística y vela por la salvaguarda y el desarrollo del patrimonio cultural europeo”. Esta determinación es fundamental y está ligada estrechamente con la Conferencia-Marco del Consejo de Europa sobre el Valor del Patrimonio Cultural en la Sociedad Contemporánea, firmada en 2005 en Faro y en vigor desde el 1 de junio de 2011. La noción de patrimonio común europeo es fértil como instrumento de paz, de tolerancia, de respeto mutuo, de diálogo, de justicia, de solidaridad y de respuesta a la crisis en un espíritu nuevo de humanismo universalista. Estamos ante una realidad compleja en que el reparto de responsabilidades obliga a una participación activa de la sociedad civil y de las organizaciones no-gubernamentales. Como dice Antonio Tabucchi, el gran escritor italiano y portugués: “La realidad es importante, pero el filtro que otorga el arte lo es todavía más”. En efecto, sólo a través de las iniciativas de la sociedad y de los ciudadanos serán activas y eficientes las políticas públicas de salvaguarda del patrimonio y la cultura, convirtiéndose además en materia de innovación cultural decisiva.

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Deseamos, firmemente, que este Congreso Europeo de Patrimonio de Europa Nostra Lisboa 2012 sea una oportunidad para lanzar la voz de alarma, para apelar y convocar a todos, ciudadanas y ciudadanos de Europa y del mundo, a fin de convertir a la defensa del patrimonio cultural en un factor decisivo de desarrollo, paz, ciudadanía, cultura y libertad.

Plácido Domingo  es presidente de Europa Nostra y Ghilherme d’Oliveira Martins es ex ministro portugués de Finanzas y actual presidente del Tribunal de Cuentas portugués.

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