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TikTok: retrato del gigante que domina el mundo y envenena las relaciones entre China y Occidente

Pekín considera que los recientes vetos impuestos a la aplicación de vídeos cortos forman parte de un plan de Washington para contener su desarrollo tecnológico

Tiktok
'Streamers' transmiten en directo para Douyin, la versión china de TikTok, el pasado 20 de febrero, en Guilin (China).JADE GAO (AFP)

Hay un nuevo foco de tensiones entre China y Occidente, y es la aplicación de vídeos cortos favorita de los más jóvenes, TikTok. Esta red social cuenta con más de mil millones de usuarios activos en todo el mundo y ha logrado posicionarse, en cuestión de un lustro, como la sexta más usada del planeta, un éxito extraordinario que resulta aún más notable por el hecho de ser producto del mayor rival geopolítico de Estados Unidos. El meteórico ascenso de la plataforma propiedad del grupo tecnológico chino ByteDance ha ido de la mano de un aumento de la desconfianza a ambos lados del océano Atlántico ante el temor de que Pekín pueda utilizarla, como si de un caballo de Troya se tratase, para acceder a los datos de los usuarios y promover sus propios intereses. En medio del creciente escrutinio, Washington, Bruselas y Ottawa han vetado su uso en los móviles corporativos de sus funcionarios, una decisión que ha enfurecido al gigante asiático, que considera la medida una estratagema “políticamente motivada” para intensificar la “represión contra las empresas chinas” con el fin de “contener” el desarrollo de la segunda economía mundial.

“¿Cuán insegura debe sentirse la primera superpotencia del mundo como para temer así a la aplicación favorita de los adolescentes?”, comentaba el martes la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, Mao Ning, durante la rueda de prensa diaria. Un día antes, la Casa Blanca había concedido un período de 30 días a las agencias gubernamentales estadounidenses para eliminar la aplicación de TikTok de todos los dispositivos propiedad del Gobierno federal.

El turno para las críticas a la Unión Europea llegaba una jornada más tarde, después de que el Parlamento Europeo se sumara a los pasos dados por la Comisión y el Consejo de la UE de vetar la aplicación de los terminales electrónicos de sus trabajadores, alegando que conlleva un riesgo para la privacidad y la seguridad. “La UE dice ser el mercado más abierto del mundo […], pero esta práctica socava la confianza mundial. La UE debería hacer honor a su palabra y promover un entorno empresarial abierto, justo, trasparente y no discriminatorio para las empresas extranjeras”, apuntillaba Mao.

Una vieja amenaza

Las preocupaciones sobre si TikTok presenta amenazas a la ciberseguridad no son nuevas. Donald Trump casi forzó su eliminación de Estados Unidos en el verano de 2020 y, desde que Joe Biden asumió la presidencia de EE UU, la Comisión de Inversión Extranjera (CFIUS, por sus siglas en inglés) está llevando a cabo una revisión de su tecnología. En todo este tiempo, TikTok no ha hecho más que crecer en influencia y popularidad: incluso estando prohibida en India, fue la red social más descargada a nivel mundial en el primer trimestre de 2022 y, según un estudio de Google de julio del año pasado, es el motor de búsqueda por excelencia para el 40% de los jóvenes nacidos entre finales de la década de 1990 y mediados de los 2000 (conocidos popularmente como Generación Z). En España hay más de 15,5 millones de cuentas registradas y fue la aplicación que experimentó un mayor crecimiento de descargas el año pasado.

Parte del atractivo de TikTok es su capacidad para predecir a la perfección qué vídeos quiere ver una persona gracias a su sofisticado algoritmo. La aplicación ofrece a los usuarios el contenido más adecuado a sus intereses gracias a la recopilación de datos sobre sus gustos y patrones de visualización. Investigaciones independientes han descubierto que, para ello, la app tiene la capacidad de almacenar cada hora listas de contactos, calendarios, discos duros y ubicaciones. A pesar de que esto no difiere de las prácticas de las grandes tecnológicas estadounidenses, como Google o Meta, las preocupaciones de algunos gobiernos se han centrado en que Pekín pueda escudarse en la ley de seguridad nacional para exigir a ByteDance compartir esa información. La matriz de TikTok ha negado en reiteradas ocasiones dichas acusaciones.

Un fenómeno social

Douyin, la versión de TikTok disponible dentro de las fronteras de China, es un auténtico fenómeno en tierra patria. El 80% de sus 600 millones de usuarios diarios tiene entre 19 y 40 años y alrededor del 65% vive en ciudades secundarias. “No es exagerado afirmar que los chinos nos informamos a través de Douyin. Mi madre me envía todos los días noticias que ve en la app”, comenta un treintañero residente en Pekín cuya familia vive en el sur. Pero a pesar de pertenecer a la misma casa, Douyin y TikTok son entidades completamente separadas: sus usuarios no pueden interaccionar y las dos plataformas están sujetas a políticas y procesos de registro diferentes, lo que provoca que una misma búsqueda en ambas aplicaciones arroje resultados distintos. Douyin no publica cifras, pero según estimaciones del digital chino The Paper, en 2022 estaba valorada en unos 46.000 millones de euros.

En el ascensor, en el metro, en una cafetería, en cualquier sitio suele haber alguien utilizando la aplicación, cuyas funcionalidades van mucho más allá de las de TikTok. La versión china se ha convertido en una potente plataforma de comercio electrónico y servicios al consumidor, que cuenta incluso con su propio método de pago. Carrie Feng, una streamer de Wuhan, de 26 años, cuenta que durante la pandemia consiguió un trabajo vendiendo ropa en directo con el que dobló el salario que ganaba en un empleo previo en la universidad. Es un camino que tomaron otros muchos jóvenes durante la crisis sanitaria. Lo que ganaba dependía de sus ventas y de que los clientes no devolvieran los pedidos. Bastaban tres clics durante una de sus retransmisiones para comprar un producto a través de Douyin. En siete horas el pedido estaba en camino, y en cuestión de días, en el destino.

“El trabajo de streamer es muy duro. Tienes que estar hablando más de cinco horas diarias y es muy fatigoso, tanto para la mente como para el cuerpo”, comparte Feng. “Empezaba a grabar a las 06.30 de la mañana, lo que implicaba levantarme a las 04.00 para maquillarme. Terminaba de trabajar a las 15.30. Ese ritmo afectó a mi salud”. Reconoce, sin embargo, que “sentía pasión” por su trabajo: “Me encanta compartir las cosas que me hacen sentir bien con otras personas”. Hoy, aún alimenta un canal propio en el que hace recomendaciones sobre deportes acuáticos.

Un grupo de fans sigue la retransmisión en directo a través de Douyin del grupo Modern Brothers, en la ciudad de Dandong, en 2018.
Un grupo de fans sigue la retransmisión en directo a través de Douyin del grupo Modern Brothers, en la ciudad de Dandong, en 2018.QIBUZI (Visual China Group via Getty)

Tensión diplomática

China es muy crítica con los movimientos que, desde Occidente, intentan frenar el alcance de su aplicación estrella. “Estados Unidos está armando un nuevo escándalo por las amenazas que enfrenta: a principios de mes, fueron los globos; ahora, es TikTok”, arremetía el martes un editorial del rotativo nacionalista chino Global Times. Analistas cercanos a Pekín consideran que la verdadera preocupación de Washington es “la enorme cuota de mercado que TikTok ocupa con su tecnología única y los enormes beneficios que reporta”. Según eMarketer, el 45,3% de los usuarios estadounidenses de redes sociales utiliza la aplicación, en comparación con el 24,2% que lo hace a nivel mundial. “Estados Unidos pretende, por un lado, cortar las exportaciones de alta tecnología a China para debilitar su competitividad manufacturera y tecnológica y, por otro, unirse con sus aliados para expulsar del mercado internacional la tecnología china”, opinaba el miércoles en Global Times Ding Gang, editor jefe del Diario del Pueblo, propiedad del Partido Comunista.

Pero, además de la ciberseguridad, el poder de TikTok es tal que hay un segundo miedo añadido: ¿Qué tipo de contenido domina el mercado juvenil internacional y hasta qué punto este logra moldear el pensamiento de las nuevas generaciones? Más de mil millones de personas acceden diariamente a las plataformas TikTok y Douyin. Aunque no se ha demostrado que la censura sea tan recurrente en TikTok como en Douyin, asociaciones pro-derechos humanos recriminan a ByteDance obedecer regularmente a las órdenes de Pekín: en TikTok apenas se publicaron vídeos relacionados con las protestas de Hong Kong de 2019 y aquellos que denuncian la presunta represión sobre la minoría uigur en Xinjiang suelen terminar eliminados. Si bien en la aplicación internacional se ha bloqueado el acceso de los medios estatales rusos Russia Today y Sputnik, en la china cuentan con decenas de miles de seguidores.

El papel que ha jugado la plataforma a la hora de formar puntos de vista entre sus usuarios de todo el mundo ha sido tan importante que muchos han llegado a denominar “la guerra de TikTok” a la invasión de Ucrania. A pesar de que ByteDance, la compañía propietaria de las marcas TikTok y Douyin, ha intentado posicionarse desde el principio como un agente “imparcial”, y que solo cuatro días después del inicio del ataque había retirado de Douyin más de 3.500 vídeos y 12.100 comentarios “inapropiados” o que “propagaban la desinformación”, a día de hoy, el único mensaje que circula en China sobre la guerra de Ucrania es el oficial de las autoridades, en el que el principal culpable del conflicto es la OTAN.

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