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India contra China: el campo de batalla se amplía a Internet

El bloqueo de 59 aplicaciones telefónicas chinas afianza la visión del ciberespacio como un espacio de soberanía nacional a defender

Un joven indio muestra la aplicación Tik Tok en su móvil este viernes en Bombay.
Un joven indio muestra la aplicación Tik Tok en su móvil este viernes en Bombay.DIVYAKANT SOLANKI (EFE)

El conflicto entre India y China estalló primero en su manifestación más primitiva: hombres matándose unos a otros, empleando palos rematados por alambre de espino. El siguiente asalto, no obstante, tuvo lugar en un campo de batalla insólito. Dos semanas después del enfrentamiento fronterizo saldado con la muerte de al menos una veintena de militares, el más violento en casi medio siglo, India respondió prohibiendo la utilización en su territorio de 59 aplicaciones telefónicas chinas escudándose a su “seguridad nacional”. Esta maniobra supone un significativo deterioro de la relación entre los dos países más poblados del mundo, potencias nucleares, vecinos y rivales históricos. Y afianza la visión de Internet como un espacio de soberanía a defender.

No hay gigante tecnológico chino que haya salido indemne. Alibaba, Tencent, Baidu, ByteDance: las cuatro empresas punteras tienen al menos un nombre en la lista negra de India. “A la luz de la información disponible, están involucradas en actividades perjudiciales para la soberanía e integridad de India, la seguridad del Estado y el orden público”, apuntaba el comunicado emitido por el Ministerio de Tecnología. Se les acusa de violar la privacidad de los usuarios al enviar sus datos a servidores en el extranjero para su manipulación por parte de “elementos hostiles”, lo que “requiere de una toma de medidas de emergencia inmediata”. Según datos de la firma App Annie, las 59 apps señaladas acumulan 4.900 millones de descargas desde 2014 y 505 millones de usuarios activos, cifra equivalente a un tercio de la población del país.

Entre ellas, un nombre destaca sobre las demás: TikTok. La aplicación más popular del mundo en 2019 y la primera plataforma china en convertirse en un fenómeno global ha perdido su primer mercado. Un tercio –611 millones– de sus descargas totales procedían de allí, donde seguía creciendo a un ritmo cada vez más rápido. A pesar de este éxito apabullante, India solo representaba el 0,03% de los ingresos –frente al 90% de China– para su empresa matriz, ByteDance, la cual todavía está desarrollando su modelo de negocio en el extranjero. Para ello había preparado un ambicioso plan de expansión que preveía la inversión de 1.000 millones de dólares (885 millones de euros) en los próximos tres meses y la creación de un centro de datos local. ByteDance, que emplea a 2.000 personas en el país, calcula ahora que la medida gubernamental podría acarrearle pérdidas por valor de 6.000 millones de dólares (5.315 millones de euros).

Una nueva muralla digital

El gobierno de Nueva Delhi no ha detallado cómo se llevará a cabo el bloqueo de estos servicios, propósito que requiere de un complejo entramado de protocolos tecnológicos. “No hay certezas en este tema. De hecho, su aplicación no ha sido uniforme: algunas apps siguen funcionando mientras que otras ya no”, señala Santosh Pai, socio del bufete de abogados Link Legal India y miembro honorario del Instituto de Estudios Chinos en Nueva Delhi. “Existen dos métodos generales para bloquear aplicaciones: uno es ordenar a Apple Store y Google Play que las eliminen, otro es bloquear las direcciones IP de los internautas. Una prohibición completa debe combinar ambos”. El primer mecanismo, activo desde el mismo día del anuncio, no bloquea el servicio, solo la descarga del software. El segundo, similar al que emplea el aparato de censura chino, requiere de la colaboración de las teleoperadoras ya que se basa en la localización geográfica del usuario. Por ello, debería poder sortearse recurriendo a un servicio VPN (acrónimo de red privada virtual), pero este recurso parece no estar dando resultado en India.

Esto podría deberse a que algunas de estas empresas habrían optado por suspender sus operaciones de manera voluntaria. Es el caso, por ejemplo, de TikTok, quien anunció en un comunicado que a pesar de no haber compartido datos de sus usuarios cumpliría plenamente con la decisión del gobierno indio. “Hemos sido invitados a reunirnos con las autoridades competentes para tener la oportunidad de responder y presentar aclaraciones”, continuaba el texto.

TikTok ya había sido bloqueada el año pasado tras ser acusada de propagar pornografía, una sanción que acabó siendo levantada una semana más tarde. “Debido a la aplicación desigual de la prohibición, es difícil predecir si en esta ocasión será temporal o permanente. El gobierno podría proponer una solución general para todas las empresas afectadas, como el cumplimiento obligatorio de una normativa específica que abordara las preocupaciones en materia de seguridad nacional”, expone Santosh Pai.

Las empresas también podría combatir las acusaciones iniciando un proceso judicial, pero el abogado lo considera poco probable. “Es una posibilidad recogida en el artículo 14 de la Constitución, el cual protege a las corporaciones extranjeras contra la discriminación. Sin embargo, los tribunales suelen ser reacios a interferir en decisiones del gobierno relacionadas con seguridad nacional. También creo que las propias empresas podrían retrasar este curso de acción para no alimentar la tensión social”.

En busca de “los próximos mil millones de usuarios”

Esta decisión resulta muy perjudicial para las ambiciones globales de la tecnología china. El gigante asiático pugna con Estados Unidos por el dominio del naciente ecosistema digital de los países en vías de desarrollo, una carrera por conquistar lo que se conoce como “los próximos mil millones de usuarios”. India es un escenario clave, al tratarse del segundo país por internautas incluso a pesar de que la mitad de su población todavía no participa de la Red. En 2017 contaba con 319 millones –con una tasa de implantación del 29%–, solo por detrás de los 765 de China – con un 53%– y por delante en números absolutos de los 254 de EEUU –con un 76%–.

Es un escenario clave, además, porque allí China iba ganando. Según indicaba un estudio reciente de MacroPolo, el laboratorio de ideas del Paulson Institute en Chicago, “India fue el único país en desarrollo importante en el que las apps chinas superaron a las estadounidenses entre 2015 y 2019”. El año pasado, el gigante asiático gozaba de una cuota de mercado en el Top 10 del 60% frente al 31% de EEUU.

Las tensiones derivadas del incidente fronterizo podrían seguir dañando las perspectivas de las empresas chinas al otro lado del Himalaya. “Las más exitosas son las que comercializan terminales móviles”, señala Rama Velamuri, profesor de Emprendimiento en la escuela de negocios CEIBS. “La prohibición no afecta a su venta, pero podrían acabar viéndose afectadas por un creciente sentimiento negativo contra productos y marcas chinas”.

Un Internet fragmentado

Paradójicamente, China ha caído presa de su propia trampa. Durante años, el Partido impulsó en la esfera internacional el concepto de Internet como un espacio sometido a la autoridad estatal más que un proyecto de naturaleza global. No en vano fue el primer país en implantar una muralla digital, conocida como el Gran Cortafuegos, para dejar fuera a empresas líderes del sector como Facebook, Google o Twitter. Hoy, convertida en una potencia exportadora, se encuentra por primera vez al otro lado de la verja levantada por sus vecinos.

La decisión del gobierno indio puede proporcionar un modelo para otros territorios que han expresado inquietudes similares, y hace pensar en una futura fractura de Internet en bloques nacionales, una posibilidad aún más cercana después de que el gobierno de Estados Unidos anunciara esta misma semana estar “considerando” prohibir TikTok ante el riesgo de que pueda ser empleada por el Partido Comunista como herramienta de vigilancia y propaganda. El campo de batalla es nuevo, pero el conflicto es el mismo.

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