_
_
_
_
_

Elon Musk retrasa el pago por verificación en Twitter al 29 de noviembre tras el caos de los impostores

El nuevo dueño de la red social se burla del despido de trabajadores que le critican

Elon Musk, en una intervención por teleconferencia de una reunión de empresarios de esta semana en Nusa Dua, Bali (Indonesia), que se celebra en paralelo a la cumbre del G20.
Elon Musk, en una intervención por teleconferencia de una reunión de empresarios de esta semana en Nusa Dua, Bali (Indonesia), que se celebra en paralelo a la cumbre del G20.Aaron Favila (AP)
Miguel Jiménez

Elon Musk lo vuelve a intentar. El caos creado por una avalancha de impostores le llevó a suspender el lanzamiento de la suscripción de pago a Twitter por 7,99 dólares que incluía la marca de verificación azul, tradicionalmente usada por la red social para certificar la identidad de los usuarios. Tras las prisas del lanzamiento inicial, ahora ha retrasado la fecha de relanzamiento al próximo 29 de noviembre. Musk, que se define como “absolutista de la libertad de expresión”, está acallando las críticas internas a golpe de despidos.

El magnate ha entrado en Twitter como un elefante en una cacharrería. Ha despedido a la mitad de la plantilla, ha provocado que los ingresos publicitarios se desplomen y que los costes financieros se disparen, sembrando el caos con sus decisiones y sus prisas, que han ido agravando los problemas. Quiso lanzar a toda velocidad el servicio de suscripción que otorgaba la marca de verificación azul. Lo hizo pese a las advertencias del riesgo de suplantación de identidad que conllevaba y eso generó una avalancha de impostores ante la falta de controles.

Los usuarios no solo suplantaron la identidad de políticos y famosos, sino que también se hicieron pasar por empresas, recibiendo el sello que en la red siempre había servido para certificar la autenticidad de una cuenta. Hasta pasó a haber un Jesucristo “verificado”. El empresario nacido en Pretoria (Suráfrica) tenía prisas por lanzar el servicio para compensar la huida de anunciantes, preocupados por el devenir de la red, que no quieren que su publicidad se vea rodeada de mensajes de odio, suplantaciones de personalidad o desinformación en general. De momento, Musk no solo no está logrado ingresos alternativos sino que además el caos que ha desatado ahuyenta a más anunciantes.

Musk no quiere dar otro paso en falso y ha retrasado la vuelta del servicio de suscripción, llamado Twitter Blue: “Se retrasa el relanzamiento de Blue Verified hasta el 29 de noviembre para asegurar su solidez”, ha tuiteado este martes. Además, ha anunciado que “en unos meses”, quienes tenían la marca azul con el sistema anterior la perderán si no pagan.

No hay muchos detalles, pero aparentemente la marca de verificación azul dejará de certificar la identidad de una persona. Twitter tratará de evitar las suplantaciones, pero eso no implica que quienes tengan la marca sean quienes dicen ser. “Con la nueva versión, el cambio de nombre verificado provocará la pérdida de la marca de verificación hasta que Twitter confirme que el nombre cumple con los Términos del Servicio”, ha señalado Musk.

Twitter puso en marcha el servicio de suscripción con la marca azul el 5 de noviembre. Luego, la suspendió para impedir que falsos verificados interfiriesen en las elecciones legislativas del día 8. La volvió a lanzar el 9 y la volvió a suspender el 11. El del 29 de noviembre es el tercer intento.

En paralelo, Twitter ha trazado una distinción entre marcas de verificación azules (de pago) y grises (oficiales). Inicialmente, Esther Crawford, la ejecutiva de productos de Twitter, dijo que esa marca gris era para “cuentas gubernamentales, empresas, socios comerciales, principales medios de comunicación, editores y algunas figuras públicas”, pero en menos de 24 horas Musk decidió excluir a medios de comunicación y personalidades. Hay un riesgo de que esa marca gris desplace en buena medida el papel que antes tenía la azul y que esta última acabe sirviendo, sobre todo, para identificar quién está pagando 7,99 dólares al mes.

Purga de críticos

Musk se autoproclama “absolutista de la libertad de expresión”. Esa proclama llevó a que los mensajes racistas, homófobos, sexistas y de odio se disparasen en Twitter en cuanto tomó el control, sin necesidad siquiera de cambios en la política de moderación de contenidos. Pero la tolerancia que Musk se muestra dispuesto a admitir con la desinformación y las mentiras no la tiene con las críticas. El empresario ha despedido a varios empleados que le han criticado a él o a algunas de sus medidas tanto en la red social como internamente, en Slack, la red de mensajería en la que se comunican los empleados.

Un empleado que le señaló en la red que su descripción de cómo funcionaba la aplicación de Twitter era incorrecta, supo de su despido a través de un tuit del empresario, que luego borró. A un tuit sobre una noticia que se ha hecho eco del despido a los empleados críticos, Musk ha contestado burlándose: “Me gustaría disculparme por haber despedido a estos genios. Su inmenso talento será sin duda de gran utilidad en otros lugares”, ha escrito.

Esa nueva ronda de despidos llega después del caótico recorte de la mitad de la plantilla acordado a la semana siguiente a hacerse con el control de la empresa. Twitter despidió a algunos empleados que necesitaba y luego les ha estado pidiendo que vuelvan.

Puedes seguir a EL PAÍS TECNOLOGÍA en Facebook y Twitter o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Miguel Jiménez
Corresponsal jefe de EL PAÍS en Estados Unidos. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactor jefe de Economía y Negocios, subdirector y director adjunto y en el diario económico Cinco Días, del que fue director.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_