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Rusia veta Instagram por los mensajes de odio a los soldados rusos y a Putin

La filtración de correos internos de Meta, la compañía de Mark Zuckerberg, prueba un cambio en las normas que rigen la conversación en la red social y provoca una firme respuesta del Kremlin

Raúl Limón
Meta Rusia Ucrania
El pintor Jesús Arrúe, con su retrato de Putin caracterizado como Hitler, que ha compartido Madonna en uno de sus vídeos de Instagram.

Las redes sociales Facebook e Instagram, ambas integradas en Meta, la compañía de Mark Zuckerberg, permitirán a los usuarios de Ucrania la difusión de mensajes de odio e incitación a la violencia contra los soldados rusos, siempre que no sean prisioneros, en el contexto de la invasión de Ucrania, según ha informado la agencia Reuters, citando correos internos de la empresa estadounidense. Los mensajes podrán incluir deseos de muerte para el presidente ruso, Vladímir Putin, o contra el presidente bielorruso, Alexander Lukashenko. La reacción rusa a esta información ha sido inmediata y ha bloqueado parcialmente el acceso a Instagram este viernes tras abrir una investigación penal para determinar si Meta es una “organización extremista”.

Las redes de Meta son enormemente populares en Rusia. Facebook ha copado el canal de comunicación de empresas, Instagram se ha convertido en la red social más usada y WhatsApp se ha hecho con 77 millones de usuarios, casi el doble que la rusa Telegram. La agencia rusa Interfax, citando a fuentes de la Fiscalía, afirma que cualquier sanción contra Meta no afectaría a WhatsApp porque está considerada “un medio de comunicación y no una red social”.

La compañía estadounidense ha modificado durante esta etapa de la guerra sus normas sobre mensajes de odio, según los correos internos enviados por Meta a los moderadores de contenido: “Como resultado de la invasión rusa de Ucrania, hemos permitido temporalmente formas de expresión política que normalmente alterarían nuestras reglas, como el discurso violento o de muerte a los invasores rusos”, explican los correos enviados por Meta a los moderadores de contenido. La excepción a esta permisividad son los mensajes contra Putin y Lukashenko que incluyan otros objetivos.

Rusia ha condenado con firmeza este cambio del gigante digital y ha reclamado a Estados Unidos que detenga las “actividades extremistas” que atribuye a Meta. “Los usuarios de Facebook e Instagram no dieron a los propietarios de estas plataformas el derecho a determinar los criterios de qué constituye la verdad ni a enfrentar a las naciones entre sí”, aseguran las autoridades rusas en un mensaje difundido en Twitter. Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin, advirtió que este giro de Meta podría resultar en la adopción de “una medida más decisiva para terminar con las actividades de esta compañía”. Poco después se ha producido la intervención: la Fiscalía rusa ha pedido que se declare “extremista” a Meta, lo que permite bloquear sus redes y juzgar a sus empleados.

Meta justifica su decisión de permitir mensajes que, según reconoce, “de otro modo se eliminarían bajo la política de discurso de odio”. “Estamos haciendo esto porque hemos observado que en este contexto específico [la guerra de Ucrania], la fórmula ‘soldados rusos’ está siendo utilizada como representativo de Ejército ruso”. No obstante, se seguirán eliminando los mensajes genéricos contra “rusos” en general.

Nick Clegg, director de asuntos globales de Meta Platforms, ha justificado la medida: “Si aplicamos nuestras políticas habituales sin ningún ajuste, estaríamos quitando contenidos de ucranianos que expresan su resistencia e ira contra las fuerzas militares invasoras, lo que se consideraría con todo el derecho como inaceptable”.

El número dos de Meta ha insistido en que “los cambios de la compañía” se producen en el contexto de la invasión rusa y “solo se aplicarán en la propia Ucrania”, aunque inicialmente se extendió a 12 países (Armenia, Azerbaiyán, Estonia, Georgia, Hungría, Letonia, Lituania, Polonia, Rumania, Rusia, Eslovaquia y Ucrania). Según ha dicho este viernes en un comunicado, “las políticas están enfocadas a proteger la libertad de expresión de las personas y como autodefensa, en reacción a una invasión militar de su país”. Clegg niega que se trate de una “disputa con el pueblo ruso” y asegura que no hay un cambio en el discurso de odio sobre este. “Los cambios son temporales y la situación se mantendrá bajo revisión”, ha concluido.

Internet, un campo de batalla

La plataforma de vídeos YouTube, propiedad de Google, también ha anunciado este viernes el bloqueo global de los canales de televisión financiados por el Estado ruso, como Russia Today o Sputnik. Extiende así el bloqueo del acceso a medios financiados por el Kremlin como RT y Sputnik que implementó la UE el día 1.

La decisión adoptada el viernes por Youtube, según explicaron, forma parte del endurecimiento de la vigilancia contra el contenido falso sobre la guerra en Ucrania. “Nuestras reglas comunitarias prohíben contenido que deniegue, minimice o trivialice acontecimientos violentos bien documentados”, afirmó la empresa en su cuenta de Twitter. “Desde nuestra última actualización, nuestros equipos han eliminado más de 1.000 canales y más de 15.000 vídeos por violar no solo nuestra política contra el lenguaje de odio, sino también las políticas en vigor frente a la desinformación y contenido violento”. La empresa ha eliminado igualmente todas las formas de monetización de la plataforma en Rusia.

Rafael Rodríguez Prieto, profesor de Filosofía del Derecho y Política de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, considera que “todas las potencias trabajan con técnicas de desinformación y tienen en internet otro campo de batalla”. En este sentido, aunque reconoce que las redes sociales tienen algunas virtudes, pueden ser también “un factor de desinformación, de desestabilización y de limitación del debate desde el punto de vista de la deliberación democrática”.

Ante las restricciones impuestas en la UE a los medios rusos, Rodríguez Prieto advierte de su limitada eficacia: “Se puede limitar el efecto propagandístico de una televisión que se considere que está claramente vinculada a un determinado Estado o a un determinado Gobierno, pero es más difícil delimitar el grado de propaganda que se puede diseminar por otra vía y por otros medios”.

Sobre la influencia de las redes, cree que fue Putin el primero en utilizarlas como elemento de desestabilización: “Nosotros lo hemos tenido aquí. Putin fue un factor desestabilizador en España con el apoyo a los separatistas en Cataluña a través de muy diferentes medios, que no eran el mecanismo de tradicional de una televisión, un periódico o una radio, sino de una manera que, ahora, en el mundo actual, puede ser mucho más eficiente, a través de internet”.

“Tan importante como las fuerzas de acción directa”, concluye Rodríguez Prieto, “es el relato que se va imponiendo. Cuando la libertad de expresión y la libertad de información decaen, lo que nos queda es propaganda; algo que es muy bueno para que el poder imponga su relato, pero muy negativo para la democracia”.

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Sobre la firma

Raúl Limón
Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense, máster en Periodismo Digital por la Universidad Autónoma de Madrid y con formación en EEUU, es redactor de la sección de Ciencia. Colabora en televisión, ha escrito dos libros (uno de ellos Premio Lorca) y fue distinguido con el galardón a la Difusión en la Era Digital.

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