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La Unión Europea cerrará su espacio aéreo a las aerolíneas rusas

Von der Leyen anuncia el veto a las televisiones financiadas por el Kremlin Russia Today y Sputnik, en un nuevo paquete de sanciones contra el régimen de Putin

La presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, y el Alto Representante, Josep Borrell.Foto: STEPHANIE LECOCQ (AFP)
Manuel V. Gómez

La carrera de la Unión Europea para imponer sanciones contra Rusia como represalia por la invasión de Ucrania se acelera. En una sola semana, la expresión “enormes sanciones” usada por los dirigentes ha tomado cuerpo. El Consejo de Asuntos exteriores de la UE ha prohibido este domingo la emisión a las principales televisiones internacionales rusas, las de financiación pública Russia Today (RT) y Sputnik TV, y a sus filiales. Al mismo tiempo, se ha cerrado el espacio aéreo de los 27 países de la UE a las aerolíneas rusas, una medida que ya habían ido adoptando casi todos los Estados miembros ―España, incluida―. También se ha acordado castigar al régimen bielorruso de Alexander Lukashenko por su colaboración en la agresión a Ucrania y ampliar la lista de más de una veintena de oligarcas, políticos, militares y periodistas próximos a Vladímir Putin a los que se les congelan sus bienes en la UE y se les prohíbe la entrada en territorio comunitario.

Las medidas han sido anunciadas por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, y el alto representante para la Política Exterior de la UE, Josep Borrell, media hora antes del comienzo de la reunión del Consejo, integrado por los 27 ministros de Asuntos Exteriores. “Es la cuarta en una semana”, ha enfatizado Borrell para resaltar la rapidez de reacción de los socios estos días. Este nuevo paquete llega apenas unas horas después de que la misma Von der Leyen comunicara dos durísimas sanciones financieras: la desconexión de varios bancos rusos del sistema de pagos internacional SWIFT y la congelación de los activos del banco central ruso en los países implicados en este castigo (la UE, Estados Unidos, Canadá y Reino Unido).

Una de las medidas que se han aprobado en el Consejo de Asuntos Exteriores de la UE es un paso histórico para los socios comunitarios: la financiación de la compra de material bélico (letal y no letal) y otro equipamiento enviado a Ucrania por los Estados miembros, 500 millones, según ha cuantificado Borrell. No se esconde en la capital comunitaria que el papel de estos días del presidente ucranio, Volodímir Zelenski, lanzando vídeos a través de las redes, ha sido determinante, ya que está ganándose a la opinión pública europea y global. Esto ha facilitado el rapidísimo movimiento del alto representante, cuyo departamento ha logrado sacar adelante la iniciativa en poco más de un día.

A los esfuerzos de los Estados occidentales por aislar y golpear económicamente a Rusia se han sumado los pasos anunciados por el fondo soberano de inversión noruego, el mayor del mundo, que gestiona 1,3 billones de euros en activos y el de la petrolera británica BP. El Gobierno de Oslo ha advertido de que va a salir del capital de las 47 compañías rusas en las que había invertido. Por su parte, BP hará un movimiento similar al desinvertir en la petrolera rusa Rosftnet, vendiendo el 20% del capital que posee en la compañía.

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Como sucedió en el caso de SWIFT, el veto a que los aviones rusos sobrevuelen el espacio se ha abierto paso muy rápido, en apenas día y medio. El sábado, los países de la UE anunciaron que iban a cerrar sus cielos (Alemania, Polonia, Bulgaria, Rumanía y las tres repúblicas bálticas: Letonia, Lituania y Estonia) y este domingo se han ido sumando más (España, Alemania, Francia, Italia, Bélgica, Dinamarca...). “Nuestro espacio aéreo se cerrará a cualquier avión ruso, y esto incluye los jets privados de los oligarcas”, ha apostillado Von der Leyen, señalando a un colectivo incluido casi en cada ronda de sanciones contra Moscú.

Si bien el cierre del espacio aéreo tiene mucho más impacto económico ―y quizá genere una respuesta recíproca de Rusia―, hay otro castigo muy llamativo: el cierre de las televisiones financiadas con dinero del Kremlin. “En otro paso sin precedentes, prohibiremos la maquinaria mediática del Kremlin en la Unión Europea. Los medios públicos Russia Today y Sputnik, más todas sus filiales, no podrán extender sus mentiras para justificar la guerra de Putin y la división en nuestra Unión. Estamos desarrollando herramientas para prohibir su desinformación tóxica en Europa”, ha justificado la presidenta Von der Leyen. Junto a ella, Borrell ha añadido: “Putin no solo quiere conquistar la Tierra, quiere conquistar el espíritu de la gente a través de mensajes tóxicos, de mentiras”.

El socialista español ha resaltado otro paso importante que la UE está dando estos días: la financiación de compra de material bélico. “Otro tabú ha caído. El tabú de que la Unión Europea no era proveedor de armas en una guerra”. Esto se justifica desde Bruselas porque Ucrania es un país agredido y, por tanto, la propuesta se ampara dentro del derecho internacional. La propuesta tiene riesgos, ya que, como admiten fuentes comunitarias, no se sabe cómo va a reaccionar Putin a este paso sin precedentes.

La tercera pata del nuevo paquete de sanciones no se dirige al régimen autocrático de Putin, sino al de su aliado bielorruso, Alexander Lukashenko, por respaldar la agresión rusa a Ucrania.

El paquete de sanciones desplegado este fin de semana es muy contundente. El mayor golpe, sin duda, corresponde a sector financiero. Con la congelación de activos, Rusia pierde la posibilidad de disponer de cerca de la mitad de sus reservas, algo que puede ser de capital importancia para frenar las presiones de los mercados para devaluar su divisa a raíz del corte del acceso a un listado de bancos rusos al sistema de pagos SWIFT. Ambas medidas combinadas son un ataque muy duro al rublo y puede conllevar el empobrecimiento de la población, puesto que Rusia puede tener problemas para cobrar por sus exportaciones y ver cómo se encarecen mucho sus importaciones (bienes de equipo, coches...).

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Sobre la firma

Manuel V. Gómez
Es corresponsal en Bruselas. Ha desarrollado casi toda su carrera en la sección de Economía de EL PAÍS, donde se ha encargado entre 2008 y 2021 de seguir el mercado laboral español, el sistema de pensiones y el diálogo social. Licenciado en Historia por la Universitat de València, en 2006 cursó el master de periodismo UAM/EL PAÍS.

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