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Xi Jinping carga contra la OTAN durante su viaje a Europa por el bombardeo de la embajada china en Belgrado en 1999

El líder chino alaba la amistad con Serbia, próxima parada de su gira europea tras Francia

Xi Jinping
El presidente francés, Emmanuel Macron, recibe al presidente chino, Xi Jinping, en el aeropuerto de Tarbes (Francia) este martes.Aurelien Morissard (via REUTERS)

En el primer viaje a Europa en cinco años caben todas las caras de China. Después de un par de días que buscaban tender puentes con Francia y la Unión Europea, el presidente chino, Xi Jinping, ha arremetido este martes contra la Alianza Atlántica por el bombardeo de la embajada china en Belgrado en 1999. “Hoy, hace 25 años, la OTAN bombardeó flagrantemente la embajada china en Yugoslavia, matando a tres periodistas chinos [...]. Esto no debemos olvidarlo nunca”, ha expresado Xi en un artículo de opinión publicado en el diario serbio Politika, justo antes de iniciar su visita de Estado a Serbia.

Xi ha hecho coincidir la efeméride de forma exacta —el ataque ocurrió el 7 de mayo de 1999— con el arranque de la segunda parte de su periplo europeo, que lo llevará primero a Serbia y después a Hungría, los dos países que orbitan más cerca de Pekín en Europa. El texto ha sido publicado con el líder chino aún en suelo francés.

Xi se entrevistó el lunes en París con el presidente francés, Emmanuel Macron, y la presidenta de la Comisión Europa, Ursula von der Leyen. Este martes, Macron y Xi se han desplazado, acompañados de sus esposas, a los Pirineos y al puerto del Tourmalet. La etapa de los Pirineos tiene un significado deportivo, por ser un lugar emblemático del Tour de Francia. Y privado: a 30 kilómetros de ahí se encuentra Bagnères-de-Bigorre, el pueblo de donde era originaria la abuela del mandatario francés y donde este pasaba temporadas de pequeño.

Macron seduce en la distancia corta, y al llevar a Xi al departamento de los Altos Pirineos buscaba establecer un vínculo con su homólogo chino. Le ha llevado a almorzar al restaurante de un amigo suyo en la montaña. Han asistido a una demostración de una danza regional. Macron le ha regalado un maillot amarillo dedicado por el ciclista Jonas Vingegaard. Seguramente le habrá hablado de Germaine Noguès, Manette, su abuela materna y, según los biógrafos, “segunda madre”, una maestra de escuela que le enseñó a amar la literatura. En la mitología macroniana es un personaje fundamental. “Ahora que ella ya no está”, escribió el presidente en su libro Revolución, “no hay día en que no piense en ella y no busque su mirada”. Después del paréntesis pirenaico, íntimo y distendido, Xi tenía previsto desplazarse a Serbia.

“El pueblo chino aprecia la paz, pero nunca permitiremos que se repita una historia tan trágica”, ha expresado el líder comunista en el citado artículo, en el que también alaba la amistad con Serbia. Fue “forjada con la sangre de nuestros compatriotas”, asegura el mandatario asiático. El ataque, en el que también resultaron heridos una veintena de diplomáticos, sucedió durante la campaña aérea lanzada por la OTAN en 1999 con la intención de forzar al líder yugoslavo, Slobodan Milosevic, a poner fin a su campaña de limpieza étnica contra los rebeldes albaneses en Kosovo. Estados Unidos aseguró en julio de 1999 que se trató de un “bombardeo accidental” atribuible a “un error”. China aprovecha cada aniversario para denunciar lo que considera “un crimen bárbaro” y criticar a la Alianza Atlántica y su “desfasada mentalidad de Guerra Fría”.

Serbia, país candidato a sumarse a la UE, es también miembro de la Nueva Ruta de la Seda, el megaprograma de infraestructuras lanzado por Pekín hace una década. Hungría, también parte de la iniciativa, es el aliado más próximo a Pekín de la UE, y la voz díscola habitual en cada ronda de sanciones del bloque comunitario contra la invasión rusa de Ucrania.

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En este último país, se prevé una voz mucho más comprensiva con las reclamaciones comerciales de Pekín. Xi pretende que Bruselas dé marcha atrás en su política de “reducción de riesgos”, que podrían limitar las exportaciones del gigante asiático al bloque comunitario, especialmente en los sectores vinculados a la transición verde, en los que China se ha convertido en líder mundial. “El exceso de capacidad [productiva de China] no existe”, dijo el mes pasado el ministro de Exteriores húngaro, Peter Szijjarto, durante una entrevista con la televisión estatal china, en Pekín. “Es solo una declaración política, ideológica”.

La cara B de la visita europea se inicia después de que Macron y Xi se unieran el lunes para pedir que se aplique una “tregua olímpica” y cesen todas las guerras durante los Juegos Olímpicos de París este verano, un mensaje de concordia lanzado como guinda a una visita de Estado marcada por las diferencias sobre la guerra en Ucrania y las tensiones comerciales entre China y la Unión Europea. En las reuniones del lunes, “el presidente [francés] evocó la cuestión de los derechos humanos”, aseguró una fuente del palacio del Elíseo citada por la agencia France Presse.

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