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Mar España: “Hasta los seis años los niños no deberían recibir enseñanza digital en el colegio”

La directora de la Agencia Española de Protección de Datos advierte de que la sociedad está en alerta roja por el consumo abusivo y precoz de contenidos inadecuados online y anuncia que trabajará para que la nueva ley de protección de los menores en internet regule sus derechos digitales

Mar España, directora de la Agencia Española de Protección de Datos en la sede de la entidad en Madrid.
Mar España, directora de la Agencia Española de Protección de Datos en la sede de la entidad en Madrid.INMA FLORES
Ana Torres Menárguez

Mar España, de 59 años, es la primera mujer al frente de la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) y, desde que asumió el cargo en 2015, se ha volcado en la protección de los menores en el entorno de internet. Cree que la covid digitalizó a marchas forzadas la sociedad y que, ahora que hay que autorregularse, no hay conciencia sobre el impacto de las tecnologías. “Estamos en alerta roja, no podemos dejar que esta generación descarrile”, advierte. Desde 2019, ha ido convenciendo a las principales tecnológicas (Meta ―empresa matriz de Instragram y Facebook―, Google, Microsoft y TikTok) para que colaboren en el Canal Prioritario, un servicio por el que se retiran en menos de 72 horas contenidos sexuales o violentos publicados sin el consetimiento de la persona afectada. Su último hit es la presentación el pasado diciembre de una herramienta “eficiente” de verificación de la edad para obligar a los proveedores de información en internet a cumplir con su obligación de bloquerar el acceso de menores a contenidos inapropiados.

Este lunes, la AEPD presenta su Estrategia sobre menores, salud digital y privacidad, y Mar España adelanta en una entrevista a este periódico la medida estrella: su colaboración con el Gobierno para el diseño de la nueva ley para proteger a los menores del porno en internet ―anunciada por el presidente Pedro Sánchez el pasado 14 de enero― y el impulso dentro de esa normativa de los llamados neuroderechos, fijados por la Neurorights Foundation, de la Universidad de Columbia, para proteger a los niños y adolescentes del impacto de la tecnología en su neurodesarrollo.

Pregunta. Dentro de las denuncias que están recibiendo en el Canal Prioritario sobre daños a menores, ¿cuáles son las mayoritarias?

Respuesta. Nos llegan reclamaciones de familias angustiadas, por ejemplo, con el caso de Almendralejo, donde niños de 11 años que ni siquiera tienen responsabilidad penal están creando con aplicaciones de Inteligencia Artificial, que estamos investigando, perfiles falsos de sus compañeras de clase desnudas. Recibimos llamadas de adolescentes que se han grabado manteniendo relaciones sexuales con su compañero en ese momento, luego rompen, y la expareja por venganza difunde el vídeo. Nos están llegando casos de racismo, homofobia o palizas a menores grabadas en el patio del colegio. Hemos tramitado más de 130 retiradas de contenidos desde 2019. Estamos viendo un absoluto desconocimiento por parte de los adolescentes y sus padres de las consecuencies de un mal uso de la tecnología, no saben que pueden ir a la cárcel por esto o que su familia va a tener que pagar una multa de hasta 10.000 euros. Si hablamos del perfil mayoritario, es una mujer menor de 30 años víctima de difusión de contenido sexual.

P. ¿Qué sucede cuando la difusión de contenidos no consentidos se da en aplicaciones como Whatsapp?

R. En Whatsapp, Telegram o un correo electrónico las comunicaciones van encriptadas, ahí no podemos conseguir la retirada, pero sí que Meta (en el caso de Whatsapp) cierre ese grupo. Si hay pruebas de quién está reenviando esos contenidos, podemos sancionar a los progenitores. Esa evidencia puede servir también de prueba para la investigación penal.

Mar España retratada en Madrid, el 23 de enero.
Mar España retratada en Madrid, el 23 de enero. INMA FLORES

P. En el caso de las familias, ¿cree que las multas que ha empezado a imponer la agencia son la solución para crear conciencia?

R. Es importante que se entienda que las sanciones económicas son proporcionales a la situación socioeconómica de la familia. Detrás de estos casos puede haber responsabilidad penal, administrativa, civil, laboral e incluso disciplinaria en el colegio. Todas las familias saben que fumarse una cajetilla de tabaco no es nada bueno para sus hijos menores de edad, ni beberse una botella de alcohol, pero todavía falta que entiendan que la tecnología hay que consumirla con moderación y de acuerdo con la edad. Si no, pueden darse esas situaciones desagradables. La sociedad tiene que entender que en internet no hay impunidad.

P. Desde la agencia, están trabajando con diferentes sociedades médicas para crear nuevos protocolos de prevención en menores. ¿En qué línea se están moviendo?

R. La agencia está coordinando un grupo de trabajo en salud digital con el consejo general de médicos, psicólogos y pedagogos porque estamos en alerta roja. Tenemos que conseguir que en los primeros protocolos de prevención de la salud, cuando el bebé va al pediatra, no se le pregunte solo qué tal está comiendo, sino cuál es su comida digital. Para que una persona se desarrolle en salud, la OMS ha pautado cero horas digitales al día de 0 a 2 años; una hora de 2 a 5 años, y dos horas de 5 a 8 años. Eso es lo que ha planteado la Asociación Española de Pediatría en su Plan Digital Familiar, en solo un folio te puedes descargar el plan adaptado a la edad. Nos dice el Consejo General de Médicos que en infantil, de 0 a 6 años, los niños no deberían recibir enseñanza digital, es la etapa de mayor permeabilidad neuronal. Estamos trabajando con las sociedades médicas en determinar pautas a nivel pedagógico sobre el número de horas digitales en horario lectivo por edades. Tenemos el ejemplo de Suecia, que ha retirado los dispositivos de las aulas porque están viendo el impacto. Nos dicen los expertos que la limitación debería llegar hasta secundaria. También estamos trabajando en recomendaciones para el uso adecuado de dispositivos digitales a la hora de hacer los deberes, siempre pensando en conseguir un uso saludable de internet.

P. Nada de pantallas de cero a dos años. ¿Los dibujos animados a esas edades son el mal?

R. Hay científicos que están advirtiendo de los cambios en las estructuras cerebrales en la población infantil, las áreas relacionadas con la dopamina que es la hormona de la recompensa se están hiperdesarrollando. Esas consecuencias se verán después, pero falta apoyo y financiación, es una demanda del sector de la salud para que esos impactos se puedan medir con toda la rotundidad. Hay dibujos animados que van incluso 25 veces más rápido que el ritmo cerebral de un bebé, que es 10 veces más lento que el nuestro. Son impulsos electrónicos que están hiperestimulando el cerebro del bebé a un ritmo mayor del que es capaz de asimilar.

P. La ciencia todavía no ha descubierto qué implicaciones hay entre el uso de la tecnología y el desarrollo del cerebro. Pero algunos estudios empiezan a arrojar luz sobre algunas consecuencias de la sobreexposición. Hoy presentan su Estrategia sobre menores, salud digital y privacidad, ¿qué contempla?

R. De los 0 a los 25 años es la etapa clave en maduración cerebral. Lo mismo que se ha regulado el alcohol y el tabaco para los más jóvenes, hay que ser firmes con la industria tecnológica. El uso afecta casi al 100% de los adolescentes y queremos que se regule a nivel nacional y europeo los cinco neuroderechos que está proponiendo la Neurorights Foundation, de la Universidad de Columbia. Queremos ser pioneros en la protección integral a los jóvenes, esto no puede ser solo un parche de la educación, o que caiga toda la responsabilidad en la familia. Por eso, la agencia va a colaborar en la elaboración del proyecto de ley de protección integral del menor en internet con la inclusión de los llamados neuroderechos. Según los expertos, los jóvenes tienen una mayor vulnerabilidad respecto al impacto de la tecnología en su neurodesarrollo al tener su cerebro en formación. Los cinco neuroderechos serían la protección de la identidad personal (el desarrollo de límites para prohibir que la tecnología altere el sentido de uno mismo); el libre albedrío (preservar la capacidad de las personas de tomar decisiones de forma libre y autónoma, sin manipulación por parte de las tecnologías); privacidad mental (protegerles del uso de los datos obtenidos durante la medición de su actividad); acceso equitativo y protección contra los sesgos (para evitar que las personas sean discriminadas por cualquier factor).

P. Italia impuso el pasado noviembre un control parental a las teleoperadoras en los teléfonos móviles de menores, de forma que las compañías están obligadas a bloquear la navegación a categorías consideradas inapropiadas a los titulares de tarjetas que no hayan cumplido los 18 años. ¿Tendría sentido que España también aprobase una medida así?

R. Va en la línea de las medidas que ha impulsado Francia, que a partir de junio de este año obliga a los fabricantes de dispositivos, ya sea tableta, smartphone, ordenador o televisión inteligente, a incluir controles parentales instalados por defecto. Tanto las compañías de telecomunicaciones como las tecnológicas deberían dar un paso adelante de forma voluntaria y rápida e implicarse en este proyecto de país que ha anunciado Pedro Sánchez en el marco de la nueva ley integral de protección a los menores.

P. El pasado diciembre, la agencia presentó el primer piloto de una herramienta de verificación de la edad que pretende obligar a los proveedores de contenido en internet, que eluden su responsabilidad con el pretexto de que técnicamente no es viable sin incurrir en procesos intrusivos que acumulen datos excesivos de los usuarios, a cumplir con su obligación de proteger a los menores. ¿Creen que van por el bueno camino en cuanto al desarrollo técnico?

R. El modelo español se ha probado con éxito con las pruebas de concepto que presentamos en diciembre en Android, iOS y Windows. Cuando tuvimos la primera reunión de presentación con la Comisión Europea, les causó muy buena impresión. Hemos demostrado que estos principios se pueden cumplir y que la industria ya no tiene excusas para no hacerlo. Creemos que nuestro sistema es muy garantista en cuanto a que sigue garantizando el anonimato en internet en contenidos de adultos, y es muy protector al evitar que se conozcan datos de menores. Esta semana vamos a mantener reuniones con la Federal Trade Comission de Estados Unidos, con la agencia de privacidad de California, y con los responsables en este ámbito de la Casa Blanca. Somos conscientes de que Estados Unidos está muy preocupado con los daños derivados del uso de la tecnología en la salud mental de los menores. Estamos llegando tarde respecto al impacto que está suponiendo este uso precoz abusivo de acceso a contenidos inadecuados por los menores.

P. Estas semanas se han reunido con algunas empresas tecnológicas para presentarles su herramienta. ¿Cómo han reaccionado?

R. Nos hemos reunido ya con Google, Meta, TikTok, Microsoft, Apple, y con la Asociación Española de Videojuegos. Su actitud ha sido de escucha e interés. Hay algunas que te dicen que esa regulación le corresponde al Gobierno y que ya era hora de que hiciera algo. Detrás de cada persona en la industria de internet hay una madre o un padre que sabe el impacto que supone para los menores. Todos me cuentan que tienen activos controles parentales o que en su casa no hay dispositivos. No tengo ninguna reticencia contundente encima de la mesa. Estamos en la fase de comienzo, y una de ellas nos ha dicho que de manera proactiva y voluntaria les gustaría poder colaborar. Confío en que la industria dé un paso al frente.

P. ¿Cómo se prevé que funcione esa herramienta?

R. El proveedor de páginas porno o de videojuegos violentos no va a saber la identidad ni la edad exacta de quien accede, la app que dará luz verde para el acceso (si se es mayor de 18 años) no se va a quedar con la identidad, ni va a saber a qué contenidos accede. Es lo que se llama sistema de doble ciego: se asegura el anonimato de las personas adultas en la navegación por internet y, al mismo tiempo, se protege a los menores, no se crean bases de datos millonarias de perfilado a menores.

P. Desde la agencia, investigaron el tratamiento que hacen de la edad las empresas de pornografía más usadas en España, ¿cuál fue el resultado?

R. Ninguna verificaba la edad. En la mayoría, se dice con un clic ‘soy mayor de 18 años’. Eso no sirve. El 75% de los adolescentes consume pornografía dura y eso está teniendo consecuencias muy graves en el desarrollo de la empatía y en cómo se están relacionando con las mujeres. El 86% del contenido de la pornografía supone violencia física y agresión sexual. ¿Qué están interiorizando los jóvenes? El sexo es dominación, es agredir. El porno supone el 30% del volumen de navegación en internet. Hay un libro que me encanta, De los reyes magos al porno, o cómo un niño puede pasar de la más inocente a la más perversa de las fantasías (Uno Editorial). Hemos sancionado a tres webs porno con multas de hasta 525.000 euros.

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Sobre la firma

Ana Torres Menárguez
Redactora de Juventud. Antes, pasó por las secciones de Educación y Tecnología y fue la responsable del espacio web Formación, sobre el ámbito universitario. Es ganadora del Premio de Periodismo Digital del Injuve (dependiente del Ministerio de Derechos Sociales). Fue redactora de la Agencia EFE y del periódico regional La Verdad.
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