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Los hospitales españoles detectan un súbito aumento de viajeros con enfermedades tropicales

La elevada incidencia de chikungunya y dengue en los países donde son endémicas eleva el riesgo de contagios en las zonas europeas con mosquito tigre como España, según alerta la UE

Un mosquito pica a una persona
MARTINS RUDZITIS (Getty Images)
Oriol Güell

La complicada situación epidemiológica global, con grandes brotes en marcha de enfermedades infecciosas potencialmente graves como chikungunya y dengue en varios países de Latinoamérica, África y el Sudeste Asiático, se ha traducido en un importante incremento de casos identificados en España en viajeros procedentes de estas zonas. El caso más llamativo es el del chikungunya, dolencia que los hospitales españoles prácticamente no veían desde 2015 —año en el que el continente americano sufrió otra epidemia— y del que Madrid, Andalucía y Cataluña ya han detectado un centenar de pacientes desde enero.

El crecimiento de casos importados de dengue, por su parte, ya empezó a observarse en el verano de 2022 y se ha acelerado en los últimos meses, al duplicarse en estas tres comunidades. Una tendencia que ha puesto en alerta a los expertos ya que solo ha transcurrido la mitad del verano y el grueso de diagnósticos suelen producirse en España a finales de agosto y en septiembre, al final de las vacaciones.

“Son enfermedades que pueden cursar de forma leve o incluso asintomática, pero que a menudo también provocan cuadros graves y mortales. Las personas que viajan a destinos con brotes deben tomar medidas para evitar las picaduras de mosquitos, que es la forma de contagio. Es importante llevar ropa que cubra la mayor parte del cuerpo, usar repelentes y dormir con mosquiteras”, explica Manuel Linares, presidente de la Fundación iO, especializada en Medicina Tropical y del Viajero.

La presencia del mosquito tigre en prácticamente toda la costa mediterránea y varias zonas del interior de España añade otro motivo de preocupación, ya que si un viajero infectado es picado al regresar, cuando está en fase de viremia —cuando es mayor la presencia del virus en la sangre—, el mosquito transmitirá pasados unos días la enfermedad a otras personas. Esto daría origen a brotes locales de ambas enfermedades.

El Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades (ECDC) ha calificado de “muy alta” la probabilidad de que esto ocurra en zonas del continente con presencia del mosquito tigre “en las próximas semanas, a medida que las temperaturas sigan incrementándose”.

La Comunidad de Madrid ha detectado desde enero 47 casos de chikungunya, 38 de ellos (el 81%) en personas procedentes de Paraguay y el resto de Brasil, Cuba, Guatemala, República Dominicana, Tanzania, Uganda, Costa de Marfil, Guinea Conakry y Camboya, con un caso de cada país. En 2022, la Consejería de Sanidad de Madrid no detectó ningún caso.

El Hospital Carlos III-La Paz, situado en esta comunidad y de referencia en sanidad internacional —por lo que atiende a algunos viajeros del resto de España que llegan al Aeropuerto de Barajas con síntomas—, eleva la cifra de diagnósticos desde enero a 59 (cuatro a estas alturas del año en 2022). “Es una enfermedad que suele producir fuertes dolores en las articulaciones que llegan a ser muy incapacitantes. Hemos tenido pacientes que iban en silla de ruedas porque no podían caminar. El problema es que estos dolores pueden extenderse en el tiempo y durar varios meses. En general, hemos visto una sintomatología más intensa que la descrita en otros lugares”, explica Marta Díaz, responsable de la Unidad de Patología Importada y Salud Internacional del Hospital Carlos III (Madrid).

Los hospitales de Andalucía han detectado este año 35 casos importados de chikungunya, por solo dos en 2022, aunque no ha hecho público el lugar de origen de los pacientes. Cataluña, por su parte, ha notificado cinco casos, aunque los datos de esta comunidad se refieren solo a personas diagnosticadas a partir del 5 de junio que se encuentren en fase de viremia. Estos casos son sometidos a una vigilancia especial —ver si hay presencia de mosquito tigre en su lugar de residencia, recomendación de extremar las medidas para evitar las picaduras...— con el objetivo de prevenir el inicio de brotes locales de la enfermedad.

De dengue, la Comunidad de Madrid ha detectado este año 39 casos (18 a estas alturas del año pasado), Cataluña 28 (desde el 5 de junio y en fase de viremia) y Andalucía 21 (cinco en 2022). En esta ocasión, y a diferencia del año pasado —en el que la mayoría de los casos procedían de Cuba—, los países de origen están muy repartidos entre Latinoamérica, África y Asia. “Los viajeros son una especie de termómetro que nos muestra lo que está ocurriendo en el mundo. Y este año estamos notando el incremento de viajes internacionales y la existencia de grandes brotes en muchos países”, afirma Marta Díaz.

El dengue y el chikungunya son dos enfermedades infecciosas causadas por virus transmitidos por mosquitos del género aedes. La primera se caracteriza por síntomas como la fiebre, dolores musculares y de cabeza y un sarpullido en la piel, aunque muchas veces cursa de forma asintomática o muy leve, por lo que puede ser confundida con otras dolencias. El chikungunya tiene síntomas más característicos, como intensos dolores articulares y la aparición súbita de fiebre alta. Además, es menos frecuente la infección asintomática (más del 75% de los casos produce sintomatología clara).

La mortalidad en ambos casos se sitúa cerca de un fallecimiento por cada 1.000 casos, aunque esta tasa depende mucho del número de infecciones detectadas en pacientes asintomáticos o con cuadros leves. Ninguna de las dos enfermedades tiene tratamiento específico, aunque el pronóstico de los afectados mejora mucho con medidas de soporte vital y tratamiento sintomático. Contra el dengue existe una nueva vacuna que los servicios de sanidad internacional han empezado a recomendar este año a las personas que viajan a los países de mayor riesgo. No hay ninguna aprobada frente al chikungunya.

Según el último boletín de alertas del ECDC, publicado el pasado viernes, 300.000 casos y más de 300 fallecimientos por chikungunya han sido notificados en el mundo entre el 1 de enero y el 27 de julio, la mayoría de ellos en países de Sudamérica como Brasil (193.000 casos y 60 muertes) y Paraguay (102.000 y 256, respectivamente). Aunque con incidencias menores, la enfermedad también está presente en la mayoría de países americanos al sur de México, en la costa oeste de África y el sur de Asia.

Brotes de dengue

Los casos identificados de dengue este año superan los tres millones en el mundo, con más de 1.500 fallecimientos y brotes especialmente extensos en Brasil y Perú (que sufre la peor epidemia de su historia). En estos países, el vector más importante de transmisión del virus es el mosquito aedes aegypti, que es aún más eficiente para transmitir estos virus que el mosquito tigre (aedes albopictus). El aedes aegypti no está presente en España y solo ha sido detectado puntualmente en las Islas Canarias, donde las labores de control han conseguido erradicarlo.

“Los grandes brotes en algunos países se están viendo favorecidos por cambios en las condiciones climáticas que aumentan la proliferación de mosquitos. En Paraguay, por ejemplo, parece que se está rompiendo la estacionalidad. Aunque menos que hace seis meses [verano en el hemisferio sur], sigue habiendo un número importante de casos. Y ahora llega la época de lluvias, con condiciones favorables que pueden provocar un efecto bola de nieve”, expone Manuel Linares.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha alertado recientemente de estos cambios. “La crisis climática ya está aquí y la crisis de salud pública asociada a ella también ha llegado. El dengue se está extendiendo hacia el sur de América. Si las condiciones climáticas cambian y los virus pueden encontrar más zonas con condiciones favorables, muchas más personas se ven expuestas a ellos y aumenta la incidencia y la mortalidad”, afirmó el pasado 5 de julio el director ejecutivo del Programa de Emergencias Sanitarias del organismo, Michael J. Ryan.

El aumento de las temperaturas es uno de los factores al que muchos expertos atribuyen la gran expansión que el mosquito tigre ha vivido en las últimas décadas en el sur de Europa, adonde llegó hace tres décadas —fue identificado en España por primera vez en Sant Cugat del Vallès (Barcelona) en 2004— procedente de Asia. El calor no solo permite a este insecto colonizar nuevas zonas, sino desarrollar su ciclo vital durante más días al año en aquellas que ya habita.

Con el mosquito tigre asentado en el continente, los brotes autóctonos en suelo europeo de dengue y chikungunya no tardaron en producirse con la llegada de viajeros infectados de zonas endémicas. De la primera enfermedad, los más graves han ocurrido en Italia en 2007 y 2017, con más de 800 afectados y dos fallecidos.

Del dengue también se han registrado en los últimos años decenas de brotes de menor magnitud en Francia, Italia, Croacia y España. Francia, por ejemplo, registró el año pasado media docena con un total de 65 afectados. Según un informe de riesgo publicado el 5 de julio por el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) del Ministerio de Sanidad, el primer brote autóctono registrado en España se produjo en 2018 en la Región de Murcia con cinco casos. Posteriormente han sido detectados dos casos aislados en Barcelona ese mismo año y en 2019.

Los expertos, sin embargo, consideran que los sistemas de vigilancia en España no están siendo capaces de detectar otros casos autóctonos de dengue. “Francia notificó el año pasado 65 casos, muchos de ellos en zonas cercanas a España, mientras aquí ninguno. Es algo que se ve favorecido por los escasos síntomas que en ocasiones produce, lo que dificultan un diagnóstico preciso. Sería importante mejorar la sensibilidad del sistema”, defiende Marta Díaz.

Estas sospechas se vieron confirmadas el año pasado, cuando seis turistas alemanes fueron diagnosticados en su país de dengue tras regresar de pasar unos días de vacaciones en Ibiza en grupos y fechas distintas, mientras la isla no había notificado ningún caso autóctono en todo el año.

En cualquier caso, todos los expertos descartan que puedan producirse en Europa brotes epidémicos de las dimensiones que sufren los países más afectados del mundo. Aunque los contagios locales puedan seguir produciéndose, las labores de control de las poblaciones del mosquito tigre y los sistemas sanitarios más desarrollados deben acotar la circulación del virus.

El CCAES, a diferencia del ECDC, considera en su informe de riesgo que “la probabilidad de que aparezcan casos autóctonos asociados es baja” en España, mientras que “el riesgo para la salud pública se considera bajo para dengue” y ”muy bajo” para chikungunya.

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Sobre la firma

Oriol Güell
Redactor de temas sanitarios, área a la que ha dedicado la mitad de los más de 20 años que lleva en EL PAÍS. También ha formado parte del equipo de investigación del diario y escribió con Luís Montes el libro ‘El caso Leganés’. Es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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