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Carrera de tacones en Chueca: donde da igual quién gane porque la protagonista es la calle

Cientos de personas se reúnen en barrio madrileño para ver a los valientes que se suben a plataformas de 15 centímetros e intentan hacerse con el premio de 350 euros sin romperse nada

Varios participantes corren en la Carrera de Tacones celebrada con motivo de la semana del Orgullo en la calle de Pelayo, en Madrid.
Varios participantes corren en la Carrera de Tacones celebrada con motivo de la semana del Orgullo en la calle de Pelayo, en Madrid.Andrea Comas
Irene Vega Medina

El Orgullo LGTBI de Madrid no sería lo mismo sin su tradicional Carrera de Tacones, una prueba deportivo-festiva que ha tenido lugar este jueves a las 18.00. Es su vigesimocuarta edición y consiste en acabar el recorrido sobre plataformas de hasta 15 centímetros de altura. Queda casi una hora para que empiece y ya no cabe ni un alma. La ola de calor terminó ayer, pero las temperaturas siguen siendo elevadas. Hoy corre un aire, que a pesar de ser caliente, da un respiro a los paseantes. Sin embargo, en la calle de Pelayo, en el barrio de Chueca, más conocido como la zona LGTBI de Madrid, no hay brisa que valga. Es imposible disfrutar de la experiencia. “Mamá, solo se ven móviles...”, el que habla es un niño, rubito, que va a hombros de su madre, para ver, por mínimo que sea, la mítica y tradicional carrera de tacones.

Los participantes no solo deben de concentrarse en sus pies, sino que también deben acicalarse antes de llegar a la meta. Para ello, se instalan dos puestos: el primero con bolsos y vestidos y el segundo con pintalabios. La competición consta de tres eliminatorias y una final. Tanto el ganador como los finalistas son galardonados con diversos premios: 350 euros para el ganador, 250 para el segundo y 150 para el tercero.

Un miembro de la organización mide el tamaño de unos tacones para ver si cumplen con el mínimo antes de la Carrera de Tacones, en Madrid.
Un miembro de la organización mide el tamaño de unos tacones para ver si cumplen con el mínimo antes de la Carrera de Tacones, en Madrid.Andrea Comas

Los más rezagados han decidido dar media vuelta. “Buah tía, vámonos”, le dice una chica joven a su amiga mientras empujan para abrirse paso por la calle. La carrera ha terminado y muy cerca del LL bar, los encargados de organizar el evento, la gente se sigue amontonado para bailar y cantar al ritmo de Apeluchera de Chumina Power, presentadora del evento.

En la parte de la calle que corresponde a la segunda etapa de la carrera, cerca del número 27, la gente ya ha empezado a irse y se puede caminar, más o menos tranquilo. En uno de los balcones del edificio 19, una mujer de pelo canoso mira con una sonrisa cómo la gente se saluda, se tira agua por encima o se hace selfies.

Alma y Ana son dos de ellas. Están sentadas, descansando. Son de Granada y es la primera vez que asisten a la carrera de tacones, sin embargo, se han quedado sin verla. “A ver, hemos llegado tardecito y nos lo esperábamos, la verdad. Es una calle estrecha, no cabe todo el mundo” reconoce Alma. Ana añade que además el espectáculo “es la calle” y no tanto la carrera. Lo que peor lleva es el calor. “Es que son horas donde aprieta mucho”, se queja.

El público estalla de júbilo cuando comienza a sonar Dragostea din tei, del grupo rumano O-zone. “Marica tú, marica yo”, se escucha a un grupo cantar. Todo un himno para el colectivo.

Cinco amigos que se encuentran en el portal del número 19 han tenido suerte y han podido ver la carrera. Uno de ellos apunta que ha sido “decepcionante porque ha sido muy rápida y no se ha caído nadie”, se lamenta con una carcajada. Nada más terminar de decir la frase, uno de los paraguas arcoíris que cuelgan de la calle de Pelayo se desprende y le da un golpe a una señora que pasaba por ahí. “Una denuncia os voy a poner”, le grita a un empleado, que se apresura a subirse a la escalera para recolocar la decoración.

Varias personas esperas el comienzo de la Carrera de Tacones, celebrada en la calle de Pelayo, Chueca, Madrid.
Varias personas esperas el comienzo de la Carrera de Tacones, celebrada en la calle de Pelayo, Chueca, Madrid.Andrea Comas

Carolina, la única chica del grupo de amigos, está emocionada. Es la primera vez que acude, tanto a la carrera como al Orgullo, y está fascinada. “¡Menudo ambiente!”, dice mientras le da un trago a su cerveza. En cuanto a los asistentes, no se ponen de acuerdo. “Este año había menos gente”, dice uno, para que acto seguido otro le contradiga. En lo que sí están de acuerdo es en que hay que llegar con un “mínimo de 40 minutos, incluso antes”, si se quiere disfrutar de los valientes que se suben a los tacones de 15 centímetros.

Jose Ángel trabaja en la tienda IXION man, en el número 20 de la calle. “He podido ver un poco de la carrera”, comenta en un momento en el que la tienda se ha vaciado, algo raro en este día. “Es verdad que durante no, pero antes y después viene mucha gente y compra”, aclara el trabajador.

Chumina Power, presentadora de la carrera, saluda a uno de los ganadores de la carrera de tacones, en la calle de Pelayo, Madrid.
Chumina Power, presentadora de la carrera, saluda a uno de los ganadores de la carrera de tacones, en la calle de Pelayo, Madrid.Andrea Comas

Entre alcohol, sudor, brillo y mucho arcoíris, Estrella, una trabajadora del servicio de Salud pública de la Comunidad de Madrid, aprovecha para repartir condones. “Hemos empezado a las 10.30 y terminaremos sobre las 20.00 y no solo damos protección, sino que hacemos pruebas rápidas de VIH e informamos a todo el mundo que quiera de las enfermedades de transmisión sexual“, comenta la trabajadora, que convence a todo el mundo de llevarse un condón con una sola frase: “Si te lo llevas, seguro que hoy triunfas”. Hoy es un buen día para repartir, reconoce Estrella y señala la bolsa rafia de una conocida marca de supermercados. La lleva medio vacía y la ha tenido que recargar más de una vez, asegura, mientras se acerca un chico joven y le pide que le dé uno.

—”He cambiado de idea”, dice con una sonrisa pícara.

Ariadne y Cautar son dos amigas de Barcelona que han venido a pasar el Orgullo a Madrid. Ninguna de las dos ha logrado ver la carrera y se van un poco decepcionadas. “Este es mi primer Orgullo”, explica Ariadne mientras se termina un perrito caliente. Cautar sí que había ido a uno antes, al de Barcelona, que le gusta más “porque se lo conoce”.

La calle de Pelayo con la esquina con Agusto Figueroa sigue hasta arriba de gente, una de las Drag Queen que actúa hoy entona La Chica Yeyé, de Concha Velasco, que estuvo muy enferma en enero de este año. “Que no se os olvide que el Orgullo no es solo una semana, es todo el año”, reivindica entre canción y canción una de las presentadoras.

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Irene Vega Medina
Redactora en prácticas en la sección de Local desde febrero 2023, anteriormente en Planeta Futuro. Graduada en Lenguas Modernas Cultura y Comunicación, con un máster en Relaciones Internacionales y Estudios Africanos, ambos en la Universidad Autónoma de Madrid. Cursó el máster de periodismo UAM-EL PAÍS con la promoción 2021-2023.

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