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Nueva York decreta el nivel alto de alerta por la expansión de la subvariante ómicron BA.2 del coronavirus

Las autoridades sanitarias recomiendan el uso de mascarillas reforzadas en interiores y lugares concurridos, que podría volver a ser obligatorio si continúa la transmisión

María Antonia Sánchez-Vallejo
Una unidad móvil de detección del coronavirus en el centro de Nueva York
Una unidad móvil de detección del coronavirus, el 3 de mayo en el centro de Nueva York.SPENCER PLATT (AFP)

Tras superar el doloroso listón del millón de muertos por coronavirus, EE UU está a punto de franquear nuevos umbrales de incidencia por la rápida propagación de la subvariante ómicron BA.2. Nueva York ha declarado este martes el nivel naranja o alto de alerta, después de registrar un aumento de la positividad en las dos últimas semanas. El alcalde, Eric Adams, y el comisionado de salud de la ciudad, Ashwin Vasan, habían redoblado en los últimos días su llamamiento a la protección, mediante el uso de mascarillas reforzadas tipo KN95 en interiores, incluidas tiendas, zonas comunes de edificios residenciales, oficinas y otros lugares de uso público, espacios donde el tapabocas brillaba por su ausencia desde hace semanas. Con la nueva alerta, pueden volver a ser obligatorios.

En los últimos siete días, los nuevos casos por cada 100.000 habitantes superaron los 300 en toda la ciudad, siendo Staten Island la zona con mayor incidencia, con 390, seguida de Manhattan con 366. Hace un mes, la tasa en toda la ciudad era inferior a 200 por cada 100.000 habitantes. En los últimos siete días, alrededor del 8% de las personas testadas han dado positivo. Los nuevos casos han aumentado un 57% en los últimos 14 días, y las hospitalizaciones, un 26%, según el recuento diario del diario The New York Times. La cifra de muertos continúa a la baja, con una tasa negativa del 9%.

El nivel de alerta se había elevado a primeros de mayo en la ciudad, hasta el grado medio, mientras los laboratorios móviles de detección del virus, que habían desaparecido de las calles, brotaban de nuevo en cada esquina; también los puestos que ofrecen vacunas contra la covid. Pero el repunte en las hospitalizaciones, que añade presión a un sistema de salud extenuado tras dos años de esfuerzo continuado, ha obligado a intervenir al Departamento de Salud para controlar en lo posible la enésima oleada de la pandemia.

La rápida expansión de la subvariante BA.2.12.1, la prevalente en la ciudad, aconseja extremar las precauciones, sobre todo entre la población más vulnerable o aquellos que, por no estar vacunados, ofrecen mayor blanco al virus. Entre los no inmunizados destaca un grupo de población específico, los menores de cinco años, que en la última oleada ómicron, la registrada en enero, enfermaron masivamente y en un notable porcentaje requirieron ser hospitalizados. La FDA, siglas en inglés de la agencia federal de Alimentos y Medicamentos, ha autorizado precisamente este martes la dosis de refuerzo de la vacuna Pfizer para los niños de entre 5 y 11 años.

Entre las advertencias de las autoridades sanitarias figura evitar las concentraciones y los entornos concurridos, sobre todo por la población más vulnerable. Una recomendación que supone un nuevo varapalo para la actividad comercial y cultural de la ciudad tras dos años de travesía en el desierto. Nueva York apostaba esta temporada por atraer de nuevo el turismo masivo, aunque sin llegar a los más de 66 millones de personas que visitaron la ciudad en 2019. Las nuevas restricciones en China han privado también a la Gran Manzana de una de las principales fuentes emisoras, a consecuencia de las limitaciones de visado impuestas a los turistas de esa nacionalidad.

En un país donde la sanidad es un colosal mercado que en 2019 movió 3,6 billones de dólares, casi el 18% del PIB -últimos datos disponibles-, destaca sobremanera la red pública de salud del Estado de Nueva York. No sólo por la información permanente y las directrices que emiten regularmente las autoridades sanitarias; también por la atención, casi personalizada, del sistema. Cuando un residente en la ciudad -también los inmigrantes sin papeles, que no deben mostrar documentación alguna para acceder a las pruebas- da positivo en cualquiera de los centros de detección exprés, recibe una llamada de un médico para preguntarle por los síntomas y ofrecerle, si estos son graves, el tratamiento antiviral disponible, gratis. El interesado recibe también un SMS para recordarle todos los recursos online para la recuperación. La ciudad ha reanudado asimismo el programa gratuito de envío masivo de test caseros a todos los hogares que lo soliciten.

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