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La OMS supera los recelos de China y ultima la declaración de la alerta internacional

"No aprobar la emergencia la semana pasada ha creado un vacío de autoridad sanitaria", afirma un ex alto cargo del organismo

El director general de la OMS, Tedros Adhanom (izquierda), habla con el responsable de emergencias del organismo, Michael J. Ryan. En vídeo, declaraciones de ambos en la rueda de prensa.
Oriol Güell

El comité de emergencia de la Organización Mundial de la Salud (OMS) debate desde las 13.30 de este jueves en Ginebra si declara que el brote del coronavirus de Wuhan –con 7.700 casos confirmados y 170 muertos– constituye una emergencia sanitaria internacional, algo que previsiblemente sí hará en esta ocasión, según todos los expertos y fuentes consultadas.

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Será la tercera reunión del comité por este motivo después de las dos celebradas la semana pasada, en las que fue incapaz de tomar una decisión ante la división de sus 16 miembros. Una división que las fuentes consultadas atribuyen en parte a las reticencias de China, que ha preferido hasta ahora gestionar el brote sin interferencias externas.

"El comité tiene que salir del bloqueo y declarar la emergencia", sostiene Daniel López Acuña, exdirector de Acción Sanitaria en Crisis de la OMS y actual profesor asociado en la Escuela Andaluza de Salud Pública. "No haberlo hecho la semana pasada ha creado un vacío de autoridad sanitaria internacional, que es precisamente el papel que debe ejercer. Esto ha propiciado que otros actores como gobiernos y aerolíneas adopten sus propias decisiones de forma unilateral, que es el peor escenario", añade López Acuña.

Declarar o no la emergencia internacional en brotes epidémicos depende de criterios como la gravedad de la enfermedad, la rapidez de diseminación del virus y que se produzcan contagios en más de un país, entre otros. "Siempre hay un margen de interpretación, claro, pero es evidente que desde hace una o dos semanas se cumplen los requisitos para considerar el brote una amenaza global de salud pública global", considera López Acuña.

Fuentes de la OMS, que piden el anonimato, destacan la "enorme tensión interna" que está viviendo el organismo en los últimos días ante los recelos de China por la declaración de la emergencia. "Pekín ha querido demostrar al mundo que las críticas recibidas hace dos décadas por la gestión del SARS son cosas del pasado. Que podía manejar esta crisis con sus propios medios. Y aunque es cierto que ha adoptado medidas de gran importancia de forma adecuada, también lo es que este brote hace días que ya no es un asunto interno", destacan estas fuentes.

López Acuña y estas fuentes interpretan el viaje de los últimos días a China de la cúpula de la OMS —encabezada por el director general Tedros Adhanom Ghebreyesus y el responsable de emergencias del organismo, Michael J. Ryan— como "la preparación del terreno" para declarar esta tarde la emergencia internacional sin molestar a China.

Otro ejemplo del cuidado que ha tenido el organismo en no irritar al gigante asiático han sido los equilibrios hechos cada vez que tenían que referirse a Taiwán, país que no es miembro de la organización por el veto de China, e incluir sus datos junto a los de territorios como Hong Kong y Macao. "Los gobiernos tienden a resistirse a que se declare una alerta internacional cuando les afecta. Sienten que se ven señalizados, castigados, mal calificados… En realidad, deben entender que esto se hace porque el problema ha rebasado las fronteras y es necesario actuar internacionalmente", afirma López Acuña.

El comité de emergencia se reunió por primera vez el pasado miércoles, aunque la división interna impidió que adoptara una decisión. La segunda reunión celebrada al día siguiente acabó con el mismo resultado: los 16 miembros —expertos internacionales— divididos en dos bloques entre quienes querían declarar la emergencia y quienes consideraban que no era necesario.

Entonces los afectados ascendían a 600 y los fallecidos eran 18 y aunque se habían diagnosticado casos en otros países, aún no se habían producido contagios fuera de China. Este fue el principal argumento utilizado por la OMS para no declarar la alerta, algo que ha cambiado sustancialmente en los últimos días. 

Una gestión global

La rueda de prensa ofrecida ayer por Ghebreyesus y Ryan al regresar de su viaje a China ofreció pistas interesantes sobre lo ocurrido en los últimos días. Ambos dedicaron buena parte de sus respuestas a alabar la gestión hecha por China, pero también dejaron traslucir la necesidad de hacer frente al brote de forma más global al referirse a medidas como los controles de fronteras, restricciones al movimiento de personas y mercancías...

"194 países adoptando de forma unilateral e individual medidas basadas en sus propias valoraciones de riesgo es una receta con un gran potencial de desastre político, económico y social. Tenemos que asegurar que todas las medidas que afectan a viajes, comercio y la economía están basadas en la evidencia existente de salud pública", defendió Ryan. 

El responsable de emergencias de la OMS ya dejó entrever que en el organismo se ha impuesto el criterio de declarar la emergencia internacional: "La gran ventaja de este enfoque es que puedes alinear las medidas adoptadas por todos los países a la vez" lo que permite "adoptar, basándose en la evidencia científica, medidas que frenen la expansión del virus mientras se minimiza el impacto en los viajes y el comercio".

La declaración de la emergencia internacional supone, según lo establecido por el reglamento sanitario internacional —de obligado cumplimiento para la práctica totalidad de los países del mundo que lo han suscrito—, la coordinación entre los países bajo el marco de la OMS en la elaboración y aplicación de medidas preventivas y planes de contingencia, algo que extiende sus efectos en los controles de fronteras, movimiento de personas y mercancías y adopción de otras medidas de prevención, entre otros puntos. También abre la puerta a la movilización de los recursos necesarios. "Supone, en fin, que gobiernos y empresas actúan con un mismo criterio bajo la autoridad de la OMS, que es el fin para la que fue creada", concluye López Acuña. 

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Sobre la firma

Oriol Güell
Redactor de temas sanitarios, área a la que ha dedicado la mitad de los más de 20 años que lleva en EL PAÍS. También ha formado parte del equipo de investigación del diario y escribió con Luís Montes el libro ‘El caso Leganés’. Es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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