_
_
_
_
_
COLUMNA
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El duelo antes del duelo

Paloma Bravo narra en ‘Una historia de amores’ la devastación y el amor que desata en una familia la enfermedad mortal de un ser querido. El desamparo. Las despedidas sin despedirse

La escritora y periodista Paloma Bravo.
La escritora y periodista Paloma Bravo.Samuel Sanchez
Luz Sánchez-Mellado

El día que cumplí 40 años me hice vieja de repente. Era plenísimo verano. A mi padre acababan de diagnosticarle el mal que iba a llevárselo por delante y, aprovechando que lo vi en la piscina, cometí el error de abordar a un vecino, médico especialista en la materia, y preguntarle qué futuro le esperaba a mi viejo. El hombre, contrariado quizá por tan desagradable asalto en su tiempo libre, me espetó que si de verdad quería saberlo y procedió a explicármelo con pelos y señales y sin paños calientes. No sé ni qué le dije. Solo que sentí evaporarse mi juventud y caerme encima a plomo 30 años más de los que cumplía. Lo que sucedió en los seis meses siguientes fue, exactamente, lo que dijo mi vecino que ocurriría. Todo inexorable en tiempo y forma, un caso modélico de evolución de la enfermedad a mayor gloria de las estadísticas. Lo que pasó en la vida de mi padre, de mi madre, de mis hermanos y la mía durante ese medio año solo lo sabemos nosotros. Nadie habla de ello. Nadie quiere escucharlo. Calla, calla. Total, todos vamos a morirnos. Para qué adelantar acontecimientos.

Paloma Bravo sí que ha hablado. Es más, lo ha escrito maravillosamente en un libro. En Una historia de amores, la escritora y periodista cuenta exactamente eso. Su vida y la de los suyos durante el año y medio que transcurrió entre el diagnóstico fatal de su padre, Julián, y su muerte a los ochenta y pocos años. Una edad perfectamente razonable para morirse para todos menos para quien le toca y para los suyos. Paloma narra la devastación y el amor que desata en una familia la enfermedad mortal de un ser querido. Las esperanzas ciertas y las falsas. El desamparo. La noria de emociones. Las despedidas sin despedirse. El duelo antes del duelo. Esa maldición despachada como ley de vida por todo el mundo menos por quien le va la vida o la razón de su vida en ello. La brava Bravo logra, llamando a las cosas por su nombre, llamarte por el tuyo a cada párrafo y, si aún no te sientes aludido, te sentirás en algún momento. Leerla duele y consuela, como casi todo lo que cura, aunque no la tenga. El día que murió mi padre, por cierto, fui a ver a mi vecino el médico a darle las gracias y a pedirle disculpas. Disculpas por haberle estropeado aquel rato de piscina aquel verano. Gracias por salvar otras vidas, aunque con mi padre no pudiera ser y, además, fuera imposible. Nunca se sabe.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites
_

Sobre la firma

Luz Sánchez-Mellado
Luz Sánchez-Mellado, reportera, entrevistadora y columnista, es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y publica en EL PAÍS desde estudiante. Autora de ‘Ciudadano Cortés’ y ‘Estereotipas’ (Plaza y Janés), centra su interés en la trastienda de las tendencias sociales, culturales y políticas y el acercamiento a sus protagonistas.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_