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Tribuna
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Recuperar la voz de Komitas Vardapet

El silencio del gran músico retrata el silencio del Gobierno de España ante el genocidio armenio

Portada de la carpeta que reúne las gestiones a favor del sacerdote armenio Komitas Vardapet, conservada en el Archivo Histórico Nacional.
Portada de la carpeta que reúne las gestiones a favor del sacerdote armenio Komitas Vardapet, conservada en el Archivo Histórico Nacional.ARCHIVO HISTÓRICO NACIONAL
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El 24 de abril de 1915 Constantinopla se convirtió en el escenario del inicio del Gran Crimen contra el pueblo armenio. Esa noche, cientos de intelectuales fueron deportados en trenes hacia campos de concentración, encarcelados y ejecutados en las mismas calles de la ciudad. Soghomon Soghomonian (1869-1936) dedicó toda su vida a la enseñanza y a la composición de la música armenia, sus cinco sentidos fueron testigos de las atrocidades contra los armenios. Perdió el habla, pero seguramente ni la razón ni el dolor. Una decena de documentos encontrados en el Archivo Histórico Nacional (AHN) pretenden devolver la voz al padre de la música armenia, mostrar que España pudo ser testigo de aquel genocidio, que se ha negado a reconocer oficialmente. La documentación encontrada ha sido enviada al Museo del Genocidio Armenio de Ereván para su exhibición física y virtual tras un acuerdo con el Ministerio de Cultura y Deporte de España.

Nacido en Kutahya en la actual Turquía, quedó huérfano desde muy pronto y descubrió su afinidad por la música. Se formó en Echmiadzin donde egresó como sacerdote; más adelante le otorgaron una de las más altas distinciones de la Iglesia Ortodoxa Armenia, Vardapet, así creó su nombre Komitas Vardapet. En 1886 continuó su educación en Berlín. Regresó a Echmiadzin y se dedicó a recorrer la Armenia histórica en busca de canciones populares. En 1910 se instala en Constantinopla y pasó a ser promotor de coros armenios. Enseña en varias ciudades europeas y no deja de viajar por la región turca con el objetivo de recopilar música popular armenia pero también música kurda y turca.

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Los ultranacionalistas Jóvenes Turcos toman el poder y, cegados por su ideología racista de panturquización e islamización, comienzan a ejecutar los planes que venían urdiendo desde hacía tiempo, exterminar toda vida cristiana de su territorio. Para ello se valieron del sistema estatal, legal y criminal otomano para hacer desaparecer a armenios, griegos y asirios de sus tierras ancestrales en Anatolia. Komitas es enviado al centro de exterminio de Ayas y luego a Çankiri donde es liberado un mes más tarde por orden de Talaat Pachá, para conservarlo como rehén.

Meses más tarde entra en juego la diplomacia española para intentar socorrer a Komitas. Así lo demuestra la carpeta titulada Gestiones a favor del Padre Komitas [Ministerio de Cultura y Deporte, AHN, Política-Turquía H3025/4]. Los embajadores Pepe Quiñones desde París y Salvador Bermúdez de Castro en Viena solicitan por carta y telegrama que el Embajador de España en Constantinopla rescate a Komitas y lo proteja en Viena:

“Me piden con gran interés que esa Legación proteja al Padre Komitas residente en Constantinopla (...). Agradeceré a V.E. que haga cuando pueda en obsequio de dicho sacerdote (...)”. Pepe Quiñones incluye una nota suplicatoria dirigida al rey Alfonso XIII de parte del círculo de intelectuales y amigos de Komitas en París. No se ha encontrado ninguna respuesta de la Casa Real.

Lo más relevante de este archivo es que demuestra que enero de 1916 el diplomático español en Constantinopla, Julián María del Arroyo, se entrevistó en persona con Komitas Vardapet. Así lo atestigua en su carta dirigida al Ministro de Estado de España: “Debo antes de continuar este relato decir que (...) fue internado en Asia Menor dicho Padre gracias a las gestiones que en su favor practicaron la Embajada Americana (…) Pues bien, a mi pregunta contestó que lo único que deseaba era poder marchar a Viena llevándose consigo sus escritos y estudios sobre música”.

Julián del Arroyo es notificado de que Talaat Pachá, ideólogo y planificador del exterminio en masa de cristianos, no iba a permitir la salida de Komitas del país. Según Talaat los armenios eran considerados “tumores” y no musulmanes eran “enemigos del Estado”. Este Pachá fue asesinado por Soghomon Tehlirian, un joven revolucionario armenio en Berlín en 1921.

“Bien sabía yo que mi petición no sería atendida, (...) por miedo a que ese erudito pudiera narrar la verdad de los horrores y crímenes que se han cometido contra los armenios (...)”. Esta carta deja testimonio del uso de los términos del diplomático español como persecución, matanza, horrores, crímenes y odio. ¿Significa que España conocía el baño de sangre en Turquía contra los armenios y armenias y además fue testigo? El Gobierno, la Corona, la red diplomática y la prensa fueron informadas del infernal destino del pueblo armenio. Los términos usados en la correspondencia diplomática serán unos años más tarde los pilares de la tipificación del delito de genocidio creado por Raphael Lemkin.

El silencio que invadió a Komitas resume una atrocidad que se ha repetido en todo el siglo XX, como el Holodomor y el Gran Terror de Stalin en la Unión Soviética, la Shoah contra los judíos en Europa, el Porraimos nazi contra los gitanos, la Revolución Cultural en China, Camboya, Ruanda y Bosnia. Komitas murió solo en París. Sirva esta documentación para rescatar su voz y alzar una petición al Gobierno de España para que reconozca oficialmente el genocidio contra el pueblo armenio. El no reconocimiento supone el negacionismo.

Iván Gaztañaga es investigador sobre el genocidio armenio a través del Knights of Vartan Fund for Armenian Studies, el National Association for Armenian Studies and Research (NAASR) y el Museo del Genocidio Armenio de Ereván.

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