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Pedro Vaquero, escritor: “Competir con el torrente de dopamina que generan las pantallas es un gran desafío”

Los relatos cortos son mucho más que un vehículo ideal para que niñas y niños se aficionen a la lectura desde edades tempranas: para el fundador de la ONG Coloria, también pueden llegar a ser en una herramienta para cambiar el mundo

Pedro Vaquero
Pedro Vaquero pasó de ser un alto ejecutivo a escribir cuentos infantiles. Hace dos años, creó una ONG.José Sanz Mora

“Gran parte de mi carrera profesional la he pasado viajando por distintos países de Latinoamérica. Un día, sentado en un avión, decidí enfrentarme a una hoja en blanco. Poco tiempo después ya había publicado mis dos primeros libros para niños”. Quien habla así es Pedro Vaquero (Madrid, 51 años), cuya historia personal representa el relato de un cambio, como en las mejores narraciones: alto ejecutivo que, absorbido por las ocupaciones, sobre todo por las derivadas de su trabajo, toma la decisión de romper con todo y dar un cambio de rumbo a su viaje vital. En su caso, el giro de volante le llevó desde la dirección general para América Latina de una multinacional del ámbito digital a escribir cuentos infantiles y, unos años más tarde, a fundar la ONG Coloria —la plataforma gratuita de cuentos inacabados— para ayudar a niñas y niños de todo el mundo a conectar con su lado creativo.

PREGUNTA. ¿Qué tienen los cuentos para ser una herramienta tan potente en la educación y el desarrollo de niñas y niños?

RESPUESTA. Los cuentos son un recurso maravilloso para el aprendizaje a cualquier edad. Captan la atención de una manera lúdica y no invasiva, y además ofrecen una experiencia totalmente personalizada, puesto que permiten que cada lector conecte con aquella parte de la historia con la que se siente más identificado extrayendo sus propias conclusiones. Les ayudan a conocerse mejor y les muestran lo que pueden llegar a ser.

P. Vivimos un momento en el que las pantallas acaparan gran parte de los momentos de entretenimiento de nuestros hijos e hijas. ¿Nos estamos cargando su creatividad?

R. Sin duda, las pantallas suponen un gran desafío para quienes tenemos hijos e hijas. Es difícil competir con el torrente de dopamina que generan y, además, habitualmente las usamos desde un rol de consumidores de contenido, que no genera ningún beneficio en cuanto a habilidades creativas. Hay muchos estudios que confirman que el uso de pantallas en la primera infancia, entre los 0 y los 3 años, supone un verdadero peligro para el desarrollo. Pero, a partir de ese momento, pienso que debemos usarlas como aliadas, adecuando su uso en tiempo a su edad, buscando propuestas donde los menores tengan un rol activo y complementando la actividad de la pantalla con una extensión en el mundo físico. Si vemos un vídeo donde aparezcan animales en un bosque, por ejemplo, lo ideal es invitar después al menor a dar un paseo por un bosque o un parque y escuchar sonidos, tocar los árboles e imaginar que aparecen esos animales.

P. ¿Qué pautas de creatividad cree que pueden ayudar a madres y padres a optimizar la educación de sus hijas e hijos en el día a día?

R. Creo que, en primer lugar, es fundamental mantener una actitud de juego en lo que hacemos y dejar salir al niño que llevamos dentro. Desde ahí podremos leerles un cuento y añadir cualquier elemento nuevo a la historia, jugar a buscar usos diferentes a objetos cotidianos, inventar palabras y darles significado o garabatear con los ojos cerrados dibujos para luego imaginar juntos la historia que hay detrás. Sabremos que vamos por buen camino cuando disfrutemos con las propuestas tanto como ellos.

P. ¿De qué forma cree que puede utilizarse la creatividad para dar respuesta a las necesidades de niños y niñas con diversidad funcional —TEA, discapacidad intelectual, parálisis cerebral…—?

R. Cada persona es única y aprende y se emociona de manera diferente, sin importar su condición, aunque es cierto que en determinadas personas con TEA, por ejemplo, el uso de determinadas herramientas, como pueden ser los sonidos, podrían ser contraproducentes en algún caso. Por ello creo que uno de los mejores regalos que podemos hacer a los menores es poner a su disposición el mayor número posible de estímulos diferentes: visuales, auditivos y kinestésicos —conjunto de gestos y movimientos corporales—, para que cada uno tenga la posibilidad de explorar usando su propio camino. La creatividad nos permitirá abrir el abanico de alternativas primero y acompañarle después con una propuesta lo más individualizada posible.

P. En 2021 fundó Coloria, una ONG con la que trabaja impulsando la creatividad de niños y niñas de diferentes países. ¿En qué consiste el trabajo de la organización?

R. Coloria nació con la misión de empoderar y dar voz a niños y niñas de todo el mundo desplegando su creatividad y usamos para ello los cuentos inacabados. A través de nuestra plataforma web gratuita, Coloria World, los menores pueden leer cuentos en español y en inglés, escribir y dibujar sus finales, y ver el que han escrito niños de todo el mundo. Además, ofrece la posibilidad de adquirir un ejemplar del cuento con su final escrito y su nombre en la portada. Nuestro lema es “El final lo creas tú”. Solo en su primer año de lanzamiento ya tenemos usuarios en 120 países. También ofrecemos talleres de creatividad para trasladar esta filosofía a centros educativos, centros culturales o empresas. Con nuestros ingresos llevamos toda esta propuesta a colectivos en riesgo de exclusión y países en vías de desarrollo, además de colaborar con organizaciones en nuestro país. Por ejemplo, ahora mismo estamos trabajando con ACNUR para crear un cuento que visibilice la realidad de las personas refugiadas. También colaboramos en otro proyecto con la Fundación Ochotumbao, de Dani Rovira y Clara Lago, y el Centro de Rescate de Primates Rainfer. Y también verá la luz en breve un cuento sobre la igualdad que estamos preparando junto a Inspiring Girls. Con ello, lo que intentamos es dar visibilidad a las misiones de distintas ONG y, además, ofrecer un altavoz a los menores sobre cada una de las temáticas.

P. En este momento estáis también trabajando en un proyecto orientado a canalizar las “secuelas emocionales” de menores cuyos familiares han sufrido un daño cerebral. ¿Qué papel desempeñan los cuentos en un contexto como ese?

R. Los cuentos tienen una capacidad terapéutica considerable que permite a los menores proyectar sus vivencias personales. El uso de la metáfora, además, facilita el abordaje de cualquier tema, incluso de los más sensibles. Y lo hace sin aleccionar, de una manera natural. Por ello, desde Coloria trabajamos para aportar contenidos que ayuden a los menores a gestionar distintas situaciones desafiantes que pueden aparecer en sus vidas, y una de ellas es la de encontrarse con un familiar que ha sufrido un daño cerebral. En esta línea estamos trabajando con un cuento que permita a los menores desahogarse tras un evento así. El hecho de que sea inacabado le permitirá convertirse en protagonista y escribir y dibujar el final de la historia, con todo el simbolismo que eso implica.

P. ¿Podría recomendarnos algún cuento que crea que puede conseguir que niñas y niños se enamoren del uso de la creatividad y la imaginación?

R. Uno de mis favoritos es El punto de Peter H. Reynolds. Una historia que aúna creatividad y autoestima y que conecta mucho con nuestra filosofía. Y de nuestra colección en Coloria World os recomendaría Samara y la gran pregunta y, por supuesto, os invitaría a crear vuestro propio final.

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