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Sandra Torres, una política veterana que va por el tercer intento

Heredera de la tradición política de su esposo, el expresidente guatemalteco Álvaro Colom, Torres ha virado desde la socialdemocracia a posiciones más conservadoras

Sandra Torres acude a emitir su voto, durante la jornada electoral del pasado domingo en Ciudad de Guatemala. Foto: JOHAN ORDONEZ (AFP) | Vídeo: EPV

Los sondeos preelectorales no se equivocaron con Sandra Julieta Torres Casanova. La ex primera dama ganó con el 15,78% de los votos la primera vuelta electoral en Guatemala y el 20 de agosto enfrentará en un segundo turno definitivo a Bernardo Arévalo, un “tapado” que obtuvo casi el 12%, cuatro veces más que lo que pronosticaban las encuestas.

Torres, que pasó de la socialdemocracia a una postura más conservadora, va por su tercer intento. En las dos elecciones anteriores, llegó a segunda vuelta y perdió frente a Jimmy Morales y Alejandro Giammattei.

Se define como una mujer de pueblo, que nació en Melchor de Mencos, una pequeña localidad del departamento de Petén, en el norte de Guatemala, fronteriza con Belice. Conocida por los guatemaltecos por haber sido primera dama durante el Gobierno de Álvaro Colom —fallecido este año—, quienes han trabajado con ella dicen que esta comunicadora de 67 años tiene un carácter fuerte y exigente.

La candidata de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE) concede pocas entrevistas a la prensa y, cuando accede, asume una posición confrontativa ante cualquier cuestionamiento. Tan poco le gustan las críticas que en 2019 denunció a seis editores de elPeriódico por violencia contra la mujer para tratar de evitar que el medio no publicara nada que tuviera que ver con ella.

Una de las principales sombras de su carrera fue la denuncia por supuestamente ocultar financiamiento electoral durante la campaña de 2015, cuando su principal recaudador de fondos era Gustavo Alejos, el secretario privado del expresidente Álvaro Colom. Un audio que se filtró a la prensa recrea una conversación entre Torres y Alejos: él le asegura que un constructor le ofreció 5 millones de dólares, un caso que llevó adelante la fiscalía a cargo de Juan Francisco Sandoval. La conversación existió pero la candidata asegura que no recibió ese dinero.

Por ese caso, Torres estuvo presa durante cuatro meses hasta que recuperó su libertad durante la gestión de la fiscal general Consuelo Porras, la polémica jefa del Ministerio Público acusada de entorpecer la lucha anticorrupción. El exfiscal del caso, ahora en el exilio, señaló a su jefa por “cambiar y tergiversar” la acusación contra Torres.

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Como esposa de Colom, Torres asumió un poder más allá de la figura social de la primera dama, una oficina desde donde promovió programas de asistencia como la Bolsa Solidaria, un paquete de víveres para la población en pobreza, que promete que volverá si llega a la presidencia, ahora como la “bolsa mejorada”. El recuerdo de esas ayudas que llegaban a zonas tradicionalmente olvidadas por el Estado guatemalteco hace que Torres tenga grandes apoyos en el campo.

“La gran mayoría de personas del área rural la vota por el apoyo a los programas sociales”, reconoce Aura Cumes, una investigadora y docente maya-kaqchikel de la localidad de Chilmantenango. “Efectivamente, sí destinó una gran parte del presupuesto del Estado a ello. Y en tanto que sí le llegaba a la gente, tiene mucho voto cautivo en el área rural. También lo hizo en el área urbana, en aquellos lugares llamados áreas marginales”. Sin embargo, Cumes reconoce que la candidata también tiene un “gran antivoto”, algo que achaca en parte al machismo y el clasismo de parte de la población urbana no indígena que rechaza lo que representa.

En el libro Rendición de Cuentas, el exministro de finanzas Juan Alberto Fuentes, relata que, durante el Gobierno de Colom, era Torres quien ejercía el poder real y absoluto. La ex primera dama, que se instaló en el partido socialdemócrata UNE con el que su marido presidió el país, ha mostrado un viraje ideológico a la derecha en sus posiciones, pero evita hablar de su ideología. En una entrevista reciente, cuando le preguntaron por cómo se identificaba, Torres quitó peso a sus giros y remató con la frase: “Mi ideología es Guatemala”. En estas elecciones integra binomio con el expastor evangélico Romeo Guerra

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