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José Tello Alfaro, ministro de Justicia de Perú: “No nos aferramos al poder”

El dirigente, uno de los más fieles a la presidenta Dina Boluarte, admite la baja aceptación del Gobierno, pero evita las autocríticas en la gestión de la crisis y de las protestas

José Tello Alfaro
El ministro de justicia de Perú, José Tello Alfaro, el pasado martes en su oficina de Lima.CESAR CAMPOS
Renzo Gómez Vega

El Gobierno de Dina Boluarte, que asumió el poder en Perú tras el intento fallido de autogolpe de Pedro Castillo el pasado diciembre, afronta un cuestionamiento ciudadano cada vez más profundo. Según el Instituto de Estudios Peruanos (IEP), el 77% de los votantes rechaza su gestión y nueve de cada diez desaprueba el desempeño del Congreso. “Es solo una fotografía del momento”, asegura el ministro de Justicia y Derechos Humanos, José Tello Alfaro (Lima, 48 años), sentado en su despacho. Para uno de los dirigentes políticos más fieles a Boluarte, el Ejecutivo que cumplirá tres meses el próximo martes es “democrático, abierto al diálogo y proyecta confianza en el extranjero”. Desde entonces, 60 personas han muerto y 1.300 han resultado heridas en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad.

P. ¿Ha revisado las últimas encuestas?

R. Sí, está bastante baja la aceptación del Gobierno…

P. ¿Qué piensa cuando los analistas políticos aseguran que este es un Gobierno cívico-militar?

R. Que están equivocados porque lo que más se busca es el diálogo. El diálogo es un pilar dentro de la democracia. Estamos hablando de un gobierno que no se sostiene por las Fuerzas Armadas y Policiales. Es un gobierno democrático donde existe una libertad de expresión plena, tal es así que diariamente hay ataques hacia el gobierno. No es algo que se impida.

P. ¿Una vida cuesta 50.000 soles?

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R. En lo absoluto. Una vida no tiene precio.

P. ¿Le parece acertada esta medida del Ejecutivo de darles 50.000 soles a los deudos y 25.000 soles a los heridos de las movilizaciones?

R. Nosotros no estamos hablando de ninguna indemnización. Más adelante habrá indemnizaciones que determinará el Poder Judicial. Lo que estamos haciendo es un apoyo solidario, que no puede ser malinterpretado como colocarle un precio a la vida. Eso me parece un despropósito en todo el sentido de la palabra. Me parece inadmisible. La reacción del Estado ha sido inmediata y solidaria. Se está haciendo un despliegue integral de la comisión.

P. ¿Cómo le fue en su visita a Ayacucho, donde conversó con los familiares de las víctimas?

R. Fue duro. No es fácil llegar y encontrarse con las personas que han tenido pérdidas irreparables. O que tienen familiares heridos. Lo que se buscó fue un diálogo y se encontró. Hay un entendimiento para mejorar el trabajo de la comisión [creada para atender la crisis]. Hemos quedado en regresar a finales de la próxima semana.

P. ¿Irá a Juliaca?

R. Va a tomar un poco más de tiempo, pero se va a tener que dar en su momento. Y es progresivo. La situación de Ayacucho hace un mes no era la de ahora.

P. En Juliaca ya se pronunció el líder del colectivo de los deudos y ha dicho que “ningún dinero les devolverá las vidas perdidas”. ¿Qué piensa decir cuando esté frente a ellos?

R. Lo mismo que dije en Ayacucho y lo mismo que diría en cualquier otra parte en una situación de esta naturaleza: es irreparable la pérdida de un ser humano. Ningún tipo de indemnización puede devolverle la vida a un ser querido. Esto se trata de hacer algo en este momento. Es importante que mientras la justicia sigue su trámite, nosotros no perdamos nuestro toque de humanidad como Estado.

P. ¿En su intervención en Ayacucho pidió disculpas?

R. Sí, porque ha habido mucho sentimiento de fastidio con expresiones generalizadas de vandalismo, terrorismo. Pero también quiero ser muy claro en que ya nosotros como Gobierno hemos expresado disculpas…

P. ¿Alguna vez ha marchado?

R. [Piensa] Bueno, la verdad no.

P. Usted ha dicho muchas veces cómo debe ser una protesta, pero resulta que nunca ha tenido esa experiencia…

R. En lo particular he visto el derecho del ejercicio de la protesta…lo que sí es que, por ejemplo, he compartido lo que puede resultar una demanda ciudadana. A finales de los noventa salíamos del gobierno de Fujimori y he estado, como muchos jóvenes, en aquella época…

P. ¿Es antifujimorista?

R. Más que antifujimorista, estaba en contra de lo que representaba el Gobierno de Alberto Fujimori. Hoy en día, el fujimorismo es una fuerza política.

P. ¿Por qué los sindicatos franceses protestan contra la reforma de pensiones y no se registra ningún muerto o por qué en Brasil hubo más de 1200 detenidos en enero cuando seguidores de Bolsonaro atacaron las instituciones públicas y tampoco hubo muertos?

R. Los muertos son algo indeseable para cualquier Estado de derecho. Quienes pierden la vida nos terminan afectando a todos. Nos debe doler como sociedad.

P. ¿A alguien que destruye la propiedad privada se le reduce, se le arresta y se le lleva ante la justicia o se le dispara?

R. Cuando hay este tipo de situaciones hay protocolos y se deben seguir. Quien no los siga es responsable. Las situaciones permitidas en cualquier Estado de Derecho van al ejercicio legítimo de la protesta. Cuando hay violentismo el asunto, lamentablemente, toma otras connotaciones. Sobre el accionar de las fuerzas armadas, policiales y de los civiles es materia de investigación y lo está viendo el Ministerio Público.

P. Habla de diálogo, pero a lo largo de varios mensajes a la nación, la presidenta, incluso en las veces que ha pedido disculpas, no ha dejado de llamar vándalos a los manifestantes.

R. La presidenta de la República habla en base a lo que es una línea de este Gobierno: el diálogo. Si en algún momento sube el tono es porque también tiene que hacer sentir a las personas afectadas con esta situación de que tiene que haber un nivel de orden. Pero eso no significa que no se dialogue.

P. Este “subir el tono”, en realidad, estigmatiza.

R. Lo que pasa es que ella separa la protesta de los hechos aislados. El solo empleo del término no significa que en este caso haya una estigmatización.

P. Perú en estos tres meses ha declarado persona non grata al presidente de Colombia, Gustavo Petro, y acaba de retirar al embajador de Perú en México. ¿Nos estamos aislando en la región?

R. En lo absoluto, porque nuestras relaciones son sólidas con la mayoría de países.

P. A pesar de que el presidente de Chile, Gabriel Boric se pronunció en contra de la presidenta y pidió un cambio de rumbo…

R. Más allá del comentario que hizo en la CELAC, ¿ha habido alguna reacción posterior a eso? ¿Argentina qué postura tiene ahora? ¿Bolivia? El señor Evo Morales no cuenta. Si hacemos un balance, el problema serio es con el presidente de México, pero no con México. Son un pueblo hermano. Tenemos siglos de hermandad histórica. Pero la postura del señor Petro es inadmisible y también del señor Andrés Manuel López Obrador. Es una clara injerencia en temas peruanos. El señor debería preocuparse en el medio millón de personas que salieron a protestar en el zócalo o de los altos índices de criminalidad en México. Por más que tenga una empatía ideológica debe preocuparse en lo suyo. Lo que pasa en el Perú no le compete. Somos un gobierno constitucional.

P. Constitucional, pero con una legitimidad bajísima.

R. Porque es una foto del momento. Las encuestas pueden cambiar. Pero eso no significa que no estemos atentos a la lectura de las encuestas. No quiero minimizarlas. Solo quiero darles su real dimensión.

P. Ha remarcado que la presidenta no va a renunciar por una cuestión de responsabilidad. ¿No es más digno dar un paso al costado cuando la calle no te quiere?

R. ¿Qué podría sobrevenir en el supuesto negado que la presidenta renunciara? Primero, una designación de una nueva Mesa directiva del Congreso y segundo, la determinación de si solo hay elecciones presidenciales o generales. Son situaciones extremadamente complejas, porque la constitución no lo especifica. ¿Qué puede interpretar el Congreso? De que solo son presidenciales. En el día a día nosotros entendemos que el país necesita soluciones. Hacer gestión es atender las necesidades de la población diariamente. Porque es la única manera en la que nosotros le vamos a dar tranquilidad a este país.

P. ¿A qué costo esa tranquilidad?

R. El costo de la democracia. La democracia misma. La responsabilidad de Dina Boluarte. Las necesidades de la calle las atiendes haciendo gestión. Los ministerios no pueden parar.

P. En esta conversación no ha habido autocríticas.

R. Lo que tenemos que hacer es terminar de poner orden en los diferentes ministerios, donde todavía hay secuelas del gobierno anterior. También tenemos que evitar que la gente vuelva a sentir que sus prioridades no son la agenda principal de este gobierno. Algunas entrevistas como esta se tornan monotemáticas, porque no van a lo propositivo. No me has preguntado cómo encontré el Ministerio y qué logros hemos tenido.

P. Nuevamente, no hizo ninguna autocrítica.

R. Tenemos que comunicar mejor e ir a los temas de fondo, que es lo que la población necesita. Nosotros no nos aferramos al poder.

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Sobre la firma

Renzo Gómez Vega
Periodista y escritor. Ha escrito en los medios peruanos 'El Comercio', 'La República', el semanario 'Hildebrandt en sus Trece' y 'Salud con Lupa'. Fundador de la revista digital 'Sudor'.

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