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ENSAYOS DE PERSUASIÓN
Columna
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Argentina está viviendo una emergencia crítica, no un tiempo de reformas

El país presidido por Javier Milei avanza hacia un recesión muy profunda mientras se “latinoamericaniza”

Javier Milei durante el Foro Económico Mundial de Davos el pasado 17 de enero.
Javier Milei durante el Foro Económico Mundial de Davos el pasado 17 de enero.GIAN EHRENZELLER (EPA/EFE)
Joaquín Estefanía

Enrabietado por su derrota legislativa, el presidente argentino declaró desde Israel: “No vamos a seguir negociando con quienes exigen mantener sus privilegios (…) Vamos a continuar con nuestro programa con o sin el apoyo de la dirigencia política que destruye nuestro país”. Veremos. En los tres meses casi exactos desde que Javier Milei se convirtió en nuevo presidente, el Fondo Monetario Internacional ha reducido la previsión de crecimiento de ese país en 5,6 puntos este año (de un crecimiento del 2,8% a una reducción en el mismo porcentaje). ¿Qué es más doloroso, una hiperrecesión o una hiperinflación? Recuérdese que la inflación en 2023 fue de más del 200% (211,4%) y que Argentina soporta un 40% de población sumida en la pobreza.

Este es el contexto en el que han de entenderse tres movimientos contrarios al programa ultraliberal de Milei que, nada más llegar, dejó al lado dos de sus medidas más fuertes: la dolarización de la economía y la supresión del banco central. Estos son los siguientes: uno, un comité de apelación hizo caso a la mayor central sindical del país y declaró “inválida constitucionalmente” su reforma laboral; dos, descreste en la Cámara de Diputados de la Ley de Bases y Puntos para la Libertad de los Argentinos, una ley ómnibus con asuntos totalmente heterogéneos, de más de 600 artículos; y tres, derrota parlamentaria de Milei al discutir cada artículo de esta ley, que dotaba de una caja de herramientas y poderes extraordinarios al presidente para desguazar el Estado. Al encontrarse tantas resistencias el partido de Milei, La Libertad Avanza, optó por levantar la sesión y dejó congelado el proyecto de ley hasta nuevo aviso. El oficialismo solo tiene 38 de los 257 diputados, siete de los 70 senadores, y no controla ninguna de las 24 provincias. La primera gran sorpresa de su Gobierno fue su macrización, a través de una alianza construida en 24 horas con el expresidente Mauricio Macri y su enemiga electoral Patricia Bullrich, a la que hizo ministra de Seguridad de la nación. El presidente culpó a los políticos opositores de no dejarle gobernar. El problema es que en este caso el tiempo cuenta mucho por la velocidad de la recesión. La ley omnibús habrá de empezar legislativamente de cero.

Los “dialoguistas” temen un doble o nada de Milei, que tense aún más la cuerda en la polarizada sociedad argentina, no dé su brazo a torcer y convoque un referéndum que lo fortalezca apenas un bimestre después de su toma de posesión. Ello significaría voluntad de choque en un país que está viviendo una emergencia crítica y no un tiempo de reformas. Milei ha advertido que, en esta segunda oportunidad, el ajuste fiscal sería mayor de lo inicialmente previsto (cinco puntos del PIB, equivalente a alrededor de 20.000 millones de dólares).

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Da la sensación de que Argentina, el país americano más europeo, el de los cinco premios Nobel y el actual Papa se está “latinoamericanizando”. El periodista José Natenson, director de la edición argentina de Le Monde diplomatique, habla de cinco circunstancias que explican la victoria de Milei: una sensación de fracaso histórico del país, que ha contemplado cómo Cristina Fernández, Mauricio Macri y Alberto Fernández ganaron las elecciones pero fallaron en sus expectativas, dejando al país estancado; una sociedad rota que en esta ocasión ha explotado hacia dentro, no hacia afuera (es el momento de sociólogos, no de politólogos ni de economistas); la digitalización que cambió los modos de comportamiento y de socialización política en todo el mundo, incluida Argentina, haciendo avanzar extraordinariamente el individualismo, y el hilo global en el que las extremas derechas avanzan en todas partes (en Argentina es más difícil aplicar a este fenómeno el concepto de populismo).

En último lugar, el propio Milei, un tipo en la cincuentena que no tiene pasado político y que ha obtenido apoyos electorales muy transversales con la idea de que Argentina ha de resetearse para salir adelante. A pesar de sus dificultades legislativas sigue teniendo mucho poder. El de los votos.

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