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El PP pone a prueba el tirón nacional del ‘efecto Ayuso’ para recuperar terreno en Madrid el 23-J

Tras perder la hegemonía de la derecha ante CS en las primeras generales de 2019, el PP busca neutralizar a Vox y sumar cuatro escaños más que ahora en el Congreso

Juan José Mateo
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso (i), el alcalde José Luis Martínez-Almeida (d) y el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo (c), saludan a los simpatizantes desde el balcón de Génova tras conocer los resultados del 28-M.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso (i), el alcalde José Luis Martínez-Almeida (d) y el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo (c), saludan a los simpatizantes desde el balcón de Génova tras conocer los resultados del 28-M.JUANJO MARTIN (EFE)

Mientras corre la cerveza y se sirven tapas gallegas en un restaurante de Chamberí, nada hace sospechar a Isabel Díaz Ayuso lo que está por venir. Es 28 de mayo, y la madrugada descubre a la líder en el Ni subo ni bajo, su bar de referencia, donde sus familiares y amigos han seguido el escrutinio que la corona como presidenta de Madrid con mayoría absoluta. La vuelta a casa es tardía. Y el despertar, como una sacudida eléctrica. Hay elecciones generales en 54 días. No hay tiempo para regodearse en el triunfo. El 23 de julio hay examen: se dirime si el efecto Ayuso permite al PP reconquistar para el Congreso el terreno perdido en una circunscripción clave. Porque en las primeras elecciones generales de 2019, los conservadores cedieron la hegemonía de la derecha en Madrid frente a Ciudadanos en el Congreso (siete diputados por ocho). Unos meses después, con la repetición electoral, vieron cómo crecía Vox. Y como resultado, los siete y 10 representantes obtenidos en esas dos elecciones generales de 2019 son el peor balance del PP en Madrid desde 1982. Una dinámica que el equipo de Alberto Núñez Feijóo aspira a cambiar con la colaboración de Díaz Ayuso.

“La convocatoria electoral nos ha descolocado a todos los partidos, pero el estado de ánimo es bueno”, afirma un dirigente conservador que cuenta con la confianza de la presidenta regional. “Lo suyo es que pasemos de 10 a 14 diputados como mínimo, subir tres o cuatro escaños”, añade. “Para eso tenemos que buscar un equilibrio entre defender nuestro territorio, y el resultado del 28-M, e ir a otros lugares de España”, sigue sobre la expectativa de que la líder haga campaña por todo el país. “Estamos a lo que nos diga la dirección nacional”.

Lejos quedan los años dorados del combo José María Aznar-Alberto Ruiz-Gallardón, cuando el PP se disparó a los 19 diputados (2000). También la época de Mariano Rajoy y Esperanza Aguirre, cuando, 11 años después, repitió ese resultado. El bipartidismo no es lo que era. Hay votos que se pierden hacia Ciudadanos, aunque cada vez sean menos (52.925 en las últimas autonómicas). Y Vox busca ahora la fórmula para evitar que el PP crezca a costa de sus representantes, como hizo Ayuso en las autonómicas del 28 de mayo.

“Pero ya está el pescado vendido”, se lamenta un político cercano a la extrema derecha que conoce a la perfección a las dos formaciones. “La campaña afectará poco”, vaticina. “Ni en España, ni en Madrid”.

Santiago Abascal líder de Vox
El líder de Vox, Santiago Abascal, en un mitin en el Muelle de La Sal de Sevilla. Raúl Caro (EFE)
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La resignación del comentario contextualiza una realidad estadística. La última vez que hubo elecciones generales, en Madrid 887.474 personas votaron al PP con Pablo Casado como candidato. En contraste, la última vez que hubo elecciones autonómicas en Madrid, 1.599.186 votaron al PP con Díaz Ayuso como aspirante. Y dos años antes, también con ella al frente, lo hicieron aún más: 1.631.608. Son 711.712 y 744.134 votos de diferencia, respectivamente. Datos que ahora sirven para calcular los objetivos del partido, y que el 23-J medirán la distancia que separa a Pablo Casado de Núñez Feijóo, al PP de Madrid descabezado de hace cuatro años, del que ahora preside Díaz Ayuso, y al momento político que vivía España en 2019 del que se vive en el presente.

Mantener ese caudal de votos fluyendo en favor de Feijóo es ahora la misión de Ayuso, que se ha convertido en la líder regional conservadora más votada en términos absolutos del último ciclo electoral, por delante incluso de Juan Manuel Moreno Bonilla, el presidente de Andalucía con mayoría absoluta (1.589.272). Frenarlo es el objetivo de sus rivales regionales. Porque si hay un lugar en el que ahora mismo se siente fuerte Sumar, la plataforma de Yolanda Díaz, es en Madrid, donde Más Madrid logró el 28 de mayo 620.631 votos, y Podemos 161.032. Ninguno de los partidos que se han sumado al proyecto de la vicepresidenta del Gobierno ha logrado una cosecha parecida a esos 781.663 votos conjuntos en su circunscripción en los recientes comicios: por ejemplo, Compromís llegó a los 350.000 en la Comunidad Valenciana.

“No hay fronteras, no estamos aislados, ni se puede mirar hacia otro lado ni estar de espaldas a la realidad”, razona una fuente con galones del partido de Mónica García para explicar que la organización se implique en el 23-J tras hacer campaña durante el 28-M como un partido regionalista centrado única y exclusivamente en Madrid. “Estamos activados, y vamos a aportar lo mejor que tiene el partido, que son sus bases, y sus ideas”.

Para el PSOE la situación es más complicada. El 28-M le dejó sin cumplir el objetivo de recuperar la hegemonía de la izquierda y el liderazgo de la oposición, aun en manos de Más Madrid, y con un resultado que en número de votos deja a los socialistas de Madrid por detrás de los de la Comunidad Valenciana, Cataluña o Andalucía.

“Hubiéramos esperado recuperar la segunda posición, pero las circunstancias han sido un poco jodidas”, reconoce un veterano socialista. “Hemos pagado la parte del efecto gobierno, y de Podemos, muchísimo”, añade en referencia a las polémicas que han rodeado al Ejecutivo de coalición. “Y Más Madrid ha estado al margen de ese desgaste. Eso sí, el efecto visual de la subida de escaños [de 24 a 27] es importante”.

Quedan apena un mes para los comicios. No han pasado más que 15 días desde las autonómicas. Con la resaca de ese esfuerzo bien presente, para bien y para mal, los partidos preparan a sus organizaciones para la batalla por La Moncloa.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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