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La manifestación sanitaria eleva la presión sobre Ayuso y abarrota de nuevo las calles tres meses después

La Delegación de Gobierno cifra la afluencia en 250.000 personas. Según los convocantes, en la plaza de Cibeles de Madrid se ha reunido un millón de personas que piden el fin de los recortes en el sistema público de salud

Manifestantes participan en una protesta a favor de la sanidad pública en Madrid.Foto: Andrea Comas | Vídeo: Europa Press
Jacobo García

Decenas de miles de razones han salido este domingo a las calles de Madrid para defender el sistema público de salud. Juan, que ha venido desde de Usera con su familia, se ha manifestado “para frenar el deterioro de un sistema que era modélico, pero que se degrada día a día”. Yolanda, que camina con su novio de una mano y con una pancarta contra los recortes en la otra, recorre el paseo de Recoletos “para frenar un guion que ya hemos visto con otros servicios públicos, como la educación”. Jacinto y Amparo, funcionarios de Orcasitas, reclaman “un sistema sanitario que incluya a quienes no podemos pagar un seguro privado”. Y Rosa, que acude con otros tres vecinos desde La Cabrera, protesta para que no cierren los ambulatorios de la sierra.

Así, uno a uno, con gritos, pancartas, camisetas, tambores y timbales, miles de personas han abarrotado el centro de Madrid durante una protesta que, según la Delegación del Gobierno, reunió a más de 250.000 personas. Al pulso que sostiene el personal sanitario con las autoridades, miles de madrileños respondieron con una de las movilizaciones más multitudinarias de los últimos años después de sacar por segunda vez en menos de tres meses a más de 200.000 personas a la calle. En un momento de éxtasis, los organizadores de la marcha incluso pronunciaron la palabra “millón” para cuantificar el tamaño de la manifestación. En ese momento, cuatro columnas de manifestantes llegaban simultáneamente a la plaza de Cibeles desde Alcalá, Gran Vía, Atocha y Colón.

Desde ese mismo atril, ubicado frente al Palacio de Correos, se han escuchado frases como “quieren privatizar la sanidad y que termine convertida en un sistema de beneficencia” o “necesitamos un sistema sanitario que actúe sobre las causas y no sobre los síntomas”. Cuando desde el estrado los organizadores han hecho recuento de la lucha sanitaria, el mismo orador ha recordado: “¿Se pueden creer que el consejero de Sanidad [Enrique] Ruiz Escudero no ha querido estar presente en ninguna de las reuniones mantenidas hasta ahora?”.

Bajo el eslogan Madrid se levanta y exige sanidad pública y soluciones al plan de atención primaria, la marcha estaba convocada por los vecinos que forman la Federación de Asociaciones en Defensa de la Sanidad Pública (Fadsp) y apoyada por la Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública, que reclaman un aumento del gasto sanitario para frenar la huida de médicos madrileños o la saturación en los ambulatorios. “Los sucesivos gobiernos del PP han apostado por la privatización de la sanidad pública, deteriorándola de manera intencionada”, dijeron los días previos.

Para la asociación, la situación es especialmente dramática en atención primaria, ya que Madrid es la comunidad autónoma con menor gasto per cápita y menor porcentaje del gasto sanitario dedicado a este primer nivel asistencial, denuncian los convocantes. Se trata del primer muro de contención en la sanidad. Y es justo el que está en riesgo, insisten. Según sus datos, hasta un 26,72% de las personas con un problema de salud no pudieron acceder a las consultas. De ahí, el siguiente paso es el colapso de las urgencias de los hospitales, como pasó en verano. Como lleva pasando, matizan los médicos, desde que llegó la pandemia y el sistema sanitario y sus profesionales comenzaron a estar —más— contra las cuerdas.

El presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, ha reivindicado su defensa de la sanidad pública “digna, de calidad y universal” frente al “modelo del Partido Popular, que es del que se cure quien pueda”. En la presentación del candidato socialista a la alcaldía de Málaga, Daniel Pérez, Sánchez ha pedido “no olvidar cuán importante” es tener una sanidad pública “gratuita, universal y de calidad” en España, más tras los momentos tan “complejos” de la pandemia. Actualmente, 4.240 médicos de familia y 720 pediatras de atención primaria sostienen una huelga desde el 21 de noviembre. Los médicos, entre otras cosas, piden al Gobierno de Isabel Díaz Ayuso cosas tan revolucionarias como 10 minutos para ver a un paciente sin que eso dependa de la voluntariedad de los propios profesionales para hacer turnos extras. Piden, en definitiva, más financiación para la atención primaria y para evitar que los doctores se vayan de Madrid cuando terminan la formación que realizan durante la residencia.

Manifestantes durante la protesta a favor de la sanidad pública, este domingo en Madrid.
Manifestantes durante la protesta a favor de la sanidad pública, este domingo en Madrid.Andrea Comas

Las negociaciones mantenidas entre las partes están estancadas y los proyectos impulsados desde la Consejería de Sanidad para reducir las agendas en los centros de salud generan más dudas que certezas al comité de huelga. Junto a ellos, más de 200 facultativos de los antiguos Servicios de Urgencias de Atención Primaria (SUAP) y Servicios de Atención Rural (SAR) y Summa 112 afectados por la reorganización del modelo de atención de la urgencia extrahospitalaria también están en pie de guerra, y llevan a cabo paros en diferentes días para reclamar equipos completos en todos los centros, tal como sucedía con el modelo anterior a la pandemia.

Más allá de la importancia numérica en las calles, la manifestación de este domingo es el último gesto de fuerza de un colectivo exhausto en la calle y en el ambulatorio después de casi tres meses de movilizaciones. Los médicos de atención primaria que han hecho paros llevan más de 10 semanas sin cobrar su nómina completa, mientras en las consultas el ritmo es frenético. Diez médicos llevan, por lo general, las agendas de 15. Extenuados desde antes de la pandemia, la covid que llegó en 2020 solo tensó más la cuerda. Y la vuelta a la normalidad, con la nueva organización de las urgencias extrahospitalarias [con la mitad de personal que antes de la pandemia] solo ha hecho que la atención primaria, con un personal al borde del colapso, pida lo que ya en 2020 prometieron y el Gobierno de la Comunidad no cumplió: más financiación y un plan para frenar la sangría de profesionales

Frente a ellos, Díaz Ayuso considera que se trata de una protesta política e injustificada de “supuestos profesionales, que son 42, 50 o 60 de los más de 90.000 profesionales sanitarios que tiene la Comunidad de Madrid (…) y que creen que lo público es suyo”, dijo recientemente en la Asamblea. En esta manifestación, sin embargo, la protesta llegó, al menos, a 250.000 personas.

Un ejemplo de la polarización y lo alejado de las posturas entre las partes se vivió la noche del sábado durante la gala de los Premios Goya. La viuda del cineasta Carlos Saura, Eulalia Ramón, agradeció al personal sanitario del hospital de Villalba el trato recibido, al mismo tiempo que enviaba un recado a las autoridades. “La sanidad pública se merece que la cuidemos tal y como el personal nos cuida a nosotros. A quien corresponde que lo haga”, dijo en medio del aplauso del mundo del cine.

Tan solo unos minutos después, a través de las redes sociales, Ayuso recogió el guante e hizo una lectura antagónicamente distinta de lo sucedido: “Agradezco a la viuda de Carlos Saura el homenaje que ha hecho a la sanidad madrileña, encarnada esta noche en el hospital de Villalba. Todos creemos en nuestra Sanidad, trabajamos por la mejor”. Pues eso, otro Goya para la película No me chilles que no te veo.

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Sobre la firma

Jacobo García
Antes de llegar a la redacción de EL PAÍS en Madrid fue corresponsal en México, Centroamérica y Caribe durante más de 20 años. Ha trabajado en El Mundo y la agencia Associated Press en Colombia. Editor Premio Gabo’17 en Innovación y Premio Gabo’21 a la mejor cobertura. Ganador True Story Award 20/21.

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