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Trias toma la delantera de los pactos electorales en Barcelona pero Collboni no se resigna

El candidato de Junts confía en que ERC descarte la idea de una alianza de izquierdas por el adelanto electoral

Xavier Trias sigue la noche electoral en la sede de su candidatura en Barcelona este domingo.Foto: ALBERT GARCIA | Vídeo: EPV

Xavier Trias tiene prisa por remachar el martillazo que dio en las urnas de Barcelona. Ganó las elecciones, sacó un concejal más que el PSC y una ventaja de dos sobre Ada Colau, pero se acostó con la inquietud de que la Alcaldía se le puede escurrir entre los dedos. La posibilidad de que Jaume Collboni sea capaz de sumar una alianza con Barcelona en Comú y con Esquerra para alumbrar un gobierno de progreso trastoca las ambiciones de Trias. Al poco de saberse vencedor, se activó para hablar con Collboni y con Ernest Maragall. Su plan es tomar la delantera de las negociaciones y tener cintura suficiente para cerrar acuerdos que le garanticen la investidura. El socialista, sin embargo, no se resigna y tiene decidido batallar por la alcaldía. “Tenemos mucho trabajo por hacer”, avanzó en su discurso tras cerrarse el escrutinio. “Buscamos un acuerdo amplio que garantice el cambio en la ciudad”, apuntaba su equipo este lunes. Jordi Martí Galbis, director de campaña de Trias, revela que incluso ponen sobre la mesa un acuerdo para integrar al PSC y a ERC en la Alcaldía. “Les tendemos la mano”, manifiesta.

Trias tiene 11 ediles, el PSC 10 y Barcelona en Comú, 9. Esquerra suma cinco y el PP cuatro. La mayoría absoluta son 21 y, si nadie la alcanza, se impone la lista más votada. Trias parte con ventaja, pero ve en el PSC una amenaza para hacerse con la vara de alcalde. Sin embargo, este lunes recibió un empujón socialista de la mano de Pedro Sánchez. El adelanto de las elecciones a este verano obliga a los partidos a moverse con pies de plomo y los aleja de acuerdos que puedan resultar chocantes a ojos de los votantes. En ese escenario, resulta espinoso para Esquerra ponerle Barcelona en bandeja a los socialistas.

“No tenemos ningún interés ni voluntad de ofrecerle Barcelona al PSC”, dijo el lunes Oriol Junqueras, presidente de ERC. Collboni podría buscar el apoyo de Daniel Sirera, pero la teoría de un festejo PSC-PP se desmigaja con unas elecciones generales a la vuelta de la esquina. Martí Galbis señala que el contexto “parece beneficioso porque todos los partidos irán con cuidado de no desgastarse antes de las elecciones”. Opina que para Esquerra “darle la Alcaldía al PSC sería una tumba”, pero razona que “en política, dos más dos no siempre suman cuatro”.

El propio Collboni afirmó el domingo que pese a la derrota tenía la voluntad de no renunciar a nada y que, por tanto, aspira a la Alcaldía porque la ciudad votó cambio, pero en clave progresista. La prioridad de los socialistas es construir una alternativa con los comunes y ERC. Salvador Illa, primer secretario del PSC, ha recalcado que los pactos municipales en Cataluña se regirán por los principios de la estabilidad, progresismo y en clave de la ciudad. Y serán los alcaldables, y en este caso Collboni, quien dirigirá las negociaciones en Barcelona. “No es bueno gobernar con 11 ni tampoco con 33″, dijo Illa en alusión al frágil gobierno de ERC en el Parlament. “Barcelona no será moneda de cambio”.

Tras la posición de ERC, los socialistas han extremado la prudencia y prevén que las negociaciones se dilatarán en el tiempo. Justo antes de la reunión de la ejecutiva del PSC, Illa ha afirmado, preguntado sobre si renunciaba a la sociovergencia, que no podían descartar nada en Barcelona. La cuestión es que Collboni, que durante la campaña dijo que si no ganaba las elecciones se iría a la oposición, quiere suceder a Colau. Expertos en negociar las alcaldías al límite y no dar nada por perdido, el PSC exprimirá sus opciones para lograr la vara y situarla en el haber de los socialistas justo antes de las elecciones generales.

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Trias dice estar convencido de que Collboni no intentará una triple alianza con los comunes y Esquerra. El veterano político admite que en las últimas semanas ha tenido contactos con el alcaldable socialista, lo que le lleva a descartar que se repita una maniobra extraña como la de hace cuatro años, cuando Manuel Valls entregó sus votos a Ada Colau para evitar un alcalde de ERC. Aquella fue “una situación muy negativa”, declaró Trias este lunes en RAC1.

Coalición Canaria puede tantear al PP

Coalición Canaria (CC) ha quedado segunda en las elecciones de este domingo, con 19 escaños, frente a los 23 que obtuvo el PSOE, pero, aun así, hay posibilidades de que los nacionalistas canarios se hagan con la presidencia de la comunidad autónoma. Los socialistas han perdido solo dos diputados, pero los cuatro escaños con que contaba su socio más factible, Unidas Sí Podemos, se han quedado en ninguno.

CC ha constituido ya una comisión negociadora y basa buena parte de sus esperanzas en sumar con el Partido Popular de Manuel Domínguez, que con sus 15 diputados logra su mejor resultado desde 2011. Esos 34 diputados dejarían a la coalición a solo un escaño de la mayoría absoluta. Y para completarla cabe que tanteen a la pequeña Agrupación Herrereña Independiente, que ha logrado un escaño. También existe otra posibilidad: obtener el apoyo de los tres diputados de la Agrupación Socialista Gomera: a su líder, el senador Casimiro Curbelo, que ha apoyado al PSOE en la última legislatura, no le temblará la mano para apoyar a CC y PP ahora; hace cuatro años, ya coqueteó con ellos hasta el último momento, aunque al final se decantó por los socialistas.

Si se concreta el pacto entre CC y PP, el PSOE repetiría lo que ya le ocurrió en 2007, cuando el eurodiputado Juan Fernando López Aguilar registro la segunda victoria más holgada de la democracia en las islas (26) y, sin embargo, no pudo formar Gobierno por el pacto de nacionalistas y populares.

Otra opción, en principio menos probable, es que el PSOE gobierne con Coalición Canaria, como en 2015, cuando formaron un Ejecutivo liderado por los nacionalistas, pero que Clavijo rompió en 2016 para quedarse en minoría.

Navarra: imprescindible la abstención de Bildu

La convocatoria de elecciones generales ha complicado todavía más el panorama político navarro. Los grupos que componen actualmente la coalición en el Gobierno —Partido Socialista de Navarra (PSN), Podemos y Contigo Zurekin— deben alcanzar un acuerdo antes del inicio de la campaña. Tienen un problema fundamental: EH Bildu es clave. Sin su abstención, la presidenta María Chivite no logrará reeditar el Ejecutivo.

No hay más opciones. A pesar de que UPN, con Javier Esparza al frente, ha ganado las elecciones con 15 escaños y puede contar con el apoyo del PP, con 3, no logran superar a PSN (11), Geroa Bai (7) y Contigo Navarra (3), que suman 21 parlamentarios en total. Ni siquiera la irrupción de Vox en el Parlamento (2 escaños) garantizaría un Gobierno de derechas. Tampoco Esparza se lo plantea: “Nosotros con Vox no queremos ningún tipo de acuerdo”.

Las derechas no logran la Presidencia, pero las consideradas fuerzas progresistas tampoco podrán hacerlo sin la abstención de EH Bildu. La coalición abertzale ha ganado presencia en el Parlamento autónomo, donde ha sumado dos escaños más, hasta los nueve. En los anteriores comicios, la socialista Chivite fue investida presidenta por la abstención de EH Bildu y, si quiere reeditar esa coalición, los necesitará de nuevo.

No obstante, EH Bildu no se abstendrá gratis. Su candidata, Laura Aznal, ha reclamado que en cada institución gobierne “aquella fuerza progresista que más votos tenga”. Esto, en la práctica, supone que, si Chivite quiere su abstención, deberá hacer alcalde de Pamplona a Joseba Asirón. Los socialistas tienen la llave del gobierno en el Consistorio de la capital navarra: o votan a Asirón o se votan a sí mismos, lo que auparía a la Alcaldía a UPN y a su candidata, Cristina Ibarrola. Los socialistas han descartado esa opción durante toda la campaña, y este martes por la tarde, el secretario de Organización del PSN, Ramón Alzórriz, ha aseverado que están buscando una salida que pase por acordar con “los grupos que sustentan al Gobierno de Navarra”. “En el Ayuntamiento de Pamplona hablaremos y dialogaremos con ellos para dar una alternativa a Joseba Asirón y Cristina Ibarrola”, ha añadido.

Por su parte, la líder de Geroa Bai (PNV, Geroa Socialverdes, Atarrabia Taldea y Zabaltzen), Uxue Barkos, ha lanzado un mensaje muy claro a sus socios del PSN, quienes ha conminado negociar cuanto antes para conformar los ayuntamientos en Navarra. Negociaciones en las que también ha incluido a EH Bildu. Barkos aspira a lograr un acuerdo antes de que “la precampaña [de julio] pueda impedir la constitución de este tipo de ayuntamientos”.

El Consistorio de la capital navarra se antoja, por tanto, decisivo para conformar Gobierno en Navarra. Tanto UPN como el PSN plantean sus propias alternativas, que no tienen visos de prosperar. Esparza pide a los socialistas que cumplan con lo prometido en el Ayuntamiento pamplonés y ha anunciado que llamará a Chivite para negociar la presidencia de la comunidad. “Quiero simplemente sentarme y plantear que hay puntos de acuerdo que pueden ser razonables. Creo que podemos coincidir en cuestiones importantes”. Invitación declinada por Alzórriz: “Que se ahorre la llamada”. Los socialistas, por su parte, han pedido a UPN que se abstenga en la votación y permita otra legislatura de Chivite. Algo que los regionalistas no contemplan.

Por tanto, la gobernabilidad de Navarra pasa por EH Bildu. Una circunstancia que podría influir también en las próximas elecciones generales del 23 de julio. Comicios a los que la derecha, que ha perdido fuerza en las elecciones autonómicas —sus dos escaños los ha ganado Vox— no descarta acudir juntos. “El PP dijo públicamente que no quería ir a las generales con UPN. La puerta la han cerrado ellos. Si la abren, nosotros analizaremos la convocatoria electoral, analizaremos el contexto y tomaremos una decisión, pero eso no está valorado porque la puerta no está abierta”. Se da el caso de que el PP ha fichado a los dos diputados tránsfugas de UPN, Sergio Sayas y Carlos García Adanero, que entra como concejal en Pamplona.

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