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Los médicos catalanes lanzan un ultimátum al Govern contra la precariedad: “Exigimos un cambio radical”

El consejero de Salud, Manel Balcells, promete mantener las actuales plantillas mientras los sindicatos agitan la amenaza de huelga

Protesta de médicos ante el Departamento de Salud, en una imagen de 2020.
Protesta de médicos ante el Departamento de Salud, en una imagen de 2020.Albert Garcia (EL PAÍS)

Dice el refrán aquello de que entre todos la mataron y ella sola se murió y bien podría atribuirse a la situación de la sanidad catalana tras los últimos días de reivindicaciones, promesas y desacuerdos políticos. Los sindicatos amagaron este jueves con una huelga “a corto plazo” el mismo día en que el consejero Manel Balcells defendió en la comisión de Salud del Parlament que su programa pretende “afrontar grandes retos” sin tener garantías de la aprobación de los Presupuestos en un contexto de inestabilidad política. La última muestra la ofrecieron el propio Balcells y el diputado de Junts Jordi Fàbrega, que se reprocharon mutuamente en la comisión el bloqueo parlamentario al decreto que debe inyectar 376 millones de euros urgentemente a la sanidad catalana. Las reivindicaciones de los sanitarios llegan con el empuje del éxito de los profesionales de Madrid, que el pasado domingo se echaron a la calle contra las políticas sanitarias de Isabel Díaz Ayuso. En medio del tira y afloja, las urgencias pediátricas siguen especialmente tensionadas por los numerosos casos de bronquiolitis en niños y bebés. “El malestar de los profesionales es enorme y solo hace falta una chispa para que estalle una revuelta”, aseguró Xavier Lleonart, el secretario general del sindicato Metges de Catalunya, en una rueda de prensa.

El sindicato presentó en el Parlament un decálogo acompañado de 54.344 firmas de apoyo para “transformar” la sanidad y alertó de que la situación en el sector está en un punto crítico tras más de dos años de pandemia El decálogo, entre otras peticiones, pide “acabar con los recortes, contratar más personal, mejorar las condiciones laborales y salariales, que los profesionales intervengan en el cambio de modelo organizativo del sistema y un mayor reconocimiento para la atención primaria”. Lleonart avisó de que este es “el último grito de alerta” que pueden trasladar a los representantes políticos: “Entendemos que, si no hay un cambio radical de las políticas sanitarias, será complicado evitar una gran movilización del colectivo médico a corto plazo”. El sindicato de enfermeras Satse, por su parte, analiza actualmente las opciones de sumarse a las iniciativas de los facultativos. Annabel Torres, representante sindical, asegura a EL PAÍS que las negociaciones por el convenio colectivo no avanzan “del modo esperado” y que ante la falta de propuestas en firme, dicen, no descartan movilizaciones. El Colegio Oficial de Médicos de Barcelona, en cambio, aboga por “dar tiempo” a la consejería para ejecutar sus políticas aunque admite que es necesario un cambio de modelo.

Las reivindicaciones de Metges de Catalunya tuvieron una primera respuesta del consejero de Salud en comisión parlamentaria. Manel Balcells desgranó sus intenciones en la misma línea que avanzó en una entrevista con EL PAÍS: consolidar la ampliación de plantillas, reducir algunas listas de espera que son “insostenibles” y reforzar la atención primaria. El responsable sanitario volvió a insistir en que la situación no es equiparable a la de Madrid. Fuentes de Metges de Catalunya admiten que observan “buena voluntad” en la disposición inicial de Balcells y que esperarán hasta final de año para decidir si movilizan a los profesionales, pero consideran que las palabras de Balcells no son suficientemente concretas: “No precisa qué incremento salarial defiende ni si revertirá los recortes del 5% del sueldo que aún están vigentes en algunos sectores”. En todo caso, ya se están produciendo algunos movimientos locales: en el hospital de Mataró los médicos iniciaron el miércoles un paro en las guardias voluntarias porque el colectivo ha hecho más horas de las que les corresponden como obligatorias.

El Govern prevé que los presupuestos de Salud tengan mil millones más para el 2023, pero no tiene ninguna garantía de que conseguirán la luz verde del Parlament tras la salida de Junts. La soledad del Gobierno de Pere Aragonès en el hemiciclo ya se evidenció este martes, cuando no consiguió el aval para sacar adelante el decreto que debe inyectar 376 millones urgentes para el sistema sanitario. El texto normativo fue modelado por los exconsejeros de Economía, Jaume Giró, y de Salud, Josep Maria Argimon, ambos de Junts, antes de la salida de este partido del Gobierno catalán, por lo que Balcells afeó a los posconvergentes su negativa a apoyar el refuerzo económico. “Es un ejercicio de cinismo sorprendente”, señaló Balcells. “Están jugando con este decreto, a llevarlo al límite hasta el último día, cuando es para pagar facturas del sistema; si quieren jugar, jueguen, pero ¿lo hacen con nosotros o con la población? Un poco de responsabilidad”. El diputado de Junts Jordi Fàbrega replicó al consejero que debía haber planteado el texto con el resto de fuerzas políticas. “Nosotros no estamos jugando, lo irresponsable es llevar al Parlament un decreto sin antes sentarse a hablar del mismo”.

El roce entre el consejero y el representante de Junts dio continuidad al vivido en Twitter entre el exvicepresidente del Ejecutivo, Jordi Puigneró, y la actual consejera de Economía, Natàlia Mas. El excargo de Junts había señalado que el Govern actuaba como si tuviera el apoyo de 65 diputados [los que sumaban conjuntamente] y no los 33 actuales [los de ERC], a lo que la responsable económica respondió que la decisión de Junts es una “irresponsabilidad máxima”. “Todos aplaudíamos a los sanitarios cuando estábamos confinados y cuando se debe mejorar el presupuesto de Salud, ¿no se acepta?”, se preguntó.

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Ola de bronquiolitis

La división política dificulta aún más el día a día de los profesionales. Los carritos de bebé se acumulan en la sala de espera de las urgencias pediátricas del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona. La ola de casos de bronquiolitis en niños ha saturado los hospitales pediátricos. Los pacientes entran rápido al triaje, pero después esperan horas y horas hasta ser atendidos. Algunos, cansados, se marchan y regresan al día siguiente. “Hace unos días esperé nueve horas con mi hija de 11 meses. Hoy calculo estar unas cinco”, comenta Noemí Pérez, una de las madres que han acudido al hospital con su hijo (el suyo, de 16 meses) por una bronquiolitis. Sus familiares con niños, explica, están en la misma situación.

Las horas de espera aumentan por las tardes y las noches. Aida ha estado este jueves en urgencias pediátricas dos horas para que atendiesen a sus mellizos, Julia y Miguel, ambos con 39 de fiebre. Pero esta no es la primera vez que acude: “Vine anoche a las 10 y estuvimos cinco horas esperando. Al final decidimos irnos”. Aida viene desde L’Hospitalet porque asegura que en su Centro de Atención Primaria (CAP) de Can Serra “solo hay un pediatra”.

“El colapso se ve en las salas de espera”, explica Clara mientras sostiene en brazos a su hijo de apenas un mes. Tiene bronquiolitis. Hoy ha llegado a urgencias a las nueve de la mañana, pero hasta las 11.30 no ha podido salir. Comenta que hay cinco salas de triaje: las tres primeras son urgentes; y las dos últimas, menos prioritarias. En estas dos se concentra la mayoría de las pacientes. “En la sala cuatro había una hora y media de espera, pero en la cinco había tres”, afirma Clara.

Delante del mostrador se crea una cola que crece y no desaparece. Muchos entran, pero pocos salen. “He entrado al triaje y me voy porque me han dicho que hay más de tres horas de espera”, explica Desireé, que ha acudido al Hospital con su hijo de 12 años por malestar general. La mayoría se resignan a esperar horas y horas pero otros, como Desireé, deciden marcharse y volver en otro momento.

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