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Las vacaciones alientan ligeramente la tercera dosis entre los jóvenes en Cataluña

Los pinchazos de refuerzo aumentan un 37% entre las personas de 18 y 59 años en junio y julio por la necesidad de obtener el certificado covid, pero el interés general sigue siendo muy escaso

Una imagen de un punto de vacunación masivo contra la covid-19 (coronavirus) de la Fira de Barcelona, en Montjuic, el pasado febrero.
Una imagen de un punto de vacunación masivo contra la covid-19 (coronavirus) de la Fira de Barcelona, en Montjuic, el pasado febrero.Albert Garcia (EL PAÍS)
Bernat Coll

Más que por voluntad, es por necesidad. La administración de la tercera dosis de la vacuna contra la covid aumentó en Cataluña un 37% entre las personas de 18 y 59 años entre junio y julio; en comparación con los dos meses anteriores. El crecimiento incluso se dobló en los jóvenes de 18 y 19 años y fue del 32% en toda la comunidad. Los expertos consideran que la reactivación de la dosis de refuerzo se explica, en parte, por la voluntad de muchos usuarios de conseguir el certificado covid a las puertas de las vacaciones. A pesar del notable crecimiento porcentual, las cifras absolutas siguen siendo bajas: el Departamento de Salud administró 127.043 terceras dosis en Cataluña en los dos últimos meses, y casi la mitad de la población sigue sin recibirla.

El ligero repunte del tercer pinchazo es multifactorial, insiste Amós García, presidente de la Asociación Española de Vacunología: “Hay gente que necesita el certificado para viajar porque lo piden algunos países; y también hay casos en que los usuarios han tenido que esperar cinco meses tras sufrir la enfermedad durante la sexta ola”. A pesar de la baja cobertura vacunal entre los más jóvenes en Cataluña (menos del 33% de los menores de 45 años tienen la tercera dosis), el experto celebra que las personas mayores, las de más riesgo, sí que están mayoritariamente protegidas.

¿Por qué no hay manera de avanzar en la tercera dosis? “Muchas personas no se vacunan porque tienen la percepción de que se avanza en el control de la pandemia”, responde García. “No son negacionistas porque ya tienen dos dosis administradas, pero creen que ya no es necesario”. El escaso interés se observa en Fira de Barcelona, el recinto emblema de la vacunación contra la covid, donde apenas 15 personas entran por la puerta principal entre las 10.45 y las 11.15 de este viernes. “Ahora ya no viene casi nadie por aquí”, explica una de las vigilantes de seguridad de la entrada al espacio sanitario. “Vienen turistas y personas que quieren viajar; poco más”, resume. El acceso en el interior es directo, sin tener que recorrer el circuito delimitado de vallas que ordenaba las colas en los tiempos de vacunación masiva. Una vez dentro, las casetas de los administrativos que derivaban a los usuarios a las diferentes zonas de Fira también están vacías porque no hay ni colas ni dudas. Un minuto basta para llegar desde la calle a las puertas de la vacuna.

El equipo de Fira llegó a vacunar a 12.190 personas el 30 de junio del 2021, el récord en un solo día desde que se abrió al público de forma continuada el 4 de mayo del año pasado. La frecuencia es mucho menor ahora que hace meses, pero el descenso de usuarios no inquieta al Departamento de Salud, que considera necesario tener un equipo estable de actuación rápida. “Si hubiese un cambio de escenario y fuera necesario aumentar el ritmo de vacunación, ya tendríamos la estructura logística”, considera una fuente de la consejería. Además, España empezará a inocular en septiembre la cuarta dosis (la segunda de refuerzo) a los mayores de 80 años y Fira se anuncia como referente. “Es un punto de acceso universal reconocido por la ciudadanía”, insiste la misma fuente.

La situación epidemiológica se encuentra en el mejor momento del año en Cataluña. Según datos públicos de la Generalitat, la incidencia es de 79 casos por cada 100.000 habitantes. No había un registro tan bajo desde el pasado 9 de noviembre del 2021. Los expertos, sin embargo, alertan de que en otoño las cosas pueden cambiar. “La situación puede complicarse por la convivencia con la epidemia de la gripe”, avisa Joan Caylà, miembro de la Sociedad Española de Epidemiología. El descenso de los contagios ha llevado a reducir las muertes con covid: Cataluña registró la primera semana de agosto 27, una cifra casi ocho veces menor al pico de la séptima ola (207 decesos semanales a principios de julio). Pero el descenso no es suficiente para el epidemiólogo. “La mortalidad está pasando desapercibida”, analiza. “Unas 80 personas mueren en España por covid y parece que no pasa nada. Es increíble”.

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Una de las principales medidas de prevención ha sido la mascarilla. A pesar de su uso cada vez más irregular en los espacios comunes, los expertos la reivindican como una herramienta necesaria y piden responsabilidad individual. “La vacunación ha sido la protección colectiva”, avanza García; “ahora tenemos que abogar por la protección individual y que aquellas personas vulnerables sean estrictas en usar el cubrebocas, sobre todo en espacios cerrados”. Caylà, en todo caso, pide políticas activas de comunicación para estimular la tercera dosis entre los más jóvenes: “En las enfermedades infecciosas, como la covid, lo mejor para combatirlas es evitarlas”.

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Sobre la firma

Bernat Coll
Periodista centrado actualmente en la información sanitaria. Trabaja en la delegación de Catalunya, donde inició su carrera en la sección de Deportes. Colabora en las transmisiones deportivas de Catalunya Ràdio y es profesor del Máster de Periodismo Deportivo de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona.

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