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Sánchez intenta seducir a Brasil con el potencial de las multinacionales españolas

El presidente español visita las obras de la línea de metro que Acciona construye en São Paulo y que beneficiará a 600.000 personas

Pedro Sanchez
El presidente Sánchez y el gobernador de São Paulo, el bolsonarista Tarcisio de Freitas, este jueves en la visita a las obras del metro que realiza la multinacional española Acciona en la ciudad brasileña.Carla Carniel (REUTERS)

El presidente Pedro Sánchez, de visita oficial en Brasil, intenta seducir a la primera potencia latinoamericana con la experiencia y el potencial de las multinacionales españolas ante las oportunidades que ha abierto el regreso al poder de Luiz Inácio Lula da Silva. Su Gobierno emprendió hace unos meses un ambicioso plan multianual de inversiones públicas y privadas cifrado en 320.000 millones de euros que incluye múltiples proyectos para la transición energética y de infraestructuras, dos áreas en las que las compañías españolas son referencia mundial. España es el segundo inversor en Brasil por detrás sólo de EEUU. Sánchez ha visitado este jueves las obras de la línea 6 del metro de São Paulo, que construye Acciona, la mayor obra en ejecución en América Latina.

Antes, el jefe del Ejecutivo ha participado en un encuentro empresarial celebrado en la capital económica brasileña. El mandatario español ha destacado que Brasil “es un país amigo en lo humano, aliado político y socio económico” para después enumerar su atractivo como destino de inversiones: “Tiene un mercado interno de 200 millones de habitantes, materias primas, una economía muy diversificada y resiliente (…) Ofrece estabilidad regulatoria, estabilidad política, una inflación controlada, un plan sólido para reducir el endeudamiento público…”.

La presencia de las grandes empresas españolas en Brasil —el Banco de Santander, Telefónica a través de Vivo, Mapfre...— está consolidada. Hacen negocios en la mayor economía de Latinoamérica desde hace una media de 30 años. Y Telefónica lleva en el país 70 años. Esa es la base sobre la que las firmas españolas buscan nuevos proyectos y Brasil las corteja también.

El presidente de la patronal CEOE, Antonio Garamendi, que viajó junto a un nutrido grupo de empresarios en el avión con el presidente del Gobierno, constató en el encuentro la relevancia de la relación con Brasil: “Aquí hemos aprendido internacionalización, y aquí nos hemos hecho grandes”. También ha destacado que tanto la buena sintonía política entre los Gobiernos de Sánchez y Lula como la estabilidad institucional contribuyen al buen ambiente de negocios. Sin embargo, el presidente de la CEOE ha mencionado ámbitos en los que las firmas españolas agradecerían cambios: “Les gustaría que el laberinto fiscal mejorara” y “estamos interesantísimos en que Brasil entre en la OCDE”. Brasil ha aprobado recientemente una reforma tributaria para introducir el IVA y que, según su Gobierno, beneficiará a los empresarios y al PIB.

Para Garamendi, sería muy deseable que la UE y Mercosur lograran cerrar definitivamente el acuerdo comercial pactado hace cinco años y Francia paró en seco el pasado diciembre. “No solo nos abriría un mercado de más de 700 millones de personas, sino que sería una plataforma continental” tanto para Brasil como para España. Pese al impulso dado por Sánchez y Lula a las negociaciones durante el último semestre de 2023 cuando uno presidía la UE y el otro Mercosur, las perspectivas son pesimistas. El acuerdo ha quedado aparcado, al menos, hasta después de las elecciones europeas.

Los representantes brasileños han destacado que son casi 200 los proyectos incluidos en el plan de aceleración de la economía, el plan estrella de Lula para que el PIB crezca (cerró 2023 con un 2,9%, muy por encima de lo previsto), crear empleo y reducir la desigualdad. Los dos ámbitos en los que más énfasis ponen son la transición energética y las infraestructuras. Pese a la disminución de la miseria y a que los más pobres han desembarcado en las mejores universidades gracias a las cuotas, la mitad de los brasileños aún carece de saneamiento, con lo que eso implica en el día a día y de lastre para prosperar a lo largo de la vida.

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La obra de Acciona que ha visitado Sánchez supone 4.200 millones de euros, 15 kilómetros de vías y otras tantas estaciones en una ciudad de 12 millones de habitantes. “Esta obra lanza además el mensaje que queremos, el de reforzar la colaboración público privada”, ha dicho el presidente del Gobierno. Y ha querido enfatizar que, más allá del aspecto técnico, mejorará notablemente la vida de miles de brasileños. “Unos 600.000 paulistanos se beneficiarán de esta obra que, además, apuesta por un modelo de ciudad sostenible”. Y en vísperas del 8M, que celebrará en Chile, donde visitará al presidente Gabriel Boric en el cierre de esta gira, ha querido destacar el papel de las 700 mujeres que trabajan en el proyecto del metro.

El gobernador de São Paulo, Tarcisio de Freitas, que lo ha acompañado en la visita, ha destacado que, gracias a esta nueva línea, cientos de miles de personas pasarán de dedicar hora y media para llegar a sus destinos a 30 minutos. Los desplazamientos consumen buena parte de la jornada en la ciudad más poblada de Brasil, sobre todo entre los más pobres.

Sánchez y Lula exhibieron este miércoles en Brasilia su sintonía política y personal. Y esta mañana compartía visita con De Freitas, el gobernador más poderoso de Brasil y visto como potencial sucesor del expresidente Jair Bolsonaro como líder de la derecha brasileña. Militar retirado, de Freitas fue ministro de Infraestructuras; es más moderado y conciliador que su padrino político.

El mandatario español ha aprovechado la ocasión para subrayar que tanto la economía española como la brasileña están creciendo por encima de las expectativas y que el compromiso con la transición energética y la descarbonización es para ambos países un elemento crucial para atraer inversiones extranjeras y para reindustrializarse.

Una de las prioridades de Lula en este tercer mandato fue el regreso de Brasil a la escena internacional tras el aislamiento de los años de Bolsonaro. Ahora el país vive un momento dulce con la presidencia anual del G-20 y preparándose para acoger la COP30 el próximo año en la Amazonia, en Belén (en el Estado de Pará). Sánchez ha destacado que el Gobierno de “Lula está revirtiendo la deforestación de ese bien público global que es el Amazonas”, la mayor selva tropical del mundo.

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