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El Senado de Brasil aprueba la reforma fiscal que crea el IVA y simplifica los impuestos al consumo

El proyecto de ley, uno de los principales del Gobierno de Lula, aún debe regresar a la Cámara para unos retoques finales

Fernando Haddad, ministro de Hacienda de Brasil
El ministro de Hacienda de Brasil, Fernando Haddad, en un evento en Brasilia en agosto.ADRIANO MACHADO (REUTERS)
Naiara Galarraga Gortázar

Brasil ha decidido adoptar definitivamente un impuesto al valor añadido, que ya tienen 170 países, y empezar a simplificar el barroco sistema tributario que grava a los más pobres y premia a los ricos y accionistas. El Senado aprobó esta madrugada por 53 votos contra 49 una reforma fiscal, discutida desde hace años, que recibió el visto bueno de la la Cámara de Diputados meses atrás. Ahora debe regresar a la Cámara baja para armonizar ambas versiones. La entrada en vigor será gradual y el nuevo sistema estará implantado solo en 2033.

Brasil tiene uno de los sistemas tributarios más complejos (e injustos) del mundo. Y precisamente a eso obedece que en sus tiendas no se venda Chanel nº 5 ni ningún otro perfume, solo agua de colonia. Los primeros pagan un 42% de impuestos, los segundos, un 12%. Alterar levemente la composición para pagar menos a las arcas públicas es tan común que hasta tiene nombre: es lo que la industria de la cosmética denomina la planificación químico-tributaria.

Y, como el sistema consiste en un rosario de impuestos y un rosario de excepciones, este es uno de los países del mundo donde más horas debe dedicar una empresa a hacer la declaración de impuestos: para una compañía que facture 8 millones de euros son 2.960 horas, es decir, 123 días.

Esta reforma tributaria, que solo afecta al consumo, es el principal triunfo en la agenda legislativa que el Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, de 78 años, puede anotarse desde que asumió el poder el pasado enero. Confía en que aumente la productividad e impulse la economía. Y supone un espaldarazo especialmente para su ministro de Hacienda y posible sucesor, Fernando Haddad, 60 años, que durante todos estos meses ha estado centrado en sacar adelante el proyecto y batallar para cerrar el año con déficit cero. Anoche valoraba la decisión de modo didáctico: “Vamos a pasar de un sistema tributario al que le doy una nota de dos, a uno que no es de 10 porque necesitamos mucho debate y muchos acuerdos para llegar hasta aquí, pero si se promulga (…) este sistema merece un 7,5. (…) Puede traer inversiones a Brasil”.

El sistema tributario brasileño es profundamente injusto. Se apoya mucho más en el consumo (alimentos o servicios que usan indistintamente ricos y pobres) que en la renta o el patrimonio. Y eso castiga de manera desproporcionada a los más necesitados. Es más, los dividendos a los accionistas están exentos de tributar.

El nuevo sistema aprobado por los parlamentarios tiene algunos mecanismos para paliar la desigualdad, y promover hábitos saludables. Los productos de la cesta básica quedan exentos de pagar el IVA; los educativos y de atención sanitaria tendrán un impuesto reducido mientras el alcohol, el tabaco y los pesticidas, perjudiciales para la salud y el medio ambiente, pagarán porcentajes mayores.

La oposición, cuyo núcleo duro son los aliados del expresidente Jair Bolsonaro, votó en contra con el argumento, que el Gobierno niega, de que aumentará la carga tributaria. El Ejecutivo sostiene que gracias al ahorro de costes para las empresas, el nuevo sistema puede suponer un punto extra en el PIB anual.

La reforma fiscal aprobada por el Senado significa que los cinco impuestos vigentes al consumo van a ser unificados en un IVA que todavía no ha sido fijado pero se estima que rondará el 27,5%. Durante la tramitación, los promotores de la reforma han insistido a los múltiples lobbys que cada excepción implicaría un aumento automático del porcentaje de IVA que deberán pagar todos los consumidores.

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Sobre la firma

Naiara Galarraga Gortázar
Es corresponsal de EL PAÍS en Brasil. Antes fue subjefa de la sección de Internacional, corresponsal de Migraciones, y enviada especial. Trabajó en las redacciones de Madrid, Bilbao y México. En un intervalo de su carrera en el diario, fue corresponsal en Jerusalén para Cuatro/CNN+. Es licenciada y máster en Periodismo (EL PAÍS/UAM).
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