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El nuevo Errejón en el viejo puesto

Uno de los fundadores de Podemos en 2014 vuelve a la primera línea política como portavoz en el Congreso, esta vez con Sumar: ¿Qué queda de aquello?

Íñigo Errejón
Íñigo Errejón, portavoz parlamentario de Sumar, en la cafetería del Congreso de los Diputados, el 8 de enero.Jaime Villanueva
Antonio Jiménez Barca

Diez años después del nacimiento de Podemos, Íñigo Errejón vuelve a la primerísima línea política. Todo ha cambiado en este tiempo menos su cargo: tras esta década frenética (“como para habernos matado”, describe), el exprofesor universitario, politólogo y político, es, de nuevo, portavoz parlamentario del espacio a la izquierda del PSOE: ya lo fue en 2015 y 2016, en aquel Podemos del principio, el que saltaba de victoria en victoria, de sorpresa en sorpresa y de lío en lío, y lo es ahora, pero con Sumar, formando coalición de Gobierno con Pedro Sánchez.

Sentado en una silla de su despacho, asediado por mil citas y una agenda que hierve, Errejón, de 40 años, recuerda aquella década dejada atrás que le parece un siglo y la compara con los aparentemente más calmados días de ahora. Primera certeza: no se consiguió lo que se buscaba, pero eso no constituye un fracaso del todo. “Los grandes objetivos que nos planteábamos (democratización del Estado, de la economía y de la sociedad) no se lograron, pero, si no hubiera sido por el empuje de aquellos años, no se producirían los cambios que se están llevando a cabo desde el Gobierno”. Y añade: “Es una constante en todos los movimientos igualitaristas: apuntan muy alto y logran la mitad, pero esa mitad cambia la vida a la gente”. También ha variado la percepción de la validez de sus propios tiempos: “Esto es un maratón, no los 100 metros lisos; no todo es para ya, a veces la conquista es más lenta; los cambios pequeños llevan a otros grandes. En fin: he aprendido que los combates políticos no son siempre a todo o nada”.

Hay una ya vieja e icónica foto de ese Podemos del inicio. Se tomó en octubre de 2014, en la primera Asamblea del partido morado, en el palacio de Vistalegre (Madrid). En ella aparecen, abrazados, sonrientes, con todo el futuro por delante, los fundadores y primeros dirigentes del nuevo partido: Carolina Bescansa, Luis Alegre, Juan Carlos Monedero, Pablo Iglesias e Íñigo Errejón. Estos dos últimos encarnaron la línea de fractura esencial de Podemos, el solo puede quedar uno, la grieta por la que reventó la formación cuando Errejón abandonó el partido en enero de 2019 y fundó Más Madrid. De esos cinco jóvenes de la foto, el único que sigue en la política activa es Errejón: ¿Suerte? ¿Casualidad? ¿Instinto? “En la política hay un componente de suerte, y eso nadie lo quiere decir porque parece que si lo dices te despojas de la categoría de estadista”, comenta. “Hay otra parte que tiene que ver con la pasión, y a mí me apasiona mi trabajo. Y con la perseverancia: yo no soy cínico, soy fiel a las ideas que he tenido siempre, y las he defendido en distintos sitios”.

Carolina Bescansa, Luis Alegre, Juan Carlos Monedero, Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, en el Palacio de Vistalegre en 2014.
Carolina Bescansa, Luis Alegre, Juan Carlos Monedero, Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, en el Palacio de Vistalegre en 2014.Claudio Álvarez

En un bar de Malasaña, con un café con leche, otro de los integrantes de esa famosa foto, Juan Carlos Monedero, de 61 años, también profesor universitario y politólogo, siempre del lado de Pablo Iglesias en su enfrentamiento con Errejón, pone en duda las palabras de este: “El programa electoral de Errejón es Íñigo Errejón. Y su enfrentamiento con Iglesias fue por el poder. No fue un desencuentro ideológico. Como superviviente, me recuerda al Fouché de Stefan Zweig”. La cita contiene veneno. Joseph Fouché fue un político francés que durante la Revolución Francesa se adscribió, por ese orden, a los moderados, a los girondinos y los agentes del terror y que, tras sobrevivir a la Revolución, trabajó con Napoleón y hasta con el Rey Luis XVIII, hermano del rey al que el propio Fouché ayudó a ejecutar. Personifica como nadie al político maniobrero capaz de hacerse un hueco en cualquier ideología y cualquier régimen. Monedero añade: “Como Fouché, Errejón es inteligente, cobarde y oportunista. Nunca se presenta solo a nada, siempre va con Iglesias, con Manuela Carmena o con Yolanda Díaz. Y ese oportunismo te permite sobrevivir, pero no representar ya a la nueva política”.

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Sergio Pascual, de 47 años, antropólogo, politólogo, miembro fundador de Podemos, exsecretario de Organización del partido desde 2014 a marzo de 2016, en su tiempo errejonista, autor del libro Un cadáver en el Congreso, (Editorial Altamarea), trata de examinar ahora, desde la distancia, alejado de cualquier cargo y de cualquier adscripción, aquel duelo fratricida: “En términos clásicos, Pablo Iglesias estaba a la izquierda porque su objetivo era alterar la correlación de fuerzas del poder en el país, porque los ricos acumulan mucho más poder del que les corresponde. Errejón siempre fue más gradualista, más del tipo vamos a ir avanzando, convenciendo a la gente, y así a ver hasta dónde llegamos”. Eso también responde al carácter diferente de ambos: “Iglesias es más audaz y Errejón más, si se me permite la palabra, amarrategui. Iglesias se lanza a la piscina sin saber si hay agua y Errejón siempre mira antes”. Y la dicotomía y la divergencia cristalizaron en un momento histórico concreto: diciembre de 2015. Podemos obtiene 69 diputados. Un acuerdo con el PSOE y Ciudadanos permitiría a Sánchez gobernar. Lo contrario abocará a nuevas elecciones. “Iglesias”, recuerda Pascual, “no quería pactar bajo ningún concepto, con la idea de que facilitar un Gobierno del PSOE con Ciudadanos era dárselo a la derecha, a la segunda alma del PSOE y que eso iba en contra de nuestra naturaleza alternativa; Errejón postulaba que hiciéramos lo que quería la mayoría, que era echar al PP. Ambos tenían parte de razón: la gente nos castigó en las siguientes elecciones por no echar al PP, pero al mismo tiempo, después de 2015, no podíamos hacer algo en contra de nuestro espíritu fundacional y, además, podíamos ganar, pasar al PSOE, llegar a la Moncloa y que cambiaran las cosas”. Eso no pasó en las elecciones de junio de 2016, y fue el principio de la cuesta debajo de Podemos.

Pascual ve diferencias entre aquel Errejón portavoz de Podemos y este de Sumar: “Entonces era el portavoz de una corriente ideológica con muchos adeptos y ahora es un portavoz instrumental, designado por sus cualidades, por ser un genio con las palabras, pero no por su peso en la organización”. Monedero concuerda: “Está donde empezó, pero no tiene un movimiento social detrás. Aquí se aplica eso de que la energía no se crea ni se destruye, solo se degrada. Así que está en el mismo sitio, pero degradado. Además, buena parte de su partido no quería que fuera portavoz, siendo, como es, el más brillante del grupo”.

Marea nostálgica

Errejón no se deja arrastrar por esa marea nostálgica. Es cierto que la sociedad no vive la pulsión política que levantó el 15-M del que nació Podemos: “El pueblo no tiene tiempo para hablar todo el tiempo de política: eso lo hacen los ricos de familia, los que se dedican a la política y los que piensan y reflexionan sobre política. Solo en determinados momentos la gente sale a la calle y entonces todo tiembla. Pero buena parte de los anhelos y las aspiraciones siguen ahí. Ahora bien: la sociedad está más entristecida e incrédula, con más ansiedad, con más pesimismo frente al futuro. No quiere tantos giros de guion que la electricen, sino un poquito de tranquilidad y certidumbre, que la seguridad no sea un privilegio”.

En su labor de nuevo portavoz, en 2024, con diez años más que los que tenía cuando empezó, aspira a cerrar una brecha determinada: “La que existe entre el mundo de la política, aquí en el Congreso, y lo que hablan tus amigos en sus conversaciones. Ellos hablan mucho más de lorazepan que de Consejo General de Poder Judicial, más de cambio climático o de lo cansados que estamos siempre de trabajar tantas horas que de enmiendas transaccionales”.

Emilia Sánchez-Pantoja, de 55 años, diputada autonómica por Más Madrid y excoordinadora parlamentaria con Errejón, asegura que el actual portavoz de Sumar “ha perdido obviamente la novedad de presentarse como un desconocido a la sociedad, pero no la frescura para descubrir los temas que interesan a esa misma sociedad”. Y Lander Martínez, de 35 años, secretario de organización de Sumar, cree que la combinación de “calma, experiencia y posibilidad de influir en el Gobierno es una mezcla muy potente”.

¿Y dentro de una década? ¿Qué hará Errejón con 50 años? “Buff, ¿quién sabe? Cuando me han planteado preguntas parecidas en el pasado, siempre he fracasado al pronosticar”.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.
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