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La fosa 548 del viejo cementerio de Jaén destapa los restos de una decena de represaliados del franquismo

Los investigadores, que ya han comenzado los trabajos tras varios retrasos, creen que hay hasta 1.286 cuerpos en tres fosas comunes

Los huesos hallados en la fosa 548 en el cementerio de San Eufrasio de Jaén.
Los huesos hallados en la fosa 548 en el cementerio de San Eufrasio de Jaén.Jose Manuel Pedrosa
Ginés Donaire

Los trabajos que realizan arqueólogos de la Universidad de Jaén (UJA) han sacado a la luz restos humanos en el viejo cementerio de San Eufrasio de Jaén, desde cráneos, piezas óseas y hasta cadáveres sin desintegrar de una docena de personas en la fosa 548, una de las tres del camposanto donde los investigadores creen que están los restos de 1.286 represaliados del franquismo. Sus familiares llevan más de 80 años esperando la exhumación de los cuerpos.

“Todos los indicios apuntan a que estos restos proceden de una de las fosas comunes que vamos a exhumar”, apunta el catedrático de Historia Contemporánea Salvador Cruz Artacho, que coordina al equipo que, por fin, ha podido empezar estos trabajos. Primero fue la espera por los fondos que debía aportar la Secretaría de Estado de Memoria Democrática y, más tarde, la negativa del nuevo Gobierno municipal de Jaén (formado por PP y por Jaén Merece Más) a dar los permisos correspondientes, lo que ha dilatado la búsqueda de las víctimas.

En la esquina noroeste del vetusto cementerio de San Eufrasio, que fue clausurado en el año 2003 y ahora solo permite la exhumación de cenizas, los arqueólogos han comenzado los trabajos de estratigrafía y delimitación de esta fosa, donde se creen que hay 173 cuerpos sepultados.

“Hemos podido datar la existencia de esta fosa desde 1939 a principios de 1940″, explica el arqueólogo Marcos Soto Civantos, mientras destaca la cantidad ingente de escombros que han tenido que sortear hasta localizar los primeros restos humanos. Unos trabajos que dirige el profesor Juan Pedro Bellón, subdirector de Investigación del Instituto Universitario de Investigación en Arqueología Ibérica de la Universidad de Jaén.

Cuando se complete la exhumación en la 548 llegará el turno a las otras dos fosas del camposanto de Jaén. En la número 48, la más pequeña, está documentada la presencia de 32 restos, pero la que aguardan más jiennenses es la célebre fosa 702, símbolo de la represión franquista en esta ciudad que también padeció el fatídico bombardeo del 1 de abril de 1937, cuya orden se atribuye al general Queipo de Llano, que mató a 157 personas en el casco antiguo de la capital jiennense.

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En la fosa 702 está documentada la existencia de 1.081 cuerpos, entre ellas un centenar de mujeres y tres niños. Las fosas en tierra eran numeradas con plaquitas metálicas desde el número 1 al 1.000, y una vez cumplido este ciclo (según la mortandad de la ciudad se tardaba de 1 a 4 años) se volvía a empezar a marcar los enterramientos de nuevo del 1 al 1.000. Conocida como “el corralillo de los ahorcados”, en esta fosa se enterraba a los condenados a muerte, a los que aparecían ahorcados y a las víctimas más pobres de la represión franquista.

Trabajos de exhumación en la fosa 548 del cementerio de Jaén, donde han aparecido restos humanos.
Trabajos de exhumación en la fosa 548 del cementerio de Jaén, donde han aparecido restos humanos.Jose Manuel Pedrosa

Entre los que aguardan la exhumación de esta fosa se encuentra la familia de Fernando Hernández Lara, fusilado el 6 de febrero de 1941 en las tapias del viejo cementerio de Jaén sin expediente ni juicio alguno. Su único delito fue haber sido uno de los promotores del sindicato CNT y también de la agrupación del PSOE en su pueblo, Peal de Becerro. Tenía 35 años y dejó viuda a su mujer y huérfanos a sus cuatro hijos.

Juan Hernández, de 89 años, que es el único hijo vivo del fusilado ya se ha hecho la prueba de ADN preceptiva para los investigadores, y ahora aguarda con impaciencia la exhumación de los restos: “Durante muchos años, este tema fue silenciado en la familia por el miedo que generaba a sus miembros, por eso los hijos nunca quisieron ir a visitar esta fosa”, ha señalado Fernández Hernández, uno de los nietos.

La fosa 702 estuvo vigente hasta 1948, que fue el año en el que se enterró al último maqui y guerrillero antifranquista de los muchos que se escondieron en los montes de Sierra Morena al término de la Guerra Civil.

En noviembre de 2022, con las primeras catas y los análisis antropológicos realizados por los arqueólogos, ya se pudo constatar la existencia de restos humanos en estas fosas, como señala el profesor Juan Pedro Bellón.

“Queremos que 2023 sea el último año en no tener los restos mortales de tantos y tantos represaliados”, señalaba el presidente de la Asociación de Memoria Histórica de Jaén, Miguel Ángel Valdivia, durante el homenaje a las víctimas que cada año se celebra el 1 de noviembre junto a la fosa 702. Por desgracia, Valdivia lleva muchos años repitiendo ese deseo que ahora espera que pueda hacerse, por fin, realidad.

También la familia de Fernando Hernández cuenta los días para trasladar sus restos al cementerio de Peal de Becerro para que puedan ser enterrados junto a su mujer, Macaria.

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