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El ideario para comer mejor de Bela Gil: menos churrasco y más sandía

Bela Gil, en la cocina del Basque Culinary Center
Bela Gil, en la cocina del Basque Culinary CenterAlex Iturralde
Amelia Castilla

La hija del cantante Gilberto Gil es una vanguardista de la alimentación infantil y cree que comer sano es más que comer: “Es una ideología”.

BELA GIL (Salvador, Brasil, 1988) se define como una activista de la alimentación infantil. Cocinera, escritora de éxito y presentadora de máxima audiencia en la televisión brasileña, la hija del cantante Gilberto Gil se ha propuesto cambiar los hábitos alimentarios de los niños brasileños y para ello ha empezado por lo realmente difícil: reeducar a los padres. “Además de Música y Matemáticas, en los colegios debería implantarse como asignatura El Arte de la Cocina, entendida como una de las bases de la vida”. No quiere añadir una nueva materia teórica, sino implantar un trabajo manual. Considera fundamental que los pequeños se acostumbren a tocar la tierra con las manos, plantar hortalizas y manipular los alimentos para experimentar nuevos guisos. “La gente suele tener miedo de meter a los críos en la cocina porque les parece que está llena de peligros, pero el mundo es arriesgado y hay que enseñarles a navegar por esos espacios”, dice durante una visita a San Sebastián, invitada del Basque Culinary Center.

Bela Gil, en la cocina del Basque Culinary Center, donde impartió una conferencia durante el congreso Diálogos de Cocina, organizado por Andoni Luis Aduriz.
Bela Gil, en la cocina del Basque Culinary Center, donde impartió una conferencia durante el congreso Diálogos de Cocina, organizado por Andoni Luis Aduriz.Alex Iturralde

Creció en una familia sofisticada y peculiar. De pequeña contemplaba con curiosidad la dieta microbiótica de su padre, impulsor del movimiento tropicalista. Entonces el arroz integral y el tofu sonaban a excentricidad en Brasil, pero el cantante y compositor cambió de menú tras su exilio en Londres a principios de los años setenta. Bela, la séptima de ocho hermanos, se reconvirtió en plena adolescencia. “A los 15 años empecé con el yoga y tomé consciencia corporal, me di cuenta de que estaba intoxicando mi mente y mi cuerpo. Decidí cambiar mi alimentación. Empecé por quitarme alimentos ultraprocesados y azúcares y me sentí mejor”. Aquello fue el arranque de una vocación y una militancia cuya principal reivindicación pasa por recuperar la cocina sana. Los cambios fueron llegando solos, menos mantequilla y más aceite de coco, leche de almendras en lugar de leche de vaca y menos churrasco y más sandía… La sandía asada es una de sus recetas más exitosas. “Todo empezó con las dietas, pero una vez que probamos alimentos saludables, comenzamos a pensar en el impacto de otras cosas y al final eso genera una ideología”. Su actividad sostenible no se limita a la gastronomía. En su canal de YouTube instruye, entre otras cosas, sobre cómo preparar jabón o pasta de dientes con cúrcuma. Es autora de varios best sellers de recetas. “Una buena alimentación ayuda a prevenir enfermedades. No necesitamos tantas medicinas, hay mucha gente dependiente de medicamentos por enfermedades crónicas que se podrían prevenir con una buena dieta”.

Su nuevo proyecto será un libro centrado en recetas prácticas basadas en ingredientes que la gente tira, como las peladuras de plátano o las semillas de calabaza. “Eso facilitará que comer bien resulte a la vez económico. El conocimiento puede hacer que todo parezca más fácil. Si aprendes un idioma de pequeño, la siguiente lengua te resultará más fácil. Y eso se puede aplicar a la comida. Hay gente que piensa que guisar no es práctico, pero eso es porque no saben condimentar. Durante su paso por San Sebastián degustó la cocina vasca, que considera “una delicia”, pero echa de menos sus verduras y hortalizas aunque, dice, es “superfán del aceite de oliva”. 

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