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Michelin, a las puertas de una huelga general

Los sindicatos amenazan con extender los paros a las cinco fábricas de la compañía si la dirección no mejora las condiciones de los 7.500 trabajadores

Michelin
Decenas de trabajadores de la factoría de Michelin en Vitoria permanecen ante la entrada de la fábrica durante una jornada de huelga celebrada el 5 de junio.David Aguilar (EFE)
Mikel Ormazabal

El fabricante de neumáticos Michelin atraviesa uno de los momentos más convulsos en lo que va de siglo. Los trabajadores de las fábricas de Vitoria y Lasarte-Oria (Gipuzkoa) vienen realizando paros en demanda de un convenio “digno” que han tenido un alto seguimiento y han logrado parar la producción. A estas movilizaciones se van a sumar ahora el resto de factorías ubicadas en Valladolid, Aranda de Duero (Burgos) y Almería. Hay un alto grado de “crispación”, reconocen las partes enfrentadas. El comité intercentros ha trasladado este viernes a la dirección su rechazo “unánime” a la última propuesta para renovar el convenio y ha lanzado un órdago: los días 19 y 23 de junio habrá una huelga generalizada en las cinco fábricas de España si no se recuperan las negociaciones antes del lunes.

La situación es “delicada”, señalan fuentes de la dirección, y de esto da cuenta la amarga despedida del director de la fábrica de Vitoria, César Moñux. Deja en breve su puesto para incorporarse a la central francesa en Clermont Ferran y se va “muy triste” por la crisis abierta en la compañía. “Hoy en día, en Michelin no se entiende la confrontación para llegar a acuerdos. Estos acontecimientos están afectando no solo a nuestras personas, sino también están dañando lo más importante para nuestro futuro que es nuestra credibilidad”, dice en un escrito remitido a su equipo de confianza.

“El acuerdo está muy lejos, hay mucha distancia”, asegura David Martínez de Marigorta, delegado del sindicato ELA en Vitoria. La representación sindical exige una mejora salarial que permita “recuperar una pérdida de poder adquisitivo del 27% en los últimos años”, explica. “Estamos satisfechos con el desarrollo de las huelgas que hemos llevado a cabo hasta ahora porque se ha conseguido parar la producción en Vitoria con un seguimiento superior al 90%”, añade. La presión que ejercen los sindicatos se traslada ahora al conjunto de los centros productivos. Dicen estar “todos a una”, aunque los paros celebrados hasta ahora en la capital vasca se han llevado a cabo sin el respaldo de CC OO y UGT, mayoritarias en el comité.

La mayor crispación se está dando en la planta de Vitoria, la más numerosa con 3.500 empleados, y también en la de Lasarte-Oria, con medio millar de trabajadores. Esta última negocia por su cuenta y no está representada en el intercentros, aunque se sumará a las movilizaciones. Están muy disconformes con la propuesta que les ha lanzado la dirección. El pasado 25 de mayo, después de seis reuniones, la empresa presentó su “última y definitiva” oferta para sellar un convenio con una vigencia de cuatro años (2023-2026), muy alejada de la plataforma consensuada por todas las secciones sindicales presentes en la mesa.

La empresa ha presentado una subida salarial del 12% repartida a lo largo de los cuatro años del nuevo convenio (el 5% para este año, el 3% para 2024, el 2% en 2025 y otro 2% en 2026), con una cláusula que permitiría subir otro 2% cada dos años si el IPC se incrementase por encima de estas subidas, con un tope del 10% en los dos primeros años y del 8% en los dos segundos. Los sindicatos no ven claros los incrementos ofertados porque se ha incluido para el cálculo un índice de referencia vinculado a los resultados de la empresa. También exigen la reducción de la jornada laboral y demandan la supresión del salario de ingreso del convenio para que no exista una doble escala salarial en la empresa. En su plataforma plantean subidas del 28% en estos cuatro años y una garantía salarial de un punto por encima del IPC cada año.

“Pedimos una recuperación del poder adquisitivo, que ha caído un 27% porque desde el año 2008 no se ha renovado el índice de garantía salarial. Además, es necesario reducir la jornada porque la empresa está aplicando una flexibilidad a la carta. No se reducen horas desde hace 15 años”, se queja Martínez de Marigorta. Alberto Martín, presidente del comité de empresa de Vitoria y delegado de CC OO, destaca que “la oferta de la empresa no vale, es inaceptable”. La dirección ha preferido no pronunciarse sobre estos asuntos.

La conflictividad en el conjunto de la compañía coincide precisamente con la decisión de Michelin de relevar a los directores de Vitoria y Lasarte-Oria. El traspaso de poderes, previsto para el 1 de julio, se solapa con las acciones reivindicativas de los trabajadores. César Moñux, actual responsable de la fábrica alavesa, asumirá el puesto de director industrial en la sede del grupo en Clermont Ferrand (Francia). Su sustituto será David Udakiola, hasta ahora al mando de la planta guipuzcoana, a la que se incorporará a comienzos de julio Vicente Rodríguez, procedente de Vitoria.

Moñux se ha despedido de su equipo a través de una carta en la que expresa su tristeza por la situación en la fábrica de Vitoria. Lamenta en su escrito el grado de “confrontación” que se está produciendo y confía en “la responsabilidad mostrada por la mayoría de la plantilla durante todos estos años”. La marcha de Moñux ya estaba programada antes de que se dieran las movilizaciones laborales. En su adiós, muestra su pesar por las “escenas de coacciones, intimidación y miedo” que se han dado “en el interior de la fábrica” y reprocha la actuación de los sindicatos: “Lo más duro es que haya personas que se sienten satisfechas de que hayan vuelto esos tiempos de coacciones, la intimidación y miedo, por encima del respeto y el diálogo”, dice en referencia a los años en que Michelin soportó el siglo pasado, cuando la presión terrorista de ETA se cebó con la empresa.

Un 8,9% más de beneficios

La multinacional ha alcanzado unos ingresos de 6.961 millones de euros en los tres primeros meses del año, un 7,4% de subida con respecto al mismo periodo de 2022. En ese ejercicio, el beneficio neto fue de 2.009 millones, un 8,9% superior al año anterior, pese al impacto negativo que tuvo en sus resultados la inflación en el encarecimiento de las materias primas, el transporte, la energía y la mano de obra, según informó en febrero la compañía.

La actividad productiva se ha visto afectada estos últimos años por los efectos de la pandemia, que obligó a ordenar un ERTE por causas de fuerza mayor, y después por la crisis generada tras la invasión de Ucrania. El pasado ejercicio se realizaron varias paradas parciales por la caída de los pedidos. “La situación no es boyante”, reconocen fuentes de la dirección. Tampoco ayuda, señalan, el absentismo existente en la compañía, que ronda el 10% de la plantilla. Martín, de CC OO, dice que el número de bajas “ha ido en aumento en las últimas fechas” por “el miedo a las consecuencias de las huelgas” programadas. “La exigencia física de algunos puestos de trabajo”, apostilla Martínez de Marigorta, “también contribuye a elevar el índice de absentismo”.

La planta de Lasarte-Oria, la primera creada por Michelin en España en 1934, es líder en la fabricación de neumáticos radiales de altas prestaciones para moto; Vitoria está especializado en neumáticos para obra pública e ingeniería civil (han llegado a producir una rueda gigante para maquinaria pesada de 10 toneladas de peso); el centro de Aranda de Duero (1.200 empleados) se dedica a las líneas de camión y autobús; en Valladolid (1.600 trabajadores) está centralizada la producción para turismo de alta gama y de invierno, además de albergar la sede del domicilio social de Michelin España y Portugal, y el Centro de Experiencias de Michelin de Almería (CEMA) emplea a 180 personas en la instalación donde se ponen a prueba los neumáticos en condiciones climáticas y geográficas extremas, desde los más sencillos hasta los que llevan las misiones espaciales de la NASA.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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