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España es uno de los países desarrollados donde los salarios reales más caen por la inflación

El retroceso fue del 5,3% en 2022, el noveno más alto entre los 38 miembros de la OCDE, según el informe ‘Taxing Wages’

Trabajadores Ford Almussafes Valencia
Trabajadores de una planta de coches.Mònica Torres
Laura Delle Femmine

La inflación se suele asimilar a un impuesto silencioso, al reducir el número de bienes y servicios que se pueden adquirir con la misma cantidad de dinero. En la práctica, merma el poder de compra, porque provoca una bajada en los sueldos sin que haya un recorte salarial explícito. En España, este efecto ha sido en 2022 más pronunciado que en la media de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), según refleja el último informe del organismo sobre fiscalidad salarial (Taxing wages) publicado este martes. El estudio concluye que la subida de precios produjo un retroceso del 5,3% en los sueldos reales de los trabajadores españoles. Solo ocho países de los 38 miembros del club sufrieron un mordisco mayor: Estonia (-10%), Turquía (-8,8%), Países Bajos (-8,3%), Grecia (-7,4%), República Checa (-7%), México (-6,8%), Lituania (-6,3%) y Letonia (-6,2%).

Las presiones sobre los precios energéticos provocadas por la guerra en Ucrania y los coletazos de la pandemia dispararon el año pasado la tasa de inflación de manera generalizada. En 2022, la subida alcanzó su mayor cota desde 1988 en promedio en la OCDE y redujo los salarios reales antes de impuestos en la casi totalidad de sus países miembros. “Según los datos preliminares disponibles para 2022, los salarios reales disminuyeron entre 2021 y 2022 en todos los países del área, menos Colombia, Hungría y Suiza”, señala el informe. Al contrario, entre 2020 y 2021, las retribuciones habían aumentado en 26 de los 38 socios del club de las economías desarrolladas, “en medio de una recuperación económica en toda la OCDE”, recuerda el organismo, que en esta edición dedica un capítulo especial al efecto de la inflación sobre los sueldos.

“En casi todos los países de la OCDE, el crecimiento del salario nominal no siguió el ritmo de la inflación, lo que provocó la caída de los salarios reales”. Dicho de otra forma, los sueldos han subido por debajo de la inflación. En España, el aumento anual de precios alcanzó el 8,4% en 2022 —el informe utiliza una estimación del 8,6%—, un porcentaje muy superior al incremento de los sueldos nominales, que fue del 2,9%. En la OCDE, la inflación media alcanzó el 9,6%, frente al 4% del año anterior. “Este informe revela que los salarios nominales promedio utilizados en los modelos Taxing Wages [el análisis compara distintos tipos de familia, en función de si hay hijos a cargo y de la renta] no lograron mantener el ritmo de la inflación en 2022″.

Ninguna de las grandes economías europeas logró esquivar la sangría, pero en todas ellas las retribuciones brutas subieron más que en España, lo que mitigó el golpe a los sueldos reales. En Francia, el salario bruto creció un 5,4% y la inflación un 5,9%. Como resultado, los sueldos reales retrocedieron solo un 0,5%. En Alemania, Italia y Portugal, la espiral de precios superó la cota del 8%, pero la merma salarial fue del 3,9%, 2,2% y 3,5%, respectivamente.

La cuña fiscal, es decir la carga impositiva total que pesa sobre el trabajo —el IRPF y la Seguridad Social pagada por el empleado y por el empleador—, también aumentó entre 2021 y 2022 en la mayoría de los países que forman parte de la organización, debido al incremento de los salarios y la retirada de los estímulos concedidos por la covid. Estas subidas fueron sin embargo compensadas por las bajadas, y en conjunto no hubo variaciones: los costes laborales en el promedio del bloque se quedaron en el 34,6% del salario en el caso de un trabajador sin hijos, el mismo porcentaje de 2021.

En España tampoco hubo grandes movimientos. La cuña fiscal bajó un tímido 0,01% en 2022, situándose en el 39,5% del salario. Es un porcentaje casi cinco puntos superior a la media de la OCDE, pero inferior a las grandes economías del euro, con las cuales se mantiene una brecha elevada. En Alemania, la carga fiscal fue del 47,8% del sueldo, del 47% en Francia y del 45,9% en Italia. En lo que destaca España por elevadas es en las cotizaciones sociales pagadas por el empleador: suponen el 23% de los costes laborales, frente a la media del club del 13,4%. Solo están por encima Francia, Estonia, República Checa, Italia y Suecia. En cambio, el peso del IRPF y de las contribuciones del trabajador a la Seguridad Social es inferior: un 4,9% y un 11,6%, respectivamente, frente al 8,2% y el 13% de la OCDE.

Mecanismos automáticos

El informe publicado este martes resume cómo el repunte de la inflación ha provocado en varios países la activación de mecanismos de ajuste automáticos —como subidas en las deducciones, correcciones en los tipos o tramos del IRPF— en el sistema impositivo para compensar la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores. Cerca de la mitad de las economías avanzadas que conforman el organismo (17 países) contemplan correcciones automáticas en línea con la inflación. En los otros 21, España incluida, la adaptación es discrecional. También las contribuciones a la Seguridad Social y los beneficios fiscales se ajustan automáticamente en 21 y 19 países, respectivamente.

En España el Gobierno no ha corregido el impacto de la inflación sobre los salarios a través de deflactaciones de la tarifa que sí han aprobado varias comunidades autónomas para el tramo del IRPF sobre el que tienen competencia. El Ministerio de Hacienda insistió en que una deflactación generalizada beneficiaría más a los contribuyentes con mayores rentas, por lo que ha optado por rebajar el IRPF a las rentas medio-bajas a partir de este año con la ampliación de la reducción por rendimientos del trabajo desde los 18.000 hasta los 21.000 euros, redistribuyendo por el lado del gasto la recaudación extra impulsada por la inflación.

En 2022, Hacienda recaudó más que nunca, por encima de los 255.500 millones de euros, con el IRPF y el IVA como grandes motores del repunte. La inflación, la mejora de la actividad y del consumo, la resistencia del mercado laboral y las subidas de las pensiones y de los sueldos públicos han llevado los ingresos proporcionados por estos dos impuestos hasta cotas históricas: 109.485 y 82.595 millones, respectivamente, correspondientes a un repunte del 15,8% y del 13,9%.

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Sobre la firma

Laura Delle Femmine
Es redactora en la sección de Economía de EL PAÍS y está especializada en Hacienda. Es licenciada en Ciencias Internacionales y Diplomáticas por la Universidad de Trieste (Italia), Máster de Periodismo de EL PAÍS y Especialista en Información Económica por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.

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