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Gopuff planea abandonar España y pone en riesgo casi 200 puestos de trabajo

La plataforma de comercio ultrarrápido da marcha atrás en su plan estratégico de inversión y anuncia el cierre de sus establecimientos tanto en Madrid como en Francia

Matteo Allievi
Empleados de la plataforma Gopuff en la tienda de la calle Potosi en Madrid.



Foto: Inma Flores
Empleados de la plataforma Gopuff en la tienda de la calle Potosi en Madrid. Foto: Inma FloresINMA FLORES (EL PAIS)

El sector del comercio electrónico ultrarrápido se enfrenta a otro duro golpe. Tras los despidos de Gorillas y Getir en los últimos meses, la plataforma Gopuff se prepara para hacer las maletas y marcharse de España. La multinacional norteamericana, que se dedica a la venta de productos de consumo a través de una aplicación móvil y su página web, ha anunciado el cierre de los cinco supermercados fantasma que tiene en el país y un despido colectivo del total de la plantilla, que se compone de 186 trabajadores. Una resolución que sus empleados no están dispuestos a aceptar, advierte Alejandro Romero, presidente de la comisión de empleados de la compañía. “Si las negociaciones no avanzan y la empresa no nos da una respuesta, haremos movilizaciones por la calle”, apunta.

Gopuff, fundada en 2013 por Rafael Ilishayev y Yakir Gola, aterrizó en Europa el año pasado mediante la compra de la empresa británica Dija. Después de entrar en el Reino Unido y en Francia —en los dos países dispone de más de 60 tiendas en total—, al principio de este año comenzó a operar en España. La plataforma funciona solo en Madrid, aunque tenía previsto expandirse a Valencia y a Málaga para ampliar su cartera de clientes. De hecho, en julio presentó un plan estratégico de inversión en el que preveía ser rentable en 2026 con una inversión de 15 millones de euros. Entre los objetivos planteados por la firma destacaban el incremento del importe del pedido medio —de 12,7 a 22,7 euros— y el cierre de acuerdos con alguna cadena de supermercados. Unos propósitos que se han convertido en humo.

En marzo, Gopuff anunció el recorte de un 3% de la plantilla a escala global, lo que corresponde a cerca de 400 empleados, y a mitad de julio de un 10%, hasta los 1.500. El plan de restructuración implica el cierre de los establecimientos en Francia y España y la reducción de un 25% de la plantilla de Luxemburgo. Los representantes de los empleados han mostrado su oposición a la decisión de la compañía y pretenden que se mantengan los puestos de trabajo y que se siga adelante con el plan estratégico. No se explican que se corte radicalmente en España una actividad en expansión con un plan a cuatro años. Fuentes de Gopuff aseguran que “es un momento difícil para todos los involucrados y se seguirá interactuando con todas las partes de forma directa y transparente”.

Según detalla Bloomberg, Gopuff tenía una valoración de 15.000 millones de dólares en junio e ingresó cerca de 2.000 millones de dólares en 2021, con un aumento del volumen de pedidos del 70% en comparación con el año anterior. No obstante, este incremento tuvo un coste. La apertura de cada establecimiento comportó un gasto de aproximadamente 250.000 dólares, según fuentes familiarizadas con los planes de la compañía, y alrededor de la mitad de los 600 almacenes de Gopuff se lanzaron el año pasado.

Romero considera que la firma ha cometido una serie de errores en la toma de decisiones. “Ha faltado una estrategia de expansión y de marketing. ¿Cómo es posible captar clientes si sigues operando en la misma ciudad cuando tus competidores [Glovo, Gorillas, Delivery Hero, Uber, Amazon] operan en todas partes? A España nunca se le ha dado la oportunidad de ver hasta dónde podía llegar este mercado”, afirma. Borja Luna Centeno, encargado de la tienda en el barrio de Embajadores, también muestra su escepticismo sobre la gestión de las operaciones. “Con el cambio de nombre de Dija a Gopuff en febrero, se impuso a los repartidores que llevaran solo un pedido por viaje como garantía de excelencia para el cliente, lo que retrasaba las entregas. En semana santa, la dirección se dio cuenta de que la estrategia no funcionaba y optó por encargar más pedidos a la vez, igual que en las otras plataformas”, comenta.

Según Centeno, la campaña promocional también ha dejado mucho que desear. “Desde Inglaterra nos llegaban fotos de la empresa promocionada en la Fórmula Uno, y en Madrid nada”, afirma. Para llamar la atención de los consumidores, la plataforma aplicó de febrero a abril un descuento de 15 euros en la primera compra. Liliana Viafus, repartidora en la tienda en el barrio de Colombia, opina que esa fue la única medida promocional que se implementó. “Se olvidaron por completo de las redes sociales”, añade. “No puedes presentarte en Google y pedir a los clientes que compren sin decir quién eres”, agrega Romero.

La aplicación del descuento se reveló una medida eficaz, por lo menos al principio. Gopuff consiguió aumentar un 30% los pedidos en los primeros meses de este año, lo que le impulsó a duplicar el personal. Sin embargo, los nuevos contratados fueron despedidos al acabarse el período de prueba de seis meses, puesto que a medida que se acercaba el verano los pedidos disminuían.

Condiciones precarias

Los empleados de la plataforma también se quejan de las condiciones laborales que ahondan en su precariedad, como advierten desde la cuenta de Twitter Gopuff Cierra Madrid. Todos los repartidores, que representan un 75% de la plantilla, cuentan con un contrato a tiempo parcial. Viafus trabaja 30 horas semanales con turnos rotatorios y relata que en los últimos meses su sueldo se ha desinflado. “En invierno ganaba en torno a 1.200 euros netos. En cambio, mi último salario se quedó algo por encima de los 800″, asegura. La dotación de los uniformes también hace aguas. “Nos prometieron pantalones forrados por dentro para protegernos del frío. El problema fue que llegaron en marzo y seguimos con ellos, aunque fuera uno se muera de calor”, anota. Dentro de los almacenes, las cosas no van mejor. “En el 60% de las tiendas el aire acondicionado está estropeado ahora mismo, y el local más frío tiene una temperatura de 31 grados. No arreglan nada hasta que sea algo muy grave”, afirma Centeno.

La marcha de Gopuff se ha dado a conocer después de que Gorillas, uno de sus competidores, pusiera en marcha un expediente de regulación de empleo (ERE) para las 300 personas que componen su plantilla en España. Otra compañía, Getir, ha cerrado temporalmente algunos de sus supermercados debido a la reducción de consumo durante el verano. Los despidos vuelven a sacudir el sector del comercio ultrarrápido, que ve menguar el éxito alcanzado durante la pandemia.

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