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Pasado y presente del fandango

El cantaor David Lagos y el bailaor David Coria llevan a la Bienal de Flamenco de Sevilla una reflexión sobre la fiesta y la identidad española

Margot Molina
Ensayo del espectáculo '¡Fandango!', del bailaor David Coria (izquierda) y el cantaor de flamenco David Lagos en Factoría Cultural, en Sevilla.
Ensayo del espectáculo '¡Fandango!', del bailaor David Coria (izquierda) y el cantaor de flamenco David Lagos en Factoría Cultural, en Sevilla.PACO PUENTES (EL PAÍS)

David Lagos y David Coria, cante y baile, han formado equipo para indagar en el fandango, término camaleónico que ha ido adaptándose a los tiempos desde el siglo XV, cuando un fandanguero era un esclavo al que le iba la fiesta noctámbula. Y llegados a la fiesta, se preguntaron “¿Cómo nos vemos los españoles a nosotros mismos y cómo nos ven desde fuera?”. La respuesta tiene formato de espectáculo, ¡Fandango!, y podrá verse en la Bienal de Flamenco de Sevilla este martes.

Un gran círculo de linóleo rojo de ocho metros de diámetro sobre el escenario hace las veces de era de trilla, coso taurino, espacio para las buenas costumbres… Sobre él, durante 70 minutos, cuatro músicos y cinco bailaores todos ataviados en blanco y negro protagonizan escenas “que se alimentan unas de otras y hablan de cómo somos, de la vida, la fiesta, la comida, la muerte…”, apunta el cantaor David Lagos (Jerez, 47 años), en una de las aulas de ensayo de Factoría Cultural, un centro municipal de sobrias formas y con más de 3.000 metros cuadrados, obra del estudio valenciano Primo &Trullenque, en el corazón de uno de los barrios más marginales y flamencos de la capital andaluza: Las Tres Mil Viviendas.

¡Fandango! se estrenó el 26 de enero en París, en el Teatro Nacional de la Danza Chaillot, y tenía prevista una gira por Europa que se truncó con la pandemia. De forma que para sus protagonistas la Bienal, que coproduce el espectáculo junto a Chaillot y a la productora Daniela Lazary, será como un estreno. “El cuerpo está muy raro. Puede ser que salgamos como un Miura y pequemos de exceso, pero en el flamenco por eso no pasa nada”, reflexiona el cantaor, que lleva desde los 10 años subido a un escenario y en 2014 conquistó la Lámpara Minera del festival del Cante de las Minas, en la Unión.

Ensayo del bailaor David Coria (izquierda) y el cantaor de flamenco David Lagos, en Sevilla el 8 de septiembre.
Ensayo del bailaor David Coria (izquierda) y el cantaor de flamenco David Lagos, en Sevilla el 8 de septiembre.PACO PUENTES (EL PAÍS)

“Yo llevaba mucho tiempo intentando trabajar con David Lagos y cuando escuché su último disco, Hodierno, me gustó mucho la idea y el concepto musical. Me pareció algo muy de pueblo y muy sofisticado a la vez. Están las raíces y la vanguardia”, explica David Coria (Sevilla, 36 años), un bailarín/bailaor curtido en el Ballet Nacional y el Ballet Flamenco de Andalucía que está frente de su propia compañía desde 2014 y que el año pasado recibió el premio del Público del Festival de Jerez por su espectáculo Anónimo.

Hodierno significa actual, contemporáneo, y trata de mostrar mis influencias: con el saxo de Juan Jiménez, el concepto sonoro de Daniel Muñoz, de Artomático, y la musicalidad de la guitarra de mi hermano Alfredo Lagos. Es una mezcla muy especial en la que se basa el espectáculo”, comenta David Lagos, habitual en muchos de los montajes del bailaor Israel Galván y artista tan versátil que no dudó en interpretar en euskera canciones de Mikel Laboa entre las esculturas de Richard Serra del Guggenheim de Bilbao, en un montaje en 2007 junto a Galván y a la bailarina Sol Picó.

“Nosotros, que viajamos mucho, somos conscientes de los tópicos que nos acompañan a los españoles: el flamenco, los toros, la paella, la fiesta, la siesta… Mientras que nosotros nos vemos como un pueblo trabajador con un marcado carácter machista y al que le gusta el contacto con la tierra. El espectáculo habla de esa dualidad”, aclara Coria, quien ha introducido en la coreografía pasos del folclore castellano, manchego y leonés de Eduardo Martínez, primer bailarín del Ballet Nacional.

Y como en el terreno de los tópicos la lidia tiene un papel fundamental, el montaje transforma al toro en una fiera: una bailaora semidesnuda con una bata de cola transparente que evoluciona amenazante sobre el círculo rojo. Mientras que la comida está presente a través de un campo de arroz sobre el que taconean los bailaores. “En los ensayos usamos arroz redondo y no había problemas porque se machaca fácilmente; pero en París nos pusieron basmati y casi nos matamos, estuvimos a punto de caernos varias veces”, recuerda Coria.

“El fandango es algo muy amplio. Es una fiesta, un sarao, un palo del flamenco; pero también forma parte del folclore. Es un palo madre que se da en muchas regiones, no solo en Andalucía. Del fandango derivan los estilos levantinos, malagueñas, granaínas, verdiales…Y si hablamos de fandangos de Huelva, hay tantos como pueblos tiene la provincia”, aclara el bailaor.

“No tomamos partido, exponemos los hechos en una sucesión de escenas en las que también tocamos la política y el miedo. Hay una letra que está grabada a finales de 2019, cuando salió Hodierno, pero parece escrita ahora en tiempos de coronavirus: ‘Nos venden miedo y compramos mucho miedo. Miedo fiel, miedo eterno. Miedo a no pensar. Miedo a mover un dedo’. Forma parte de un pregón en el que el miedo se convierte en un arma para manipular a la gente”, describe Lagos, en el descanso de un ensayo en el que cantaor y bailaor ultiman los detalles de su reestreno en el Teatro Central tras el que podrán sacudirse esa “sensación rara” que tienen en el cuerpo tras tanto tiempo alejados del público.

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Sobre la firma

Margot Molina
Ha desarrollado su carrera en El PAÍS, la mayor parte en la redacción de Andalucía a la que llegó en 1988. Especializada en Cultura, se ha ocupado también de Educación, Sociedad, Viajes y Gastronomía. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado, entre otras, la guía de viajes 'Sevilla de cerca' de Lonely Planet.

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