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Osakidetza vigilará las dosis de radiación que reciben todos sus pacientes

Los menores de 14 años serán la prioridad para el historial dosimétrico

Las pruebas médicas que emplean radiación ionizante son positivas y han permitido avances en la atención sanitaria y el diagnóstico de enfermedades, pero es necesario vigilar las dosis que recibe cada paciente por sus efectos secundarios y porque los avances tecnológicos han permitido incrementar su uso. Sanidad ha presentado esta mañana el proyecto con el que Osakidetza controlará a partir de ahora las dosis de radiación ionizante que reciben los pacientes del Servicio Vasco de Salud a través de las pruebas que se les realizan para diagnosticar enfermedades. Dicho de otro modo, se contarán las radiaciones que reciben un enfermo a través de las tradicionales radiografías, pero también de otras pruebas, como los TAC, que emiten más radiación.

La iniciativa, conocida como historial dosimétrico, tiene como prioridad la población pediátrica, de menos de 14 años, la más vulnerable. Las radiaciones ionizantes son “necesarias pero tienen un efecto secundario que hay que evaluar”, ha señalado Julián Pérez Gil, director general de Osakidetza. La radiofísica Marian García, una de las impulsoras de la iniciativa, ha abundado en esta cuestión, apuntando al “gran beneficio” que ofrecen las pruebas, aunque exigen ser extremadamente cuidadosos con el uso”. García ha descartado que en Euskadi se esté dando un “uso excesivo” de estas pruebas, pero ha señalado que el historial dosimétrico también servirá para sensibilizar a los médicos y a los pacientes. De hecho, para los profesionales sanitarios se van a impulsar seminarios y se editará una guía informativa. “Las altas dosis pueden producir lesiones a corto plazo y a largo plazo puede haber una inducción de cáncer”, ha especificado García.

¿Qué ocurrirá cuando se rebasen los límites de referencia internacionales? Nada, porque no se pretende prohibir la realización de pruebas y porque, en algunos casos, como el de los enfermos crónicos o los pacientes con enfermedades muy graves, la radiación supone un problema menor. Por ello, sus responsables prefieren hablar caso por caso, observando si las pruebas están justificadas o si se pueden emplear alternativas.

Los datos quedarán

Desde principios de enero ya se miden las dosis, aunque se estimaba implantar el sistema en 2011. La medición de la radiación ya la realizan otras comunidades autónomas como Madrid, pero el director general de Osakidetza ha calificado estos sistemas como “más primitivos”, ya que el vasco va a permitir una “medición real e individual”. Los datos estarán recogidos en la historia clínica unificada que la sanidad pública está extendiendo poco a poco en todas las comarcas sanitarias. También se planea la posibilidad de que este historial dosimétrico pueda ser consultado por los pacientes de Osakidetza en la carpeta de salud que estará disponible a través de la web del Servicio vasco de Salud en los próximos meses. Con la medición de la radiación, Osakidetza “se adelanta a las directrices de la Unión Europea”, aún en fase de borrador, que aumentarán las obligaciones de vigilar esta cuestión a los países miembros.

El programa se inscribe en las iniciativas en contra de lo que se conocen como los “eventos adversos”, problemas secundarios de los pacientes cuando acuden a los hospitales y los centros de salud, como infecciones que cogen al estar ingresados. Sanidad tiene como reto disminuirlos en 10.000 y para ello el titular de la consejería, Rafael Bengoa, ha anunciado hoy que incluirá todas las iniciativas en este sentido dentro de un plan de seguridad clínica que presentará “en los próximos meses”.

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En torno al historial dosimétrico, Bengoa ha señalado que “uno puede ir al sobrediagnóstico y al sobretratamiento”, en referencia a la polémica que ha envuelto el programa de prevención de cáncer de mama, que el departamento ha rechazado generalizar en los casos de mujeres entre 40 y 49 años –las de más de 50 ya lo tienen extendido- aunque partidos como el PP han presionado para hacerlo. El consejero ha señalado que “no se pueden lanzar proyectos y programas solo porque existe la tecnología” que permite hacerla. Ahora, las mujeres de entre 40 y 49 años pasan por un estudio que permite detectar los riesgos que tienen y, en base a estos niveles, se realizan pruebas solo a las que más riesgo presentan.

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