Un aburrido domingo cuántico en viñetas, ser o no ser ‘woke’, Simone Weil en la Guerra Civil y otros libros de la semana

Los expertos de ‘Babelia’ reseñan los títulos de Olivier Schrauwen, Bru Rovira, Monika Zgustova, Simone Weil, Susan Neiman, Robin Waterfield y José Soto Chica

Ilustración del libro 'Domingo Flamenco'.O. Scharauwen (EDITORIAL FULGENCIO PIMENTEL)

29 mar 2024 - 05:30CET

Dejar testimonio a lo largo de 500 páginas de un solo día —domingo, para más hastío— de la vida de tu primo más aburrido parece poco interesante. A priori, da bastante desgana hacerlo. Y, cómo no, leer el cómic tampoco produce mucho entusiasmo. Pero la cosa cambia, y mucho, si el autor es Olivier Schrauwen, autor de títulos extraordinarios y vanguardistas como los tres volúmenes de Arsène Schrauwen o el magnífico Vidas paralelas. En Domingo flamenco, Olivier Schrauwen despliega el dichoso y cansino día de su primo Thibault como si ese tedio pegajoso de cada acto cotidiano fuera un generador inconsciente de la memoria, “de esos recuerdos que acuden a nuestra mente sin razón aparente, como esas fluctuaciones cuánticas sometidas tan solo al caprichoso mandato del azar probabilístico”, según explica nuestro experto Álvaro Pons en su crítica de este interesante título, del que añade: “Sin duda, una obra tan monumental como fascinante, llamada a perdurar”.

En un registro bien distinto, el histórico corresponsal Bru Rovira se toma su pequeña venganza de los despidos masivos que pusieron en la calle, tras la crisis económica de 2008, a miles de periodistas, desechados por los medios de comunicación en una ceguera de sus directivos que les hizo descapitalizarse de sus mejores talentos. Matar al director supone una catarsis ante toda una época ominosa de la prensa. Un libro catárquico.

Otros títulos reseñados esta semana en Babelia son Soy Milena de Praga, en el que la escritora checa afincada en España Monika Zgustova retrata a una valiente mujer, Milena Jesenská, también checa, que brilló como periodista, intelectual y resistente al nazismo, aunque fuese más conocida por traducir y ser la amante de Kafka; La guerra de España, una breve recopilación de textos escritos por la filósofa francesa Simone Weil tras su paso por la Guerra Civil española, en los que se devela su desconcierto ético, como pacifista convencida, ante los trágicos acontecimientos que vivió en directo; Izquierda no es woke, en el que Susan Neiman intenta distinguir entre una izquierda auténtica a la que ella se adscribe, heredera de los valores ilustrados, frente a los desvaríos de otra abandonada a los excesos de la política de la identidad, que quizá ha abandonado el campo de las ideas para enfrentar a la derecha populista; Platón de Atenas, una interesante biografía del pensador escrita por Robin Waterfield; y Egilona, reina de Hispania, de José Soto Chica, que ha rescatado y novelado la figura de una mujer que fue esposa de don Rodrigo, el último rey godo, y después del primer valí de al-Ándalus, Abd al-Azid.

Además, un artículo de Ana Rodríguez Fischer reseña varios volúmenes que rescatan la obra de la autora catalana Ana María Moix en el décimo aniversario de su muerte; y Jordi Amat recupera, en el 60 aniversario de su muerte, la figura de Agustí Calvet, Gaziel, cronista de guerra, analista político, crítico literario o espectador de la vida urbana, que configuró junto a Manuel Chaves Nogales, Josep Pla, Ramón J. Sender o Eugeni Xammar un cuarto de siglo de gran reporterismo.