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COLUMNA
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¿Aprobaría Lennon la “última canción de los Beatles”?

El minidocumental sobre ‘Now and Then’ insiste en la historia de las demos que dejó John antes de morir pensando en que McCartney las acabara. Tampoco está ya Harrison, pero le imitan

Now and Then, documentary of the last Beatles song
Paul McCartney y Ringo Starr, en un concierto en Los Ángeles en 2014.Mario Anzuoni (Reuters)
Ricardo de Querol

La última canción de los Beatles, los auténticos, se llama The End. Pone final a la sublime cara b de Abbey Road, una colección de 11 temas cortos, los ocho últimos del tirón, que acaba con tres solos de guitarras (las de Lennon, McCartney y Harrison) y uno de batería (de Ringo Starr) antes del verso: “Y, al final, el amor que te lleves será igual al amor que das”. Se grabó en el verano de 1969.

El minidocumental Now and Then. La última canción de The Beatles, se estrenó el miércoles (en Movistar+ y en plataformas de vídeo), horas antes de que, el jueves a las tres de la tarde, se publicara el tema, reconstruido a partir de una casete que grabó John poco antes de morir en 1980, que Yoko Ono hizo llegar a McCartney con un pósit manuscrito (”Para Paul”), y que este ha terminado ahora junto a Ringo.

El programa solo dura 12 minutos, así que no iba a disuadir a los que nos tragamos casi del tirón las ocho horas de Get Back, el documental de Peter Jackson de 2021 que nos sumerge en tres semanas de las sesiones de Let It Be en enero de 1969; y antes de eso seguimos las más de diez horas de The Beatles Anthology, la serie de 1995 y 1996 que contaba toda su carrera con abundante material inédito. De Anthology salieron dos canciones nuevas: los tres supervivientes trabajaron en material inacabado de Lennon para publicar Free as a Bird y Real Love. Entonces no pudieron con Now and Then, porque el sonido no daba suficiente calidad para separar en dos pistas la voz y el piano de John.

El corto documental se limita a narrar qué se ha hecho ahora, y trata de justificar su oportunidad. La tecnología que empleó Peter Jackson en Get Back para limpiar el sonido de cada voz y cada instrumento ha servido, inteligencia artificial mediante, para una última misión: sacar la voz cristalina de Lennon de aquella tercera grabación casera y aislarla del piano. Así que volvieron al estudio Paul y Ringo, porque Harrison murió en 2001.

De Harrison (parte esencial de la banda, y el que más brilló en su debut en solitario de los cuatro) se han incorporado a este tema partes de guitarra eléctrica y acústica que grabó en ese intento fallido de 1995, y que pasan desapercibidas; el solo de guitarra al slide es de McCartney imitando el estilo de George (el estilo que desarrolló en solitario, cabe añadir). Es una diferencia respecto a los dos temas de los noventa: aquí falta la huella de Harrison. Además, McCartney introdujo una orquesta de cuerdas, a lo Eleanor Rigby; a sus miembros les ocultó que trabajaban en un tema de Lennon para guardar el secreto. Esos violines son un guiño a la nostalgia que la composición original no parecía pedir.

McCartney confiesa en el corto que tuvo muchas dudas sobre si debía terminar Now and Then, pero concluyó que Lennon habría estado encantado. Y sobre el uso de IA, tan inquietante, recuerda que los cuatro siempre abrazaron la innovación tecnológica para crear arte en el estudio. Sean Ono Lennon asume que su padre estaría conforme, desde luego lo han estado él y Yoko Ono.

¿De verdad aprobaría esto el autor de Imagine? Es dudoso. El último Lennon, el de los años setenta, había proclamado (en God): “No creo en los Beatles”. En sus conciertos en solitario, que tampoco fueron muchos, apenas introdujo algún tema de la discografía de los Fab Four (Come Together y Yer Blues, tampoco entre los más emblemáticos). Es difícil creer que antes de su muerte, asesinado por sorpresa por Mark Chapman a la puerta de su casa en Nueva York, este inconformista que se revolvía contra su leyenda hubiera grabado esas cintas pensando en la posteridad y en reunir a sus compañeros de Liverpool.

En su famosa entrevista con Newsweek en septiembre de 1980, publicada mes y medio antes de morir, John había dado un sonoro portazo a la posibilidad de recomponer los Beatles: “Lo que hizo que los Beatles fueran los Beatles fue lo mismo que hizo que los sesenta fueran los sesenta. Cualquiera que piense que si John y Paul se juntaran con George y Ringo, los Beatles existirían, está flipando. Los Beatles dieron todo lo que tenían que dar y más”. Abundaba en ello: “Los cuatro chicos que eran ese grupo nunca podrían volver a ser ese grupo aunque quisieran”. Y sentenciaba: “Volver a los Beatles sería como volver al colegio. Nunca he estado por las reuniones. Se acabó”.

La pregunta de McCartney es correcta: ¿debían hacer esa producción? Es la respuesta la que resulta cuestionable. Aunque Now and Then sea una bonita canción (ya lo era en la demo original), aunque suene razonablemente bien la nueva mezcla, está lejos de la excelencia que alcanzaron durante poco más de siete años de la década de los sesenta. No aporta nada al legado de los Beatles, ni podía hacerlo; tampoco era posible empañarlo.

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Sobre la firma

Ricardo de Querol
Es subdirector de EL PAÍS. Ha sido director de 'Cinco Días' y de 'Tribuna de Salamanca'. Licenciado en Ciencias de la Información, ejerce el periodismo desde 1988. Trabajó en 'Ya' y 'Diario 16'. En EL PAÍS ha sido redactor jefe de Sociedad, 'Babelia' y la mesa digital, además de columnista. Autor de ‘La gran fragmentación’ (Arpa).
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