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COLUMNA
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¿Y qué importa que Dulceida se desnude?

La serie documental de Prime Video muestra a una chica normal sin nada que decir

Jimina Sabadú
La influencer Aida Domènech, conocida como Dulceida, a su llegada a la presentación de la serie documental 'Dulceida al desnudo', el pasado 2 de noviembre en el madrileño cine Capitol.
La influencer Aida Domènech, conocida como Dulceida, a su llegada a la presentación de la serie documental 'Dulceida al desnudo', el pasado 2 de noviembre en el madrileño cine Capitol.MARISCAL (EFE)

Nunca dejará de sorprenderme el orgullo que sienten los influencers al ser recipientes de cualquier “valor de marca” que les pague las facturas. Nunca dejaré de preguntarme por qué ametrallan al respetable las muletillas “al cien por cien”, “llegar a lo más alto”, “inmenso potencial”... Llegar a lo más alto de no se sabe dónde, ni para qué. El influencer es una máscara que promociona la peripecia de un designio difuso. El influencer no se sabe a dónde va. Quizás por eso llora Dulceida, porque en la carrera en la que participa no hay meta, y quizás ella no sabe que es John Trent al final de La boca del miedo. Lo que Dulceida sabe —y así nos lo repite una y otra vez el documental— es que está cansada de trabajar. El quemón laboral funciona mejor si se cubre de oropeles.

Dulceida ha sido pionera en lo suyo. Su “sentido de la moda” no puede ser más ramplón y previsible, pero ella ha sabido conectar con la gente normal, con las chicas que han querido vivir su vida como estrellas de las redes (lo de estrellas de cine suena ya caduco). Y Dulceida va a terapia (en 2022 es imprescindible) y cuenta que se siente sola y triste, aunque lo que vemos en pantalla es a un montón de satélites que viven por y para ella (o eso parece). Aida Domènech es, toda ella, la canción Lucky de Britney Spears. No se triunfa en redes hasta que se llora en pantalla diciendo que “las redes no son tan bonitas como parecen”. El documental de Prime Video logra que veas a Dulceida más humana, pero no cuenta nada. No cuenta nada porque detrás de Dulceida hay negocio, estrategia, pero no discurso. Solo una chica normal que tuvo la feliz idea de abrirse un Fotolog a tiempo.

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Sobre la firma

Jimina Sabadú
Columnista en la sección de Televisión. Ha colaborado en 'El Mundo', 'Letras Libres', 'El Confidencial', en programas radiofónicos y ha sido guionista de ficción y entretenimiento. Licenciada en Comunicación Audiovisual, ha ganado los premios Lengua de Trapo y Ateneo de Novela Joven de Sevilla. Su último libro es 'La conquista de Tinder'.

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