¿Cuándo dejó ‘MasterChef’ de ser un programa blanco?: “Piensas que te van a cuidar y terminas sintiéndote como una mierda”
Concursantes del programa, antiguos miembros del Consejo de Administración de RTVE y la propia productora del espacio analizan la deriva que ha tomado el polémico ‘talent’ culinario. “No hay derecho a que ridiculicen así a las personas”, lamenta una de sus exparticipantes
“Cuando terminó de grabarse uno de los capítulos de la tercera edición de MasterChef, los 14 concursantes que quedábamos estábamos muy afectados, llorando por todo lo que había sucedido en plató. Y eso que en pantalla no se vio ni la cuarta parte de lo que pasó. Nos metieron en el cuarto donde hacemos los descansos y, en medio de ese silencio sepulcral, una de las jefas (que no es Macarena Rey) nos dijo, sonriendo y aplaudiendo: ‘¡Vaya programa nos habéis regalado!’. Hay que tener cero empatía para decir algo así”, comentaba esta semana a EL PAÍS en conversación telefónica Pablo Pérez, un participante de la tercera temporada del talent.
El momento al que se refiere, el del plato “león come gamba”, ocurrió hace casi 10 años. El resultado de la receta no fue precisamente de alta cocina y provocó, pocos segundos después de su emisión en TVE, una catarata de memes, chistes y comentarios en Twitter que hicieron que su autor, Alberto, un joven de Ontinyent (Valencia), de entonces 18 años, fuera trending topic durante más de un día. Sus compañeros de edición no recuerdan el momento con una sonrisa. Consideran que fue el punto de inflexión que hizo que MasterChef, emitido en la televisión pública, dejara de ser un programa blanco.
Una de esas 13 personas que compartieron con Pablo Pérez ese momento incómodo tras la expulsión de Alberto, aunque prefiere mantener su identidad en secreto, explica la misma situación. “El niño [Alberto] estaba llorando a mares y vi a las responsables del programa bailando de alegría y diciendo que se iban a hacer ricas con lo que había pasado con él”, asegura este sábado por teléfono. “Pero desde el programa niegan lo innegable. Llegabas a escuchar cómo decían por el pinganillo a los jueces a qué concursante tenían que expulsar, pero ellos te seguían diciendo que no era así”, continúa. “Piensas que te van a cuidar y terminas sintiéndote como una mierda, con todo el mundo hablándote mal”.
“Ese día con Alberto fue cuando vieron dónde estaba el dinero”, apunta ahora Pablo Pérez, horas después de que ocurriera la enésima polémica del talent producido por Shine Iberia, con el trato ofrecido a Tamara, aspirante de su duodécima temporada, a la que se abroncó tras decir que prefería retirarse del espacio por el bien de su estabilidad emocional. Este incidente ha provocado que RTVE retire de forma provisional de su plataforma digital una de sus últimas entregas. Pérez considera que, aunque estas controversias no están guionizadas en connivencia con los concursantes, sí están provocadas por sus responsables, como ocurrió en el caso de su compañero. Alberto, en ese momento estudiante de Medicina, interpretó de forma literal que Jordi Cruz, cocinero y juez del programa de TVE, le animaba a sacar la fiera que llevaba dentro. “Yo iba a hacer una musaka, pero cuando me preguntó mi horóscopo, le dije que era leo y me contestó que quería ver un león reflejado en mi cocina, pensé que podía tallarlo en una patata”, explicaba el aspirante en su día a este periódico.
“Todos fuimos conscientes de la provocación a la que había sido sometido Alberto. La inquina con la que lo trataron no tiene nombre, por la forma en que se metieron con su plato. Conozco personalmente a los miembros del jurado y lo suyo es un papel. Es su voz, pero no son sus palabras. Pero Alberto es un chico introvertido y le venía muy bien al programa como perfil. No deberías meterlo en el concurso si crees que no tiene conocimientos básicos de cocina”, opina Pérez, quien también ha defendido de forma pública ante el programa y la audiencia a otros concursantes polémicos, como Saray (octava edición) y Luca (undécima edición). Ambos han asegurado que no se presentaron a MasterChef por voluntad propia, sino que aceptaron una invitación de su equipo de casting. Hace unos días, ocurrió algo parecido con la concursante de la edición 12, Tamara, que ya contaba con un perfil polémico en redes sociales y que también recibió una propuesta para hacer las pruebas de selección, confirma la propia Shine Iberia en lo que es un procedimiento habitual en todos los formatos de este estilo.
“La productora busca que el espectador entre en conflicto con los concursantes. Expone al escarnio público a personas anónimas”, lamenta Pablo Pérez. “A mí me pusieron la etiqueta del llorón y me supuso una serie de críticas que afectó a mi familia. ¿Qué necesidad?”, dice. Todos estos años después, el canal oficial de YouTube del programa sigue denominándolo como “Pablo, el sensible” en uno de sus vídeos.
Otra de las participantes de las primeras entregas de MasterChef, que tampoco desea desvelar su nombre, recuerda esa tercera edición como la del cambio. “No hay derecho a que utilicen a personas para dar espectáculo ridiculizándolos. Personas que han hecho el casting este año me cuentan que ya no te hacen pruebas gastronómicas como nos pasaba a nosotros, sino pruebas de cámara y que les cuentes tu vida, aunque no sepas cocinar. La diferencia de lo que busca ahora el programa es muy clara”, afirma esta aspirante, que desde que participó en él hace más de una década se dedica a la gastronomía de forma profesional. “Editan a su antojo muchas de las situaciones y, por tanto, son conscientes de lo que emiten cuando se generan estas polémicas”, defiende.
“Quizá es lógico que busquen a personajes mediáticos cuando la productora posee por contrato el 20 o 25% de nuestros derechos de imagen”, asegura una exparticipante.
“Ya en la segunda edición hubo una concursante que hizo una portada de Interviú”, recuerda esta exconcursante. “Quizá es lógico que busquen a personajes mediáticos cuando la productora se queda por contrato el 20 o 25% de nuestros derechos de imagen”, asegura. Durante los dos años posteriores a su aparición en MasterChef, el espacio se lleva un porcentaje de los ingresos de los eventos remunerados que son consecuencia de su aparición en él. Ya sea publicidad o un reality como Supervivientes o Gran Hermano VIP, como ya ha pasado con algunos exconcursantes. La productora prefiere no dar detalles. “La relación contractual y de exclusividad con los concursantes es la habitual en el sector y viene marcada por las necesidades que nos traslada la cadena”, afirma Shine Iberia.
Sin ayuda psicológica
“MasterChef no deja de ser un negocio al que tienen que sacarle rédito el problema es que lo logren con presupuestos de una cadena pública”, admite Pablo Pérez. “Y se nos ha olvidado muy rápido todo lo que ocurrió con Verónica Forqué [fallecida en 2021]”, apunta una de sus compañeras.
Shine Iberia insiste en que los participantes están monitorizados por psicólogos “contratados desde el primer año de emisión para que estén a disposición de los concursantes las 24 horas”, explicaba este viernes. Pero todos los aspirantes anónimos y famosos con los que ha hablado este periódico aseguran que nunca tuvieron constancia de que podían contar con ellos. El propio programa admitía a este periódico en 2018 que la versión del formato con niños no contaba con una persona especializada en psicología infantil.
“Mi última semana en el concurso estaba psicológicamente destrozado y no tuve ese tipo de asistencia”, dice Pablo Pérez, de la tercera edición. Los siguientes días después de salir, tenía pesadillas, me despertaba gritando de la tensión que seguía teniendo. Y eso que soy militar de profesión… Luego me ayudó mucho, porque aprendí a gestionarlo. Pero una persona que no esté preparada…”, comenta. Tanto él como su compañeros explican que cuentan con personas del programa que les brindan apoyo logístico y emocional en la casa en la que viven, pero no un psicólogo profesional.
Una aspirante del formato celebrity, que también prefiere no desvelar su identidad, asegura que en otros realitys en los que ha participado sí que ha tenido asesoría psicológica, pero no en MasterChef. “Los psicólogos estarían escondidos”, comenta con ironía. “Pasábamos horas y horas de pie. Acabábamos tirados en el suelo como perros. Al terminar la temporada, tuve que acudir al hospital por los dolores que tenía de tanta tensión. Es algo que no me había pasado en toda mi vida. Adelgacé cinco kilos”, asegura por teléfono esta participante, aunque no secunda las críticas de otros participantes famosos, como el cantante Xuso Jones, que han acusado al formato de manipulación y supuestos boicots a algunos concursantes para favorecer a otros.
Pablo Pérez sí que opina como Jones: “Estoy convencido de que ellos controlan las cocinas. He visto una nata poner a hervir y, por casualidad, el fuego se apaga. Y hornos que de repente dejan de funcionar”, asegura. “En mi edición sí que he visto momentos que no respetan la cronología de los hechos. Aparecen reacciones de algún participante que han ocurrido en un momento completamente diferente y han sido cortados y pegados en la sala de montaje”, prosigue.
Permanente apoyo de RTVE
El formato Celebrity, que comenzó a emitirse en 2016, ha sido el que más comentarios negativos ha generado, por el perfil y elevado caché de algunos de sus participantes, todo ello auspiciado por una cadena pública. La actriz y presentadora Patricia Conde, que participó en él recientemente, ha sido una de las más críticas con la forma que tiene el espacio de tratar sus contenidos, que considera manipulados por Shine Iberia.
La periodista y corresponsal internacional Teresa Aranguren formaba parte a propuesta de Izquierda Unida del Consejo de Administración de RTVE, en esos momentos “con mayoría por el Partido Popular”, en los años en los que se aprobó la versión con famosos. Consultada por este periódico, asegura que, en esos momentos, en el seno de la cadena pública no se consideraba al espacio como un formato polémico, “porque no lo era en las ediciones internacionales que ya se habían emitido antes”, dice por teléfono.
La versión con famosos (como la de niños) se propuso como un especial navideño, recuerda también por teléfono otro miembro del Consejo de Administración de esa época. “La obsesión de la cadena era mantener su gran presencia entre la audiencia en esas fechas. Se pensó como algo puntual y, tras sus buenos resultados de audiencia, se prolongó en la parrilla de TVE en busca de la gallina de los huevos de oro”, rememora. Este spin-off llegó a pesar de que el Consejo sí que había detectado críticas de los representantes sindicales en el pasado por la presencia de la nieta de Franco, Carmen Martínez-Bordiú, en un formato anterior: Mira quién baila. “La única polémica en torno a MasterChef que recuerde de esos momentos era su excesiva duración y lo tarde que terminaba, pero era una queja general con todo el prime time”, comenta Aranguren. “Ni siquiera resultaba muy polémico que se tratara de una producción principalmente externa”, comenta el que era su compañero en este organismo.
En los últimos tiempos, algunos de los trabajadores y extrabajadores de la cadena pública, como el corresponsal José Ramón Patterson, han pedido a través de sus redes sociales que RTVE elimine de su programación un contenido como el de MasterChef, que consideran polémico. Pero el Consejo de Administración actual consideraba la semana pasada que la última polémica en torno al programa de Shine Iberia “fue un error del control editorial de RTVE” y no de la productora. Desde Shine Iberia prefieren no opinar sobre las críticas de los trabajadores de la cadena pública. “TVE lleva 12 años obteniendo grandes datos de audiencia procedentes de MasterChef, un formato que ha cambiado la manera de entender la gastronomía en España, que pone en valor nuestro país como uno de los grandes destinos turísticos y culinarios del mundo, y que sigue acumulando premios. La relación entre la dirección de entretenimiento de RTVE y Shine Iberia es permanente. Ambos compartimos los valores de respeto y compromiso con la calidad que rigen MasterChef desde 2013. El día que TVE no quiera emitir el formato no lo renovará”, asegura, con el evidente apoyo del ente público. Según una consulta que realizó el Bluper al Portal de Transparencia en 2022, cada capítulo de MasterChef cuenta con un presupuesto superior a los 400.000 euros.
Más que "eliminar" el último programa de Masterchef de internet y las redes sociales, lo que debería hacer RTVE es prescindir de Jordi Cruz. Aún mejor: suprimir el programa de su parrilla. https://t.co/bv59UO7C6H
— José Ramón Patterson (@joseramonpatter) April 27, 2024
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