La nueva reina de España se llama Sharonne

Esta semana, Sharonne ha cumplido dos cosas: 46 años y el sueño de ser la nueva superestrella del transformismo en España, al alzarse ganadora de la segunda temporada de Drag Race España, que se emite en Atresplayer. Detrás de Sharonne está Cristóbal Garrido (Sabadell, 1976), que lleva desde los 18 en el mundo de la interpretación y ganándose la vida con espectáculos. Empezó con el teatro por amor al arte, pasión que combinaba con sus estudios de administrativo, pero siempre tuvo claro que su futuro estaba sobre las tablas. Y tras dos meses participando en un programa de búsqueda de talentos, Garrido recoge la corona como un reconocimiento al trabajo que ha hecho durante toda su vida.

Ganar Drag Race no es tarea fácil. A diferencia de otras producciones como MasterChef, donde la valía se demuestra frente a los fogones, en la carrera por ser la mejor drag queen hay que destacar en varios apartados. Se exige saber cantar, bailar, ser buena en la comedia y tener mano para la costura. En esta complejidad encuentra Garrido lo mejor del transformismo: “Para mí el drag es libertad a la hora de crear, de mostrar el arte o de lo que cada una quiera mostrar. Hay compañeras como Killer Queen [finalista de la primera temporada] para las que el drag es política. Para mí es entretenimiento. Para cada una es algo distinto y eso es lo bueno, que es un arte que se enriquece constantemente de todo lo que tiene a su alrededor y que va creciendo cada vez más y se ramifica hacia distintos lugares”, comentaba a este periódico a primera hora de la tarde del lunes.

En su paso por el programa ha triunfado no solo por lo versátil que ha demostrado ser, al ganar pruebas tanto de moda como en las que tenía que cantar, sino que ha destacado por su buen compañerismo: “Es mi manera de ser. Hay compañeras que entran con un personaje más malvado o con el papel de villano de la película, pero al final estamos todas conviviendo [aisladas y sin manera alguna de comunicarse con el mundo exterior] y es inevitable que no aflore tu personalidad. Es imposible”. En su caso, no hay grandes diferencias entre Sharonne y Cristóbal, ya que su personaje está creado inspirándose en sus vivencias, y todo lo que hace como drag tiene que ver con algo de Cristóbal. Como homenaje a las amas de casa, ha imitado sobre la pasarela los pasos de una de sus referentes en la película Ensalada de gemelas (1988), la actriz Bette Midler.

Existe quien critica que el transformismo salga de su territorio natural, recuerda Garrido. Algunas de sus compañeras más veteranas consideran el concurso como una forma adulterada del género, por lo general adscrito a locales del colectivo LGTBI. “Gracias a que evoluciona, empieza a tomarse en serio y a llenar espacios de televisión, espacios teatrales que antes estaban un poco olvidados porque se veía como un arte de segunda, y ahora goza de más protagonismo”, apunta él.

Garrido no se olvida de aquellas artistas que siguen en la sombra, en espectáculos de carácter más local. Lo sabe bien, porque es a lo que se ha dedicado durante los inicios de su carrera. Aunque él no lo recuerda, dice que sus dos hermanas mayores le cuentan cómo, ya desde pequeño, ofrecía en casa pequeñas actuaciones improvisadas. Así que nadie en su familia se extrañó cuando a los 14 años empezó con el teatro amateur. Ni cuando a los 18 pasó su primer casting para actuar en un programa de televisión española, Un verano de primera. Su padre trabajaba en un banco y pensó que este también sería un buen trabajo para su hijo, pero él quería ser artista. La única condición que le puso es que consiguiera un trabajo mejor pagado. Y cuando su primer sueldo cuadruplicó al de su padre, se acabó el debate.

En su casa siempre le apoyaron con sus espectáculos y nunca tuvo problema. La cosa fue un poco distinta cuando Garrido salió del armario, algo que les costó aceptar, pero que él entiende perfectamente. “Mis padres necesitaron un tiempo y yo creo que hay mucha gente que cuando sale del armario y tienen un rechazo familiar, no quiere decir que eso sea totalmente cierto. Muchas veces es porque los padres se niegan a aceptar que su hijo viva una realidad que le puede hacer daño. Entonces, en la mayoría de casos rechazan eso, no a sus hijos. A mis padres se les puso en el camino, aprendieron y acabaron no solamente entendiéndolo, sino apoyándolo. Las conciencias cambian, evolucionamos y muchas veces es porque desconocemos lo que hay detrás. Pero artísticamente jamás me han dicho lo que tenía que hacer, ni si esto era bien o era mal, porque desde muy joven yo me he ganado la vida con eso”.

Ahora tiene por delante una gira hasta final de año en El gran hotel de las reinas, el espectáculo de transformismo que nació de la primera temporada del programa. Además, es una de las cuatro drags que protagonizará Reinas al rescate, el nuevo formato de Atresplayer en el que viajarán a entornos rurales para apoyar a reinonas locales y presentado por Supremme de Luxe, también al frente de Drag Race España. No se conforma con poco, y le gustaría volver al mundo del cine. Ya tuvo una primera experiencia con el cortometraje Puta de oros (2000), que fue preseleccionado para los Oscar. Su reinado empieza ahora, y sabe que tiene una gran responsabilidad, pero de la que va a disfrutar, como ha hecho hasta ahora: “Tenemos mucho camino por delante, pero estamos felices porque tenemos trabajo. Hasta hace poco estábamos en un bar o en un restaurante. Así que esto es una bendición total y tenemos que agradecer lo que tenemos”.

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