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No es Keanu Reeves aunque lo parezca: el éxito de los ‘deepfakes’ de famosos en Tiktok

Cuentas ‘irreales’ de artistas como Tom Cruise, Keanu Reeves y Jason Statham sobrepasan los millones de seguidores

Deepfakes en Titktok
RR SS

[Esta pieza corresponde a uno de los envíos de la newsletter quincenal de Verne, a cargo de Anabel Bueno y Pablo Cantó. Si quiere suscribirse, puede hacerlo a través de este enlace].

En Tiktok se puede encontrar de todo. La plataforma de vídeos virales más exitosa de los últimos tiempos, y que incluso se ha convertido en el Google de la generación Z, ha ganado unos usuarios misteriosos: los deepfakes de famosos. Mientras se hace scroll, de repente sale un actor de Hollywood haciendo bailecitos. De primeras, parece ser que es el famoso en cuestión. Pero no, no es él, es simplemente un deepfake, como el de Lola Flores para un anuncio de la cervecera Cruzcampo, protagonizado por una reconstrucción digital de la cantante.

Uno de ellos es Keanu Reeves, que en esta red social tiene ocho millones de seguidores. No está muy claro quién está por detrás, pero por la similitud de las descripciones de las cuentas, parece ser que es el mismo que maneja el perfil irreal (unreal, en inglés) de la actriz australiana Margot Robbie (1,2 millones), del actor Jason Statham (10,3 millones) y del actor que protagoniza la saga Crepúsculo, Robert Pattinson (930.000 seguidores).

Se sabe que por detrás de la cuenta ficticia de Tom Cruise (3,7 millones) está Chris Ume, un belga experto en deepfakes y efectos visuales, y Miles Fisher, imitador del actor. Con esa combinación, consiguen que el vídeo sea muy creíble. Ambos son, además, fundadores de una empresa de inteligencia artificial y muestran en un vídeo como han conseguido lograr la imitación.

En su cuenta personal en Instagram, Ume muestra cómo es capaz de hacer más deepfakes con otras personalidades, como Justin Bieber. Respecto al permiso de los famosos para crear estos vídeos, él asegura que contactó (sin respuesta) con el equipo que representa a Cruise y que, en caso de que no se los aprobaran, los eliminaría sin problemas.

La idea detrás de los deepfakes es hacer que los videos falsos parezcan muy realistas y eso se logra con la ayuda de la inteligencia artificial. El peligro que se entraña es, si en lugar de bailes, se usa este tipo de tecnología para enviar ciertos mensajes o generar vídeos pornográficos sin el consentimiento de sus protagonistas. También existe la preocupación de que se pueda emplear deepfake para manipular las elecciones a través de videos falsos de políticos o famosos.

Gracias a la democratización de la inteligencia artificial, el número de deepfakes en Internet se ha duplicado a cada seis meses entre 2018 y 2020. Con aplicaciones y programas cada vez más fáciles de manejar, cualquier persona con acceso y un conocimiento básico de edición puede manipular o alterar una foto o vídeo. Hay herramientas, algunas incluso gratuitas, que permiten generarlos de forma rápida y sencilla. Aunque muchos no son profesionales y se nota que es un vídeo manipulado, los expertos creen que esto puede servir para engañar a personas que hacen un uso básico y poco crítico de la tecnología, como las personas mayores o los niños. Mientras más realista se parece, mayor es el riesgo de engaños. Según los portavoces del Centro Tecnológico Vicomtech, no son los vídeos, per se, que suponen un peligro: “Es el uso que se hace de ellos a lo que hay que prestar atención”.

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