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Guardias de 17 horas: el primer paso que Sanidad quiere dar para reducir las jornadas maratonianas de los médicos

La ministra Mónica García se compromete a reformar este año el estatuto marco que regula la profesión tras recibir más de 110.000 firmas contra las guardias de 24 horas

Tamara Contreras, la médica que ha recogido firmas contra las guardias de 24 horas y las ha entregado en el Ministerio de Sanidad, este miércoles en Madrid.
Tamara Contreras, la médica que ha recogido firmas contra las guardias de 24 horas y las ha entregado en el Ministerio de Sanidad, este miércoles en Madrid.Samuel Sánchez
Pablo Linde

La médica Tamara Contreras se ha presentado este miércoles en el Ministerio de Sanidad con una caja que contenía más de 110.000 firmas contra las guardias médicas de 24 horas (ya supera las 115.000 en la plataforma change.org). Mónica García, la titular de la cartera, ya anunció que esta legislatura abordaría el cambio de un sistema que considera “arcaico”. Tras reunirse con Contreras, se ha comprometido a cambiar este año el estatuto marco que regula la profesión médica. Será el primer paso para reducir estas jornadas maratonianas, algo que no será fácil, porque forma parte de la estructura de hospitales y centros de salud desde hace décadas. García quiere empezar poco a poco, reduciendo siete horas las guardias y que se queden en “un máximo de 17″.

La ministra es consciente de que el cambio llevará tiempo y mucho diálogo. Para empezar, con la propia profesión médica, en la que no todos están de acuerdo con la reducción de las guardias, ya que suponen muchas veces una parte sustancial de su sueldo (hasta un 40%, según cálculos del sindicato CSIF). “El hecho de que se acabe con las guardias de 24 horas no quiere decir que se vaya a bajar la retribución, lo que queremos es que los profesionales trabajen bien”, ha aclarado García.

También habrá que llegar a acuerdos con las comunidades autónomas, que son realmente las que contratan a los sanitarios y deciden en última instancia sus condiciones de trabajo. Lo que está en manos del ministerio es cambiar normativas y legislaciones para dar paso a estos cambios. Y la reforma del estatuto marco de la profesión será clave para esto: el objetivo es modificar la conceptualización de las horas de guardia, que se consideran complementarias y no extraordinarias. Esto quiere decir que son obligatorias y están peor pagadas que si fuesen extra, además de no contar para la cotización en la Seguridad Social.

“Lo primero que tenemos que hacer es reorganizarnos. En algunos servicios puede haber falta de profesionales, pero España está por encima del número [de médicos] por habitante de la UE [cuatro por cada mil, frente a 2,4 por cada mil en el resto de Europa]. Suecia tiene menos y ha quitado las guardias de 24 horas. Estamos hablando de reestructurar, organizar mejor a nuestros profesionales”, ha dicho García.

Contreras, intensivista de 42 años en un hospital de Menorca, ha salido de la reunión “más optimista” de lo que esperaba. Es consciente de que su aspiración (y la de muchos colegas) de reducir las guardias a 12 horas tardará años, pero ve un primer paso hacia las 17 como un objetivo realista a más corto plazo. “Eso ya sería una enorme diferencia. No es lo mismo llegar al hospital a las ocho de la mañana para salir a las ocho del día siguiente, que entrar a las tres de la tarde, cambia por completo, vas con otro espíritu”, sostiene.

Las guardias de 24 horas no son una práctica exclusiva de España. En muchos otros países del entorno también se hacen, pero han demostrado que incrementan el riesgo de fallos y, por lo tanto, pueden poner en riesgo a los pacientes.

Son también un foco de frustración de los propios médicos. Contreras empezó la recogida de firmas tras “una guardia mala”. “Tengo un perfil de Instagram para contar cómo funciona una UCI, pero al final me escribían cada vez más compañeros hartos, que se habían ido o se querían ir. Yo misma me quiero ir del sistema, a una consulta o a lo que sea”, asegura.

Quiere abandonar su puesto precisamente por las guardias: “Condicionan completamente tu vida. Yo en julio tengo 10 de 24 horas, un mes en el que los niños no tienen colegio y es trabajar sin parar. Y no puedes decir que no, porque está sujeto a las necesidades del servicio”.

La médica sabe que será difícil cambiar la situación, porque muchos compañeros son reacios. “Algunos me dicen que vamos a acabar peor de lo que estamos. Es por una cuestión económica, porque desde que empezamos la residencia, una buena parte del salario depende de las guardias. Pero yo tampoco quiero cobrar menos. La clave es el cambio en el estatuto marco para que las horas complementarias pasen a ser extraordinarias”, asegura.

A partir de ahí, habrá que ir servicio a servicio, estudiando las necesidades y, sobre todo, “siendo flexibles”. “No todos los hospitales son iguales. Algunas plantillas están infradimensionadas. Si somos pocos y hay que cubrir 24 horas, déjame no venir por la mañana, pero no me quieras bajar el sueldo. Que no sea todo o nada”, concluye Contreras.

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Sobre la firma

Pablo Linde
Escribe en EL PAÍS desde 2007 y está especializado en temas sanitarios y de salud. Ha cubierto la pandemia del coronavirus, escrito dos libros y ganado algunos premios en su área. Antes se dedicó varios años al periodismo local en Andalucía.
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